Entrevista

Caroline Jèrôme, cofundadora y directora de Fundación Xaley

Decimos trabajo infantil sí, pero controlado y con unos derechos garantizados
Por Esther Camuñas 2 de diciembre de 2016
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La Fundación Xaley, en colaboración con el Movimiento Africano de niños y jóvenes trabajadores, está impulsando la defensa de los derechos de la infancia en países como Senegal. Como asegura su fundadora y directora, Caroline Jèrôme, “apostamos por un modelo de cooperación más dignificante que deje atrás la caridad y las ideas de ‘El Norte ayuda al Sur’ o ‘El blanco ayuda al negro’”, una postura reconocida por los Premios Anesvad. En un país muy joven como Senegal, con una media de edad entre sus habitantes de 22 años, trabajar es un gran valor social, por lo que los jóvenes quieren contribuir con un empleo a la economía familiar. La Fundación Xaley cuida para que se den unas condiciones laborales dignas garantizando también el desarrollo psicosocial del niño. La motivación de Jèrôme es ver cómo cada día esos niños y jóvenes analfabetos de Senegal están consiguiendo con su fuerza, voluntad y resiliencia poner en marcha espacios educativos y seguir compartiendo en comunidad. Pero esta experta en emprendimiento social y cooperación advierte de que “hay un 80% de menores escolarizados en Senegal, aunque el índice de analfabetismo sigue siendo del 50% y el abandono escolar muy elevado”.

¿Cómo nace la Fundación Xaley?

La Fundación Xaley nació en 2008 de la admiración y el enamoramiento de unos jóvenes de Senegal que se habían organizado para defender los derechos de la infancia y la juventud de sus barrios. Ellos mismos están empoderados para alzar su voz. Y esto es solo una pequeñísima parte de lo que está ocurriendo en 27 países africanos que también forman parte del Movimiento Africano de niños y jóvenes trabajadores que, a día de hoy, tiene más de un millón de miembros.

¿Qué es el Movimiento Africano de niños y jóvenes trabajadores?

“El Movimiento Africano de niños y jóvenes trabajadores está constituido por asociaciones de jóvenes en 350 ciudades de África”

Este movimiento nace en 1994 en Costa de Marfil, a raíz del éxodo rural. Las niñas de estas familias de Dakar tenían que trabajar como empleadas del hogar y, en el trayecto para llegar a las casas donde trabajaban, empezaron a compartir su frustración por no ir al colegio, sus sueños, los malos tratos que recibían, etc. Viendo que se sentían mejor compartiendo lo que les pasaba, vieron el poder de lo colectivo. Hasta ua de ellas empezó a enseñarlas a leer. El movimiento fue creciendo y aumentaron sus miembros. En el Día Internacional del Trabajo se juntaron alrededor de 500 niños y el movimiento se hizo visible. Fue cuando el mundo adulto les miró por primera vez y alguna organización local les ayudó a redactar la carta de los 12 derechos. Es un movimiento constituido por asociaciones de jóvenes en 170 ciudades de África y grupos de base que se unen para hablar de salud, derechos de la infancia y promover la alfabetización y escolarización y otras actividades deportivas.

¿Cuál es la realidad de Senegal?

“En Senegal, un 44% de las personas vive por debajo del umbral de la pobreza”

Es un país relativamente pequeño con alrededor de 14 millones de habitantes y un 44% de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza. Es mayoritariamente rural, porque solo hay un 45% que habita en ciudades. También es muy joven, con una media de edad entre la población de 22 años. Llama la atención la cantidad de niños que tiene: de media hay cinco hijos por mujer. El problema es que el sistema educativo no puede absorber a todos los niños y niñas; no hay tantas plazas en los colegios. El país vive principalmente de la agricultura (producción de cacahuete y mango), la pesca, las minas de fosfato, las refinerías y la exportación de oro.

¿Por qué la tasa de mortalidad infantil es de 50 defunciones por 1.000 nacimientos?

Las principales razones son las malas condiciones del agua y la diarrea que esto provoca. Solo el 73% de la población senegalesa tiene acceso al agua potable. También hay una clara deficiencia educativa sobre cómo prevenir la diarrea y sobre la higiene básica. Pese a las campañas de sensibilización, sigue habiendo falta de conciencia acerca de la malaria; cuando aparecen los primeros síntomas, se tratan de curar con remedios caseros que no son efectivos. Hay problemas de malnutrición y el cambio climático está generando problemas en la autosuficiencia de las familias, debido a la sequía y la falta de pesca.

¿Es el trabajo infantil la única salida para los niños y jóvenes senegaleses más vulnerables?

“A veces, las jornadas laborales y las tareas imprescindibles para la familia requieren de los niños 10 horas al día”

En realidad, según datos oficiales, hay un 80% de niños escolarizados e inscritos. En muchas ocasiones compatibilizan el trabajo y la educación, bien porque la familia lo necesita o porque ellos quieren contribuir. Hay muchos pequeños que viven teniendo que trabajar. Culturalmente es importante para su valor en la sociedad y es aceptable bajo condiciones dignas. Pero sí que hay menores que son víctimas de la explotación, y esto es lo que estamos tratando de regular. A veces, las jornadas laborales y las tareas imprescindibles para la familia requieren de 10 horas al día. Desde Xaley y el Movimiento Africano se trata de asegurar un equilibrio entre el desarrollo psicosocial del niño y adolescente y su contribución a la economía familiar.

¿Se han evaluado las consecuencias que puede tener para la salud física y mental de un niño trabajar desde la infancia?

Trabajar en talleres mecánicos o labores de albañilería hace que los pequeños asuman unas tareas que por su fuerza física no deberían estar haciendo. Son servidores del mundo adulto, y esto es un peligro para su salud física y también su autoestima, que afecta al niño para que pueda ser dueño de su vida. Desde la organización se trata de concienciar a todos los menores y adultos de que no es normal trabajar 12 horas al día ni ser maltratados, ni recibir abusos sexuales o sufrir violencia. Esta es una realidad muy preocupante. Por tanto, decimos trabajo infantil sí, pero controlado y con unos derechos garantizados.

¿Cómo es el trabajo que la Fundación Xaley lleva a cabo para garantizar los derechos de los niños y niñas de Senegal?

Acompañamos a este movimiento de la mano de otra organización local de adultos senegalesa. Estamos financiando las actividades que ponen en marcha, como pagar a los profesores, el material que necesitan para la formación profesional y también un apoyo técnico. En el caso de salud, por ejemplo, generamos espacios de reflexión para entender que la salud es algo más que la ausencia de enfermedad. Ayudamos a abrir horizontes, mentes y traer nuevas metodologías de trabajo, sobre cómo dinamizar grupos. Es un trabajo de cocreación.

¿De qué manera se trabaja la salud comunitaria en los barrios?

“Damos las herramientas de formación a las mujeres jóvenes y ellas mismas diseñan los contenidos de otras charlas para luego transmitirlos a otras madres”

Construyendo esos espacios de diálogo para entender la salud de forma integral, porque ya sabemos que la ignorancia que padecen es una lacra limitante que les impide ver todas las posibilidades que podrían tener. Por ejemplo, ayudamos a las madres embarazadas concienciándolas a través de sesiones formativas para que aprendan a cuidarse y de esta forma cuidar al bebé. Ellas mismas han diseñado los contenidos y compilado el conocimiento para poder luego transmitirlo a otras madres. Por tanto, nosotros facilitamos espacios de reflexión, damos las herramientas de formación y, luego, ellas van ampliando estas charlas, que pueden ser unas 700 al año.

¿Cuál es el nivel de analfabetismo en Senegal?

“El profesorado trabaja en condiciones muy precarias, sin cobrar muchos meses y en huelga”

A día de hoy es un 50%, pero realmente es un problema inmenso. A pesar de su escolarización, los niños no aprenden nada en la escuela por varias razones. Una de ellas es que todo el programa educativo es en francés, pero su idioma principal es el wolof, así que no entienden los contenidos. También vemos que hay mucho abandono escolar, debido a que se desmotivan porque no aprenden y por eso se dedican a trabajar. Además, el profesorado trabaja en condiciones muy precarias, sin cobrar muchos meses y en huelga. Y también por la propia situación de los colegios, ya que están masificados. Esto hace que el sistema educativo no tenga un resultado favorable en el aprendizaje y en el desarrollo del país.

¿Cómo se están salvando estas distancias para un buen desarrollo educativo?

Una de nuestras nuevas líneas de trabajo es empezar a trabajar con los colegios y con una organización socia española que es la Red Internacional de Educación. Juntos vamos a trabajar en tres colegios tratando de generar un modelo alternativo, proponiendo una enseñanza bilingüe (wolof-francés), una enseñanza de teleinnovación, de pedagogías para masas, de cómo implicar a las familias en la comunidad. Estamos identificando estas vías para la renovación educativa.

¿Qué ha significado para la Fundación Xaley recibir el Premio “Innovar” de Anesvad?

Estamos apostando por un modelo de cooperación y educación distinto, más innovador y dignificante, acabando con las ideas de “El Norte ayuda al Sur” o “El blanco ayuda al negro”, en el que dejamos de ver a la población del Sur como receptores de ayuda y sí tener en cuenta cómo estos niños y jóvenes han iniciado este movimiento. Queremos mirar el intercambio de otra manera y tratar de que sea una relación bidireccional en la que se pone en valor las dos culturas. El premio de Anesvad celebra esta apuesta por la innovación, por la colaboración, y queremos ser catalizadores de otras organizaciones, empresas y otros agentes que puedan contribuir a este movimiento e intercambio. Este premio nos dará visibilidad y voz.

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