Entrevista

David Azcona, presidente de La Voz de los Adoptados en España

Los niños adoptados necesitan conocer su historia para construir su identidad
Por Azucena García 6 de marzo de 2010
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Ni ocultismos, ni mentiras, ni esfuerzos por endulzar una historia que, en ocasiones, tiene poco de dulce. La verdad sobre la adopción se debe conocer para entenderla. Cuando esto no ocurre, muchos jóvenes adoptados se culpan de su abandono, tienen problemas de identidad o sienten rabia hacia la familia adoptiva y la biológica porque no han elaborado el duelo que debe seguir a toda pérdida. Son personas abandonadas, una expresión que en ningún caso se debe temer, sino que es necesaria para comprender. «La verdad duele, pero es la verdad», subraya David Azcona, presidente de La Voz de los Adoptados en España.

Hace un año y medio creó un blog sobre adopción y hoy preside una asociación de ámbito nacional, ¿cómo fue este proceso?

La asociación nació hace cinco años en Francia a raíz de la experiencia personal de tres mujeres adultas adoptadas que creyeron en la necesidad de crear un punto de encuentro. En mi caso, hace un año y medio tuve también la necesidad de expresarme y escribir lo que sentía. Así inicié un blog en el que conté mi historia. En la primera entrada, explicaba por qué empezaba ese blog, por qué necesitaba contar y que alguien me escuchara. Sólo una semana después, muchas personas adoptadas me llamaron o me enviaron mails, de forma masiva, en los que aseguraban que por primera vez en su vida escuchaban a alguien que sentía como ellos. Así se convirtió en un foro de adoptados adultos. Entonces contactamos con la asociación en Francia para estudiar la posibilidad de ponerla en marcha en España y, en la actualidad, se ha implantado en todo el país. Contamos con casi 700 personas en la organización, 23 delegaciones y una asociación de madres biológicas.

Habla de adultos, ¿pero también hay niños con las mismas preocupaciones?

Los socios son siempre personas adultas, pero hay niños con las mismas preocupaciones. Entre las múltiples actividades que desarrollamos, realizamos un seguimiento a los menores mediante talleres o campamentos, estamos muy cerca de ellos. Otro programa nos permite acercarnos a padres o personas no adoptadas que acuden con sus hijos. En el caso del servicio de apadrinamiento, una persona adulta adoptada contacta con el menor, niño o adolescente, y habla con él por teléfono o por mail, siempre con permiso paterno. También trabajamos en la fase de la adolescencia, desde 16 hasta 21 años, porque es cuando la situación es más complicada y necesitan ayuda para construir su identidad, entender y mantener las relaciones sociales o escolares.

¿Son los propios adolescentes quienes se ponen en contacto con La Voz o la comunicación se realiza a través de los padres?

“Muchos adolescentes nos llaman sin hablarlo antes con sus padres”

Los datos sorprenderían, sobre todo, las cifras de adolescentes que nos llaman sin hablarlo con sus padres, sin que ellos lo sepan. Lo normal sería que nos llamaran más padres, pero son mayoría los adolescentes que nos mandan mails para contarnos su historia y sus sentimientos.

¿Se informa a los padres de ese contacto?

Intentamos ver a los adolescentes cada semana, pero nunca quedamos con un menor de edad sin permiso paterno. Si un menor nos contacta, le pedimos que lo hable en casa. Entonces organizamos una cita con los adolescentes y los padres, que en su mayoría entienden las preocupaciones de su hijo. Puede ser que algunas veces mantener contacto entre adoptados se ha visto como un intento de diferenciación desde un punto de vista negativo, como si intentáramos crear un gueto, pero no es así. En muchos aspectos somos diferentes y entre nosotros nos ayudamos y entendemos.

¿Por qué se busca a la familia biológica?

Buscamos construir nuestra identidad, elaborar nuestra historia para rellenar los huecos en blanco que tenemos en nuestra vida. La búsqueda se realiza con el fin de saber y entender por qué estamos aquí. Muchos necesitamos la búsqueda de la familia biológica para comprender y poder continuar hacia adelante. Muchas veces sentimos que es complicado mirar hacia el futuro, mirar hacia atrás y ver que faltan muchas piezas es nuestra historia.

¿Qué consecuencias tiene el hecho de no elaborar su historia?

“Una vez que el menor tiene una familia no es feliz por obligación”

Creemos que todavía muchos ciudadanos desconocen qué es la adopción. La adopción es una medida de protección excepcional para la infancia, apropiada cuando un menor está desamparado, abandonado. Todos los ciudadanos debemos trabajar para que ese menor tenga una familia. ¿Qué ocurre? Una vez que el menor tiene una familia no es feliz por obligación. Es un menor que ha sufrido una pérdida que, consideramos, es de las más fuertes. Se reconocen las pérdidas por muerte o por divorcio, pero no por abandono. Por eso, reclamamos el reconocimiento de pérdida por abandono porque marca para toda la vida, así como las relaciones y las experiencias.

Es una pérdida que los niños abandonados no pueden o no saben expresar. No pueden sacar la rabia que sienten y, además, se les reclama sentirse afortunados y pensar que tienen buena suerte. Si un niño de seis años se quejara, se le compararía con otros niños que, según la opinión de los adultos, están en una situación peor para hacerle entender que él es afortunado. La consecuencia es que ese niño no puede elaborar el duelo que sigue a toda pérdida. Muchos menores adoptados llegan a la adolescencia sin haber elaborado ese duelo porque se le oculta su realidad o no se le deja expresarse. Entonces aumenta su rabia, se crea en un interior una especie de monstruo al que ni siquiera sabe poner nombre porque no sabe qué es.

¿Cómo se detecta que un niño o un adolescente tienen problemas de identidad?

Las personas adoptadas tienen un doble handicap, deben separarse de dos familias: la biológica y la adoptiva, pero la biológica se la han imaginado debido a la falta de datos, y la rabia que tienen hacia la biológica y la adoptiva se acumula hacia esta última. Eso duele y hace temblar el vínculo que se ha conseguido con la familia adoptiva. Se sienten abandonados y surgen los problemas de identidad.

¿Cómo es la relación con los hijos biológicos de la familia que adopta, cuando los hay?

Un hijo biológico te hace pensar. Se siente envidia porque cuando crezca no tendrá dudas. Te comparas con él. Por eso es importante que los padres “estén ahí”. Así lo llamamos. Porque gracias a que ellos están ahí podemos seguir hacia adelante y elaborar nuestra historia.

¿Es imprescindible, por lo tanto, hablar al niño de la adopción, decirle que es adoptado?

“Contar a un niño que es adoptado no es decirle que era muy deseado y se le fue a buscar en avión”

Primero hay que definir qué es contarle que es adoptado. ¿Significa decirle que era un niño muy deseado y que le fueron a buscar en avión y le trajeron a España? Eso no es la adopción. Hay que contar la adopción en su persona porque él es el protagonista. La adopción empieza en un abandono. Todos los adoptados son abandonados, pero se cuenta desde el punto de vista de los padres, y no es así. No existe el derecho a adoptar, existe el derecho a ser adoptado si nos han abandonado. Hay que cambiar la idea de esa necesidad de tener un hijo. Las familias que adoptan son familias que se ofrecen a acoger a una persona abandonada y a trabajar con ella. Son padres terapéuticos, que deben ayudar a entender los orígenes.

¿Entonces cómo se habla de la adopción?

No es agradable hablarle a un hijo de abandono, pero es su historia y, desde el momento en el que se inicia el proceso de adopción, se conoce y se debe tener claro que hay que trabajarla con él. Hay que elaborarla desde el principio, siempre se debe contar la verdad. Tiene que conocer la palabra abandono, que da más miedo a los adultos que a ellos. Un niño con cinco años puede empezar a conocerla para que a los ocho la empiece a entender. Nunca hay que dar datos falsos. Siempre hay que contar la verdad, de forma gradual y natural. El hijo tiene que saber que siempre se estará para hablar. Un consejo que damos a los padres es que cuando el hijo exprese dolor y rabia, se entienda su dolor. Muchas personas adoptadas tienen problemas de identidad, sienten miedo o pánico al abandono todos los días de su vida.

La situación es igual en el caso de la adopción nacional e internacional.

“Los sentimientos de abandono son los mismos. Da igual que se adopte a un bebé con tres meses que a un niño con siete años”

Los sentimientos de abandono son los mismos. Da igual que se adopte a un bebé con tres meses que a un niño con siete años. Ambos tendrán que elaborar un duelo debido al abandono. Han sufrido el mismo abandono. En el caso de la adopción internacional, destaca el factor racial. Consideramos que todavía vivimos en una sociedad racista. Los adolescentes con quienes trabajamos sufren racismo en el colegio, quizá en menor medida que antes, pero lo sufren.

Por esta razón, la asociación ayuda en la búsqueda de los orígenes. ¿Es frecuente que las personas adoptadas busquen a su familia biológica o sólo se busca conocer el pasado?

Toda persona adoptada tiene que hacer una búsqueda, que se divide en varias fases. La primera es la búsqueda de identidad y, para muchas personas, es necesario saber más. Es el puzle de su historia les faltan piezas, otras están mal construidas y otras se han inventado. Se crean fantasmas. En muchos casos, para construir el puzle hay necesidad de buscar el contacto biológico, los orígenes. Algunos piensan que quieren buscar todo, pero conocen unos nombres, varios datos, y ya no quieren saber más. Otros necesitan contactar con la familia biológica.

¿Cómo es ese contacto?

“En ningún caso se deben recopilar unos datos y aparecer en la puerta de casa de la madre biológica”

Contamos con un equipo de búsqueda especializado, porque en ningún caso se deben recopilar unos datos y aparecer en la puerta de casa de la madre biológica. Requiere una preparación, entender y comprender que se pueden encontrar cosas buenas y malas. Hay que estar preparado y contar con un mediador para que ayude a la persona adoptada y a la familia biológica. Luego llegará el contacto. Es un trabajo que requiere dedicación. Nunca recomendamos buscar un teléfono de contacto, llamar y aparecer.

Será inevitable el miedo de los padres adoptivos.

Los padres adoptivos nunca tienen que tener miedo. No buscamos una familia porque ya la tenemos. Buscamos saber, nuestra identidad, entender, pero no una familia. No buscamos a la familia para sustituir a la que tenemos, sino para construir nuestra historia.

¿Se da el caso contrario: padres que dieron a sus hijos en adopción y se ponen en contacto con la asociación para encontrarles?

Al menos una decena de familias contactan al día con nosotros. Pero insisto: el derecho a buscar y el derecho a la identidad lo tienen los niños adoptados, no los padres biológicos. De todas formas, les apoyamos y hemos creado una asociación de madres biológicas. El abandono de un hijo nunca es reprochable porque hay una gran variedad de circunstancias.

¿Qué sentimiento queda cuando la búsqueda es infructuosa?

“Cuando una persona está preparada para buscar, también lo está para no encontrar nada”

Si se sabe qué se busca, nunca es infructuosa. Cuando una persona está preparada para buscar, también lo está para no encontrar nada. Busca entender hasta donde puede. Si se busca durante dos años y se encuentra un nombre o ninguno, se sabe lo que hay y la persona puede estar satisfecha porque ha buscado.

Asegura que algunas fechas especiales, como el cumpleaños, no se viven como una celebración, ¿por qué?

El cumpleaños es una fecha complicada porque es el día en el que tu madre biológica dio a luz. Ese día te acuerdas más de ella y piensas que se tiene que acordar de ti. Soplas la vela rodeado de gente que te quiere, pero piensas en que ese día otra persona te tuvo. Es un día complicado, pero si has elaborado tu historia, sabes que es el día en el que naciste, en el que otra persona te tuvo y luego te abandonó, pero puedes seguir adelante.

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