Defender los derechos de los niños y niñas

La Convención de los Derechos del Niño cumple 18 años sin que todos los países hayan ratificado aún este tratado ni se garantice su cumplimiento efectivo
Por Azucena García 20 de noviembre de 2007

La Convención de los Derechos del Niño cumple 18 años y es hora de hacer balance. Las ONG que trabajan en el ámbito infantil reconocen que, gracias a este texto, se ha conseguido descender la tasa de mortalidad y mejorar el acceso a la educación. Sin embargo, reclaman el cumplimiento efectivo del tratado, que aún no ha sido ratificado por Estados Unidos ni Somalia. Las estadísticas son demoledoras: unos 218 millones de trabajadores infantiles, cerca de 20 millones de niños y niñas que sufren malnutrición severa, más de 1.000 muertes cada hora… “Es un momento para reflexionar sobre los avances realizados y los desafíos pendientes”, advierten las organizaciones.

Derechos de la infancia

Derechos de la infancia

Este año se conmemora la mayoría de edad de la Convención sobre los Derechos del Niño. Un texto que fue aprobado el 20 de noviembre de 1989 y que se ha convertido en el tratado internacional más ratificado del mundo. Sólo Estados Unidos y Somalia no lo han respaldado todavía. Su contenido es jurídicamente vinculante, lo que significa, según recuerda Unicef, “que su cumplimiento es obligatorio”. Sin embargo, un año más, con motivo de la celebración del Día Universal del Niño, las estadísticas vuelven a recordar que todavía hay unos 218 millones de trabajadores infantiles, más de 70 millones de niños y niñas que no van a la escuela, cerca de 20 millones que sufren malnutrición severa, más de 13 millones que son huérfanos por el sida, unos 10 millones de menores de 5 años que mueren cada día por enfermedades, en su mayoría, prevenibles y tratables… Éstos son sólo algunos datos.

“El 18 aniversario es un momento de celebración y de difusión de los derechos de todos los niños, pero también un momento para reflexionar sobre los avances realizados y los desafíos pendientes”, recuerdan desde Unicef. Lo ideal sería que todos los países aplicaran este tratado para mejorar la vida de millones de niños y niñas, por lo que esta organización ha creado el programa CDN@18, que pretende dar a conocer los derechos de los menores para motivarles a jugar “un papel activo” que ayude a difundir el impacto y la relevancia que estos derechos tienen en sus propia vidas. “A pesar de que se ha avanzado mucho sobre el papel, todavía queda un largo camino para asegurar ese cumplimiento efectivo de los derechos”, añade un portavoz de Save the Children.

“A pesar de que se ha avanzado mucho sobre el papel, todavía queda un largo camino para asegurar ese cumplimiento efectivo de los derechos” de los niños y niñas

La Convención de los Derechos del Niño ampara a todos los menores de 18 años, “sin excepción”, a los que reconoce el derecho a la identidad, a la libertad de expresión y de asociación, a la salud, a la educación y a la protección. También garantiza el derecho de los niños a expresar su opinión y a que ésta se tenga en cuenta en todos los asuntos que les afectan. Es imprescindible que todos estos derechos sean respetados y que exista un compromiso para ello. “Sin embargo tenemos que constatar otro hecho: a pesar de que se ha avanzado mucho sobre el papel, todavía queda un largo camino para asegurar ese cumplimiento efectivo de los derechos”, lamenta Save the Children.

Desde Manos Unidas recuerdan que la mayoría de los pequeños a los que no se respeta estos derechos viven en países en vías de desarrollo, donde existen leyes que, en teoría, les protegen y amparan, pero “no se dan las circunstancias ni económicas ni sociales que les permitan desarrollar los primeros años de su vida al cuidado de sus familias e instituciones”. Por su parte, el informe ‘Un panorama del bienestar infantil en los países ricos’, del Centro de Investigaciones Innocenti, de Unicef, revela que en estos países “no existe una correlación evidente” entre el bienestar infantil y el PIB per capita. Tener más dinero no es sinónimo de felicidad. “La República Checa, por ejemplo, alcanza una posición general de bienestar infantil más alta que muchos países más ricos, como Francia, Austria, los Estados Unidos y el Reino Unido”, detalla el estudio.

Avances y desafíos

Los niños y niñas constituyen un tercio de la población mundial. Son el futuro y, por ello, en los últimos años se ha hecho un esfuerzo por conseguir avances en el acceso a la educación, así como la reducción del trabajo infantil. No obstante, Unicef identifica cinco prioridades relacionadas con los más pequeños:

  • Aumentar las tasas de supervivencia y desarrollo.
  • Prestar una educación básica universal y potenciar la educación secundaria.
  • Garantizar la protección infantil contra la violencia y la explotación.
  • Proteger frente al VIH/sida.
  • Promocionar políticas y alianzas a favor de los niños y niñas.

Respecto a los avances, se ha producido un descenso en la mortalidad infantil, que ha pasado de 12,7 millones en 1990 a 9,7 millones en 2006. Además, aunque todavía 115 millones de niños y niñas no asisten a la escuela, en 2005 el 89% tenía acceso a la educación frente al 86% de 1990. Por otro lado, el número de trabajadores infantiles descendió un 11% desde 2002 hasta 2006.

La Convención sobre los Derechos del Niño ha logrado cambios importantes en la vida de los más jóvenes. Además de los citados, se ha conseguido que el castigo físico sea declarado ilegal en el ámbito de la familia. De hecho, 14 países del mundo lo han prohibido expresamente. En la escuela, los países firmantes de la Convención se comprometen a impartir educación obligatoria y gratuita a todos los niños y niñas, al menos en la enseñanza primaria, y en España se ha ampliado también a los niños entre 3 y 6 años.

Protocolo en conflictos armados

Una de las principales preocupaciones de los países firmantes de la Convención de los Derechos del Niño es la participación de estos en los conflictos armados. Según datos de Naciones Unidas, en 2006 había más de 250.000 niños y niñas involucradas en conflictos armados. Por ello, la Convención cuenta con un Protocolo que insta a los países firmantes a adoptar “todas las medidas posibles” para que ningún miembro de sus fuerzas armadas menor de 18 años participe directamente en hostilidades, censura el reclutamiento obligatorio y defiende la aplicación efectiva de todas las disposiciones de este Protocolo.

Diez años después de la publicación del informe de Naciones Unidas “Las Repercusiones de los Conflictos Armados sobre los Niños” (1996), conocido como Estudio Machel, un nuevo informe evalúa los progresos y define las dificultades y las prioridades decisivas para el futuro del Programa de los Niños y los Conflictos Armados. Este informe recoge opiniones de unos 1.700 jóvenes de 92 países en conflicto, reunidos mediante una serie de debates de grupos organizados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y otras ONG.

En el informe, titulado “¿Nos escucharán?”, los jóvenes piden que sus derechos sean respetados y protegidos por todas las personas, reclaman justicia y protección contra la violencia para que ningún menor pueda ser utilizado como soldado, “esposa de campaña” o esclavo, abogan por espacios seguros libres de conflicto donde poder estudiar y jugar, defienden la reconstrucción de las escuelas, los hospitales y las clínicas que han quedado destruidas, piden trabajo y medios para sobrevivir, y exigen atención para los niños y niñas excluidos.

Mejorar la calidad de vida de los menores

Mejorar la calidad de vida de los menores

El trabajo de las organizaciones no gubernamentales (ONG) a favor de los niños permite en gran medida mejorar la calidad de vida de estos. En muchos casos, estas organizaciones se encargan de velar por el cumplimiento de sus derechos y les garantizan un entorno estable y seguro. Los programas que desarrollan se centran en aspectos tan importantes como la salud, la educación y la alimentación.

Atención a menores enfermos. Estos proyectos centran sus esfuerzos en atender a niños y niñas enfermos que no pueden ser tratados en sus países de origen. Es el caso de la Asociación Mensajeros de la Paz, que traslada hasta España a pequeños víctimas de conflictos bélicos para proporcionales el tratamiento médico y psicológico que necesitan. La Asociación también cuenta con centros sociales en varios países del mundo, en los que presta atención infantil, y realiza actividades como la distribución de juguetes en centros escolares.

Acceso a la educación. Save the Children puso en marcha hace algo más de un año la campaña ‘Reescribamos el Futuro’, que ha logrado que 3.4 millones de menores en más de 20 países hayan mejorado la calidad y la seguridad de su educación, y otros 590.000 hayan accedido por primera vez a la educación primaria. El objetivo es lograr la escolarización de al menos ocho millones de niños en países en conflicto hasta 2010. Otra de las acciones de esta ONG es la carrera escolar “Kilómetros de solidaridad”, cuyo objetivo es también ofrecer educación y atención sanitaria a miles de niños y niñas.

Combatir la desnutrición. La ONG Ayudemos a un Niño dispone de Unidades de Recuperación Nutricional (URN) en Nicaragua, el segundo país más pobre de Latinoamérica. Este programa se desarrolla desde 2002 en más de 22 comunidades y en la actualidad beneficia a más de 3.000 niños y niñas. Mediante este proyecto se ha conseguido disminuir los casos de desnutrición y enfermedades carenciales. Las instalaciones son cedidas por las diferentes comunidades y gestionadas por un equipo de madres voluntarias.

Garantizar la atención sanitaria. La falta de medicamentos y de facultativos es uno de los problemas más acuciantes de los países en vías de desarrollo o en conflicto. La atención sanitaria no siempre está garantizada y esto implica consecuencias tan graves como la muerte de millones de niños cada año. La solución que encuentran las organizaciones no gubernamentales son la instalación de consultorios permanentes en las zonas más afectadas o la utilización de unidades móviles, que permiten llegar a los lugares más alejados y trasladar a los enfermos para recibir la atención que necesitan.

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