Entrevista

Albán del Pino, socio fundador y técnico de proyectos de Mundo Cooperante

Cada año tres millones de niñas corren serio riesgo de ser mutiladas genitalmente
Por Esther Camuñas 13 de enero de 2017
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Imagen: Albán del Pino

Mundo Cooperante trabaja a favor de los derechos humanos de la mujer y, en concreto, en la lucha contra la mutilación genital femenina (MGF) en dos países de África Occidental, Kenia y Tanzania, que tienen ya unos índices de incidencia relativamente bajos (21% y 15%) en comparación con otros de su entorno. Su socio fundador, Albán del Pino, afirma que “estos países tienen muchas posibilidades de ser de los primeros en los que esta práctica sea erradicada en pocos años” y le gusta pensar que “si lo logran, podrá servir de ejemplo a seguir por otros”. Con más de 10 años como técnico de proyectos de la ONG, Albán conoce de cerca la realidad de la cooperación en varios países, de ahí que pueda asegurar que “no existe ninguna región o país del mundo en el que podamos hablar de igualdad real de derechos entre las mujeres y los hombres o las niñas y los niños”. En la actualidad, para contribuir a cambiar poco a poco esta situación, está volcado en la campaña “Pulseras contra la MGF” que tiene un objetivo: “la erradicación de la mutilación genital femenina en el mundo”.

¿Por qué es mayor el riesgo de abuso a los derechos humanos de las mujeres y niñas?

“El 70% de las personas más pobres del mundo son mujeres y son niñas”

Para responder a esta pregunta hay que partir de reconocer una realidad: no existe ninguna región o país del mundo en el que podamos hablar de igualdad real de derechos entre las mujeres y los hombres o las niñas y los niños. Todos lo sabemos, cualquiera puede verlo en nuestra vida diaria. Sin embargo, en aquellos contextos sociales en los que existen altos índices de pobreza, en los que la vida es casi una lucha diaria por la supervivencia, esta desigualdad se manifiesta en su totalidad y con toda crudeza. El 70% de las personas más pobres del mundo son mujeres y son niñas. Ellas ocupan el último lugar para todo: la salud, la educación, el trabajo, los recursos o las propiedades. La discriminación de género implica que las mujeres y las niñas lo van a tener siempre más difícil.

¿Qué tipo de discriminación sufren las niñas frente a los niños?

En las familias sumidas en la extrema pobreza se da prioridad a los hijos varones. Las niñas sufren mayor desnutrición que sus hermanos y tienen muchas más posibilidades de tener que abandonar la escuela. Su salida es casarse y pasar el resto de sus vidas bajo la tutela de sus maridos. Sin apenas capacidad para controlar sus vidas o sus destinos, ¿qué podrán ofrecer a sus hijas sino exactamente lo mismo? De esta forma se perpetúa su exclusión. Pero esta realidad tiene una cara aún más terrible porque también se impone con violencia. No una violencia general, sino una violencia que se ejerce de forma específica sobre las niñas y las mujeres de diversas maneras; una violencia ante la que no pueden defenderse y que busca, en última instancia, su sometimiento a las reglas establecidas.

¿A qué tipo de violencia se ven sometidas las mujeres y niñas?

“Cada vez más constituciones y legislaciones prestan atención al problema de la violencia de todo tipo hacia la mujer”

Hablamos, por supuesto, de la violencia machista del entorno doméstico, pero también de los matrimonios precoces forzosos, de la mutilación genital, de los llamados crímenes de honor, de la explotación sexual o de la violación como arma de guerra. Todas ellas son formas de violencia de género que se manifiestan dependiendo del contexto social. En muchos países del mundo la violencia contra las mujeres y las niñas está generalizada: se ejerce en las casas, en las calles, en las escuelas, en sus propias comunidades… Un ejemplo es que cada año tres millones de niñas corren serio riesgo de ser mutiladas genitalmente. Tras generaciones enteras esto ha llegado en muchos casos a justificarse bajo conceptos tan ambiguos como el “honor” o la “tradición”, cuando lo que encontramos siempre es el mismo objetivo: mantener un modelo social en el que los hombres ocupan una situación de privilegio y ostentan el control y el poder. La buena noticia es que en el mundo está habiendo avances en favor de la igualdad y por la defensa de los derechos las mujeres. Cada vez más constituciones y legislaciones prestan atención al problema y contemplan la necesidad de una protección específica para las mujeres, lo que se traduce en avances respecto a su situación social y el papel que ejercen en su comunidad y en sus familias.

¿De qué forma contribuye Mundo Cooperante para luchar contra la vulneración de estos derechos?

En Mundo Cooperante nos hemos centrado en ayudar de forma directa a las niñas y a las mujeres a afrontar su situación de vulnerabilidad y a superar sus desventajas. Nuestro trabajo es sobre todo de apoyo con recursos económicos. Pero lo que nos maravilla contemplar es el poder, la determinación, el compromiso y la creatividad con que ellas se enfrentan a sus dificultades. Lo vemos cada día en el esfuerzo extra que las niñas precisan para sacar adelante sus estudios o en la forma en que una mujer es capaz de distribuir los recursos de que dispone con una mentalidad más colectiva. En la actualidad trabajamos realizando proyectos que protegen a las niñas frente a la explotación sexual y los abusos. Financiamos hogares y escuelas que facilitan su acceso y continuidad en la educación. También apostamos por proyectos que ayuden a las mujeres a crear y generar sus propios recursos, a ser independientes económicamente. Para ello hemos creado fondos de microcréditos para mujeres en Colombia o en Pakistán, este último, por cierto, uno de los países del mundo más difíciles para una mujer. Otro conjunto de acciones en el que estamos muy volcados pretende contribuir a un objetivo conjunto: el de la erradicación de la mutilación genital femenina en el mundo.

Y para ello lanzan la campaña “Pulseras contra la Mutilación Genital Femenina”. ¿En qué consiste?

Desde hace varios años estamos trabajando en un conjunto de proyectos que ayudan a la comunidad masai de Kenia y de Tanzania a avanzar en los cambios sociales necesarios para acabar con esa terrible práctica. Nuestra idea para esta campaña partió de intentar poner en marcha un proyecto que sirviera de ayuda a mujeres masai en situación vulnerable con un doble objetivo: que consiguieran obtener ingresos para ellas y sus familias y que, a su vez, se convirtieran en agentes locales de cambio en la lucha contra la mutilación genital. Desde Mundo Cooperante queríamos, además, crear algo concreto y tangible que facilitara la colaboración y que permitiera difundir nuestro mensaje. Las pulseras contra la MGF son un complemento sencillo, bonitas y vistosas y totalmente artesanales, propias del folclore y la cultura masai. Todas incluyen una X que simboliza a la mujer, encerrada en un rombo, ya que no es libre, sino que ve que sus derechos están amenazados por la cuchilla de la mutilación.

Pulseras masai contra la MGF: la solución está en tu mano from Mundo Cooperante on Vimeo.

¿Quiénes hacen las pulseras?

“La figura de las ‘mutiladoras’ ha gozado de prestigio y reconocimiento social entre los masai durante muchos años”

Las pulseras contra la mutilación genital femenina son producidas por unas 40 mujeres masai en Kenia y en Tanzania. Algunas de ellas son mujeres que, en el pasado, practicaron la mutilación a las niñas de su comunidad y que hemos logrado que se sumen al proyecto. Esta figura de las “mutiladoras” ha gozado de prestigio y reconocimiento social entre los masai durante muchos años, pero ahora, con la creciente oposición de las niñas y con la ley y las autoridades en contra, ha dejado de ser atractiva. Las mujeres que se han incorporado a nuestro proyecto no solo han abandonado la práctica, sino que han recibido formación en materia de derechos de la mujer y se han convertido en agentes sociales para el cambio. Nos gusta decir que ahora mismo son ellas las que lideran la lucha. Todo el trabajo de su producción se coordina en Kenia y en Tanzania en colaboración con dos organizaciones locales muy reconocidas por su lucha contra la mutilación. Comercializamos las pulseras en España y no solo generamos más demanda para las mujeres productoras, sino que, gracias a los recursos que obtenemos, seguimos adelante con los proyectos que estamos llevando.

¿Qué consecuencias para la salud física y emocional tiene la mutilación genital femenina?

La mutilación genital femenina es una de las formas de vulneración de los derechos humanos más terribles que existen en el mundo. Cuando uno hace un pequeño esfuerzo y piensa por un momento en ello, más allá de algo que nos puede resultar lejano, ajeno, casi “irreal”, puede darse cuenta de lo que estamos hablando en realidad. Las organizaciones que trabajamos sobre este problema sabemos que es complicado hablar de algo tan duro y tan horrible porque es muy fácil herir la sensibilidad de la gente. Sin embargo, es necesario explicar que nos referimos a una práctica que inflige a las niñas que la padecen un sufrimiento enorme. Además de un dolor insoportable, sus vidas corren peligro inmediato porque pueden desangrarse. Las consecuencias físicas y psicológicas del daño les acompañarán el resto de sus vidas, debido a un gran número de dolencias asociadas: hemorragias, infecciones, incontinencia, fístulas, serias dificultades durante el parto, también traumas psicológicos, depresión, ansiedad…

¿Qué factores o motivaciones culturales o sociales llevan a practicar la MGF?

“La MGF se practica en al menos 30 países del mundo, la mayoría de ellos en África”

La realidad sociológica de la mutilación genital femenina es muy compleja. Hoy en día se tiene constancia de que se practica en al menos 30 países del mundo, la mayoría de ellos en África, aunque la identificación más adecuada debe hacerse desde la perspectiva de grupos étnicos, más que de fronteras geográficas. Su origen se pierde en la historia de la humanidad, entre ritos ancestrales, supersticiones o supuestos -aunque falsos- mandatos religiosos y tradiciones. Su continuidad aún hoy bebe del desconocimiento y la ignorancia, pero si buscamos un factor común, una razón subyacente por la que esta práctica se lleva a cabo, encontramos que se trata siempre de una forma de controlar la sexualidad de la mujer.

¿Es así entre los masais?

“Los principales defensores de la mutilación genital son los miembros más ancianos de la comunidad, hombres y mujeres”

En nuestro ámbito específico de trabajo, con el pueblo masai, la mutilación genital femenina tiene un significado ritual que simboliza socialmente el “paso” de las niñas a la edad adulta. Entre los masai, una niña para ser mujer y poder casarse tiene que pasar por la mutilación genital. De no hacerlo, avergonzaría a su familia y, además, se convertiría después en una carga económica para ellos. Por el contrario, una niña que ha sido mutilada puede ser considerada una mujer en cuanto su familia disponga un matrimonio de conveniencia para ella. Así, deberá abandonar la escuela y casarse con un hombre adulto, que a su vez pagará por ella una dote, normalmente cabezas de ganado. Encontramos aquí un factor económico sobre familias con mucha presión por la escasez de recursos, pero en el trasfondo, una vez más, lo que el rito esconde es la intención de mantener la pureza y la fidelidad de la mujer a su marido, mientras los hombres son polígamos.

¿Cómo es la tarea de concienciación a las mujeres y hombres sobre los daños de esta práctica?

Desde Mundo Cooperante, trabajamos para reforzar las posibilidades de las niñas y de las mujeres para oponerse a la mutilación, ya que tanto esta como los matrimonios tempranos tienen mucho que ver con la situación de discriminación y de exclusión de las mujeres en la vida económica de su sociedad. Cualquier iniciativa o apoyo que les permita una mayor independencia les ayuda a ser capaces de enfrentarse a la presión social y de oponerse a la violación de sus derechos. Esto, unido a la existencia de una prohibición legal de la mutilación genital bajo penas de cárcel para los infractores, favorece mucho su protección. Los principales defensores de la mutilación genital son los miembros más ancianos de la comunidad. También las mujeres, pero en especial los hombres, ya que con ella esperan conservar su posición de privilegio. No obstante, estamos comprobando que a medida que los hombres más jóvenes y los niños ven a niñas en su comunidad que han recibido educación y están instruidas, van abandonando la creencia de que no hay sitio para ellas fuera del hogar. Muchas han podido encontrar hoy un trabajo o una actividad con la que contribuyen a la economía familiar.

¿De qué manera se puede ayudar a todas las mujeres que sufren la MGF?

“Al menos 17.000 niñas en España están en riesgo de sufrir MGF”

Hay que abandonar la idea de que se trata de una realidad lejana y ajena a nuestras vidas. Es importante informarse y conocer la naturaleza de este problema tan complejo, ya que en un mundo globalizado como el nuestro, los grandes problemas son problemas de todos. En España tenemos un Mapa de la Mutilación Genital Femenina que nos alerta de la existencia de al menos 17.000 niñas en situación de riesgo en nuestro propio país. Es bueno saber que existen protocolos de prevención desarrollados por nuestros sistemas públicos de salud y de servicios sociales que contienen recomendaciones para la detección de posibles casos.

La solución está en tu mano: pulseras contra la MGF

Desde una propuesta de ayuda más directa para luchar contra la MGF, son varias las ONG como Mundo Cooperante que están especializadas en este tema y todas difunden sus ideas de colaboración para apoyar los proyectos que realizan.

Desde Mundo Cooperante, la proposición para ayudar es sencilla: unirse colaborando con las pulseras masai contra la mutilación genital femenina. Con ellas se da trabajo a mujeres que simbolizan la lucha contra la mutilación genital en Kenia y en Tanzania. Pero no es solo eso. A Albán del Pino, socio fundandor de la ONG, le gusta decir que cuando se adquiere una pulsera masai y se lleva puesta y se muestra se está formando parte de un movimiento, “porque queremos que las pulseras se vean, que se hable de ellas, de lo que son y de lo que significan”. Por eso, Mundo Cooperante ha acuñado una frase en homenaje a todas las personas que ya lucen las pulseras: “La solución esta en tu mano”.

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