Día Mundial contra la Mutilación Genital Femenina

El 6 de febrero es el Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Ablación, que cada año afecta a tres millones de niñas en África
Por Azucena García 6 de febrero de 2014
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Imagen: World Vision

Las niñas africanas son las principales víctimas de la mutilación genital femenina, una práctica que supone la extirpación parcial o total de sus genitales externos. La preocupación aumenta porque cada vez se practica a niñas más pequeñas y en más dispensadores de atención de salud, lo que indica que, lejos de frenarse, esta costumbre aumenta. Su valor social y cultural favorece la pervivencia en más de 40 países, a pesar de estar penalizada en más de una veintena. Por ello el 6 de febrero, con motivo del Día Mundial contra la Mutilación Genital Femenina, se pide tolerancia cero para esta intervención que, además de poner en riesgo la salud de las pequeñas, supone una vulneración de sus derechos.

Campaña contra la ablación

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Imagen: World Vision

Jeniffer Chepochepunyo Kibon ha decidido que sus hijas no se someterán a la mutilación genital femenina (MGF). No seguirán esta costumbre que cada año sufren tres millones de niñas en África. Jeniffer quiere ser para ellas un ejemplo de lucha contra la ablación. Janet Naningoi comparte ese deseo. Como Jennifer, combate la ablación, un ritual del que se libró y por el que no quiere que pase ninguna mujer de su país, Kenia.

Aunque desde el año 2000 es una práctica ilegal en esta región, todavía está muy extendida, sobre todo en la parte oeste. Allí se esfuerzan en difundir su mensaje junto con Tabitha Parteneu. Ellas son las tres piezas de la campaña que World Vision abandera con este fin, «Stop ablación«, un proyecto que se desarrolla en la comunidad de Marigat, a la que pertenecen Jennifer y Janet.

«El hecho de penalizar no es suficiente para que las comunidades dejen atrás una actividad que han heredado durante siglos, de la que desconocen sus consecuencias y que tiene un alto valor social y cultural», reconoce World Vision. No obstante, más de 600 familias ya se han convencido gracias al trabajo de la organización y sus hijas no pasarán por este ritual, ni serán víctimas de los matrimonios forzados a edades tempranas, otra práctica penalizada, pero mantenida.

Más de cien millones de mujeres afectadas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que alrededor de 140 millones de niñas y mujeres sufren las consecuencias de la ablación. De ellas, 92 millones residen en África. En su mayoría han sido sometidas a esta práctica cuando tenían entre 8 y 14 años, aunque UNICEF y World Vision han certificado que «cada vez se tiende a practicarla a edades más tempranas, incluso en lactantes». Es «una forma extrema de discriminación de la mujer», señala la OMS.

Se cree que la ablación prepara a las niñas para la vida adulta y disuade a las mujeres de las relaciones sexuales consideradas ilícitas

La ablación responde a motivos culturales, religiosos y sociales. Se lleva a cabo, entre otras razones, por presión social -para cumplir un patrón que sigue el resto de la comunidad-, como costumbre que prepara a las pequeñas para la vida adulta, porque se defiende como tradición cultural y como factor disuasorio de actos sexuales considerados ilícitos. Se busca reducir la libido femenina, mantener la virginidad de las mujeres y garantizar la fidelidad matrimonial ante el miedo al dolor que supondrían las relaciones sexuales después de sufrir la ablación.

Buena parte de las intervenciones recaen en circuncisores tradicionales de las comunidades, un hecho que preocupa porque a menudo se realiza en condiciones antihigiénicas y con medios deficientes, como «una navaja, una cuchilla, una lata, un vidrio roto o cualquier otro objeto que permita cortar», precisa World Vision. La herida se cura con ungüentos tradicionales, hierbas o ingredientes cicatrizantes. No obstante, más del 18% de las intervenciones se registran en dispensadores de atención de salud, «una tendencia que va en aumento» y que ha disparado las alarmas.

En cuanto a los lugares donde se practica, la ablación es costumbre en 28 países africanos -en 20 de ellos está penalizada-, ciertos países del Medio Oriente y Asia y en más de una docena de países industrializados con población inmigrante en cuya tradición figura la MGF, destaca World Vision. Esta organización trabaja en regiones con una alta incidencia, como Malí, Kenia o Somalia, donde promueve la educación en derechos humanos, ya que la ablación supone la violación de los derechos del niño, del derecho a la salud, a la integridad e, incluso en ocasiones, a la vida.

Mutilación genital femenina

La mutilación genital femenina se define, según la OMS, como “todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos”. Esto implica que es una práctica que afecta tan solo a las mujeres, en concreto a las niñas, cuya salud pone en serio peligro. “Puede producir hemorragias graves y problemas urinarios -detalla la OMS- y más tarde puede causar quistes, infecciones, infertilidad, complicaciones del parto y aumento del riesgo de muerte del recién nacido”.

A las jóvenes se les extirpan de manera parcial o total los genitales externos. Además, son posibles otras lesiones de estos órganos. “El tipo de mutilación, la edad a la cual se realiza o la manera como se practica varía mucho de un país a otro, de una etnia a otra, e incluso dentro de una misma etnia, de una familia a otra”, precisa World Vision. La OMS detalla. Hay cuatro tipos:

  • Extirpación parcial o total del clítoris.
  • Extirpación parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
  • Estrechamiento de la abertura vaginal mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin extirpación del clítoris.
  • Todos los demás procedimientos lesivos, como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
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