Aunque las cifras sorprendan, España es el segundo país de la Unión Europea en pobreza infantil y desigualdad. Hay un tipo de pobreza que no se ve y que está afectando a millones de personas. Una pobreza invisible entre personas que trabajan pero no pueden pagar la luz, el agua o el gas, consumir determinados alimentos, acceder a la universidad, participar en el ocio o actividades deportivas. Este artículo muestra el nuevo estado de bienestar y las cifras que ponen de manifiesto cómo ha cambiado el nivel de vida de los españoles. Además, se explican nuevos conceptos de pobreza y se enseña la campaña #LaPobrezaInvisible.
¿Seguimos viviendo en el estado de bienestar?
Mientras todos los discursos políticos y programas defienden la educación, la sanidad, la importancia de crear empleo o atender las necesidades de los más vulnerables, los análisis revelan que las políticas de austeridad han generado cambios sociales y erosionado en buena medida las bases sobre las que se asentaba el estado de bienestar tradicional.
La clase baja en España ha subido del 26,6% al 38,5%
Según un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, el porcentaje de personas que forman parte de la clase baja en España (desde 2007 a 2013) ha subido del 26,6% al 38,5%.
Desde el comienzo de la crisis la tendencia ha sido la caída de la renta per cápita y por hogar, así como el empeoramiento del reparto de la misma. Además, la importante bajada de los ingresos ha provocado que los niveles de vida disminuyan de forma drástica.
La renta media disponible de las familias pasó de 28.000 euros en 2007 a 22.000 en 2013. Es decir, el 30% de las rentas menores han perdido alrededor de un 20% de sus ingresos, las clases medias, entre el 6%-7% y las rentas muy altas han subido.
Un nuevo concepto de pobreza
La pobreza afecta a un 29,2% de la población española
Según el último informe elaborado por la Red Española de Lucha contra la Pobreza (EAPN), la pobreza afecta a un 29,2% de la población española (casi 14 millones de personas que viven en riesgo de pobreza y/o exclusión social). Las cifras son alarmantes cuando se refieren a la infancia: 840.000 niños son pobres crónicos y más de 2,7 millones son candidatos a la pobreza. Esto significa que España es el segundo país de la Unión Europea en pobreza infantil y desigualdad.
El concepto de pobreza ha cambiado. Es un término que va mas allá del hambre, el abrigo o la vivienda. La pobreza también se mide en el acceso a la cultura, el ocio, la educación, las condiciones de vivienda, acceso a las nuevas tecnologías o la posibilidad de tener luz y calefacción en la vivienda.
Hoy día, tener un ordenador no se puede considerar un bien de lujo, sino una necesidad para evitar la brecha digital y tener más facilidades para la formación, la búsqueda de empleo, la resolución de cuestiones burocráticas, las relaciones sociales y de información.
La pobreza se mide en el acceso a la cultura, la educación y las condiciones de la vivienda
Durante el invierno, la pobreza energética ha sido uno de los grandes problemas. Muchas personas tienen dificultades para pagar facturas y sufren los cortes de suministros energéticos, como asegura la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD) en Barcelona. Del total de 14.000 personas que han atendido, el 52% ha tenido dificultades para abonar recibos, el 14% las ha dejado de pagar y alrededor del 6% ha sufrido recortes de suministos.
Desde EAPN Andalucía y su campaña #LaPobrezaInvisible hablan de la llamada pobreza emocional, habitacional, cultural, deportiva, etc. Están visibilizando la realidad de los hogares andaluces, la de quienes no participan del ocio, vacaciones, no pueden afrontar gastos imprevistos y mantener su hogar a una temperatura adecuada.
En Estados Unidos se puso de moda el llamado “reto del salario mínimo”, en el que se desafiaba a los políticos a vivir con un sueldo equivalente al salario mínimo durante una semana. En la actualidad, el salario mínimo interprofesional en ese país ha quedado fijado en 1.155 dólares al mes, es decir, 13.860 euros al año.
Los legisladores de Florida experimentaron vivir con el salario mínimo y pudieron sensibilizarse con lo dramático que es estar en condiciones tan precarias.
Para muchos de los representantes políticos la experiencia fue reveladora. Después de una semana de carencias, los políticos entendieron que combatir la pobreza debía ser uno de los objetivos fundamentales de cualquier gobierno. Entre las propuestas estaba subir el salario mínimo fijado desde 2009 en 7,25 dólares a 15 dólares la hora (que ya se había conseguido en sitios como Seattle, Los Ángeles y Nueva York).