📌 Ya estamos en WhatsApp y Telegram. ¡Entra y síguenos!
“Las tierras agrícolas fueron arrasadas con excavadoras para destruir las instalaciones […]. Fueron bombardeadas y la infraestructura quedó destruida”, cuenta con dolor Inas, ingeniera agrícola en Gaza que en la actualidad sobrevive a duras penas como el resto de la población.
El sector agrícola, que representaba alrededor del 10 % de la economía gazatí antes de la actual ofensiva, ha quedado devastado, paralizando la producción alimentaria local. Una evaluación del Centro de Satélites de las Naciones Unidas (UNOSAT) ha concluido que menos del 5 % de la superficie de cultivo de la Franja de Gaza sigue estando disponible para el cultivo.
Agua y suelos contaminados
Inas describe cómo las aguas residuales se han filtrado a los acuíferos subterráneos y el agua de mar también ha penetrado en los pozos del subsuelo. “Por lo tanto, el agua de riego se ha contaminado y se ha salinizado. Y ya no es apta ni para regar ni para beber”, asegura.

Considerando la intensidad de los bombardeos, es muy probable que los suelos agrícolas también estén contaminados con metales pesados y otras sustancias químicas asociadas con equipos y municiones militares. Además, nos recuerda Inas, “se impidió el acceso de los agricultores. Y debido a la presencia de minas terrestres, estas zonas se volvieron inseguras”.
Los daños a las tierras agrícolas, el suelo, el ganado y los árboles afectan a la producción y la seguridad alimentaria. En un contexto en que toda la población se encuentra en riesgo de hambruna, las posibilidades de supervivencia se estrechan cada vez más.
“Los más afectados son las y los niños, personas ancianas y enfermas”, señala Inas. “Por supuesto, la desnutrición afecta a todos los grupos en Gaza, pero estos son los más perjudicados, ya sea por la desnutrición o por el alza de los precios de la canasta de alimentos”, comenta.
Inseguridad alimentaria
La erradicación del sector responsable de la producción de alimentos en una población que ha enfrentado inseguridad alimentaria durante muchos años supone no solo la pérdida de los medios de vida, sino también la pérdida de la identidad cultural y la conexión con la tierra, como la asociada a los olivos, fuente tanto de valor nutricional como cultural.

En este contexto, la entrada de ayuda humanitaria de manera ininterrumpida es más esencial que nunca. En Gaza, desde el 7 de octubre de 2023 y hasta el inicio del alto el fuego (19 de enero de 2025), más de 388.000 familias (casi 1,9 millones de personas) han recibido a través de UNRWA dos rondas de harina; al menos 374.000 de ellas han recibido tres rondas. Y, durante el alto el fuego, la UNRWA proporcionó asistencia alimentaria esencial a más de dos millones de personas.
No obstante, las restricciones a la llegada de ayuda de Naciones Unidas, incluyendo UNRWA, continúan a pesar de la gran cantidad de asistencia que está preparada para ser trasladada a Gaza. Además, la grave escasez de combustible dificulta la prestación de servicios esenciales, especialmente el agua y la salud. “Gaza se asfixia —nos recuerda Inas—, Gaza muere lentamente. Gaza está dando su último aliento”.
La comunidad humanitaria en Gaza, incluida UNRWA, está preparada y cuenta con los conocimientos y la experiencia que se necesitan para llegar a todas las personas. Los profesionales de la Agencia están listos para salvar vidas y trabajar para reconstruir el medio ambiente en Gaza. Se debe levantar el bloqueo y permitir prestar ayuda sin restricciones a gran escala y de forma continuada.