Si independizarse resulta difícil, hacerlo cuando se tiene una discapacidad intelectual es casi imposible. Pero no del todo. La Asociación para la Atención de Personas con Discapacidad Intelectual Ligera y Personas con Inteligencia Límite (ADISLI) ha permitido a María y Luis, dos personas con discapacidad intelectual, compartir vida en un piso supervisado y ser «protagonistas de su propia vida».
Para ADISLI , «el verdadero problema de las personas con discapacidad no es su limitación intelectual sino la actitud de la sociedad hacia ellos».
La casa cuenta con un tablón horario que reparte las obligaciones. En la actualidad, el piso tiene dos habitaciones libres más, ADISLI pide para los nuevos inquilinos que sean socios de la organización, «lógicamente» que tenga una discapacidad intelectual y que quieran ir al piso «voluntariamente». La idea en un futuro es que las personas con este tipo de discapacidad sean más autónomas, para que puedan llevar, de aquí a unos años, «las riendas de su vida», subraya Itziar, una educadora social de los dos que atienden el piso.
Para María, estudiante de 35 años de edad, hace ocho meses «hacer un huevo era como hacer una casa en dos días», confiesa mientras lava los platos en la cocina. Ahora, con el apoyo de dos educadores sociales no depende de la ayuda de sus padres y puede vivir en una ciudad como Madrid de manera independiente. «Ellos deciden que les apetece hacer en cada momento y cómo», subraya Itziar.
Por su parte, Luis, ordenanza de 40 años de edad confiesa que solo se vive «mucho mejor» porque no tiene «sobre todo siempre encima» a su madre, pendiente de que se pinche el dedo durante el día porque es diabético. Aunque reconoce que, de momento, necesita a una persona para que le asista, se muestra esperanzado de cara a que «algún día llegue» el día en que pueda vivir de manera autónoma.
Esta iniciativa está financiada por la Fundación Vodafone y Renfe.
