Médicos Sin Fronteras publica un informe sobre las crisis humanitarias más desatendidas de 2008

Denuncia la situación en países como Congo, Somalia, Irak, Sudán, Etiopía, Pakistán, Myanmar o Zimbabwe
Por EROSKI Consumer 18 de enero de 2009

El informe «Las diez crisis humanitarias más desatendidas de 2008», publicado por Médicos Sin Fronteras (MSF), detalla algunas de las emergencias más graves registradas en el mundo el año pasado que no recibieron la atención que debían. Entre ellas destacan desplazamientos masivos de población civil, violencia, y necesidades médicas sin cubrir en la República Democrática del Congo (RDC), Somalia, Irak, Sudán, Etiopía y Pakistán, junto a emergencias médicas olvidadas en Myanmar o Zimbabwe. A todo ello se une la falta de atención global a la creciente prevalencia de la coinfección VIH-tuberculosis y la crítica necesidad de un mayor esfuerzo para prevenir y tratar la desnutrición infantil.

«Detrás de este informe están millones de personas afectadas por guerras y por enfermedades, cuyas necesidades de salud más inmediatas se ven relegadas al olvido y cuyo sufrimiento a menudo pasa desapercibido. Son crisis de gran magnitud, en las que los actores implicados o con capacidad de influencia ignoran a la población civil, mientras que las organizaciones humanitarias apenas pueden cubrir una pequeña parte de las enormes necesidades o a veces ni siquiera consiguen acceder a quienes requieren ayuda urgente», explicó la presidenta de MSF España, Paula Farias.

Los dos países del informe que arrastran conflictos de más larga duración, con más de 15 años de crisis y que en 2008 experimentaron graves recrudecimientos, son Somalia y la RDC. En ambos casos, miles de personas se vieron obligadas a huir de sus casas, sin acceso a atención sanitaria, comida, agua o refugio. Al igual que en Sudán, donde Darfur y el sur del país siguen siendo escenario de dos graves emergencias, con miles de afectados. «Mientras la comunidad internacional se enreda en interminables discusiones, la población civil queda a merced de la desnutrición o enfermedades prevenibles y tratables como la malaria, el sarampión o la meningitis», denuncia MSF.

La asistencia también es urgente para las poblaciones atrapadas por los enfrentamientos entre Ejército y grupos rebeldes en Ogadén, la región somalí de Etiopía, donde «la falta de asistencia es flagrante» y se han registrado preocupantes tasas de desnutrición en varias áreas, así como en Irak, donde la debilidad del sistema sanitario «impide que los heridos por los bombardeos y la violencia sectaria reciban una atención rápida y eficaz», según MSF.

Creciente inseguridad

Las organizaciones operan en situaciones de creciente inseguridad, en entornos generalmente más peligrosos, además de en conflictos muy politizados y volátiles. «En 2008 se agravaron los ataques deliberados contra las organizaciones humanitarias, obligando a suspender las operaciones en distintos rincones del mundo», detalló Paula Farias. «Miles de personas se quedan entonces sin asistencia y caen además en el más absoluto de los olvidos y a merced de abusos de los que nadie es testigo», añadió. En Pakistán, cientos de miles de personas huyeron de los ataques aéreos y los bombardeos de una campaña contrainsurgente en el noroeste del país a principios de año. Tras las amenazas, agresiones y secuestros perpetrados contra trabajadores humanitarios, MSF redujo el número de trabajadores internacionales en sus proyectos. En lugares como Myanmar y Zimbabwe, donde los gobiernos no priorizan la atención sanitaria o no ven con buenos ojos la presencia de ONG, estas se ven obligadas a limitar el tipo de asistencia prestada o deben hacer frente en solitario a abrumadoras crisis sanitarias, señala la organización.

Sida y tuberculosis

El informe destaca igualmente la urgente necesidad de una mayor inversión en la lucha contra la coinfección de sida y tuberculosis, teniendo en cuenta que la incidencia de esta última enfermedad se ha triplicado en países con una alta prevalencia del sida en los últimos 15 años.

De hecho, la tuberculosis es una de las principales causas de muerte entre las personas seropositivas y, sin embargo, «ni existen herramientas de diagnóstico sensibles a la coinfección ni tratamientos adaptados a las necesidades específicas de estos pacientes», advierte MSF.

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