Entrevista

Vicente Marbán. Profesor de la Universidad de Alcalá de Henares

El crecimiento de las ONG en España se ha ralentizado
Por Iñigo Marauri, Miren Rodríguez 21 de diciembre de 2005
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El profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Alcalá de Henares Vicente Marbán (Madrid, 1969) es un experto en el estudio de lo que se ha denominado como tercer sector, un concepto cajón de sastre en el que se incluyen todas las entidades que no tienen como principal objetivo el lucro. De entre éstas, las asociaciones de acción social, las bautizadas como ONG, son las más conocidas y visibles. Pese a que mantienen un alto reconocimiento social, Marbán apunta que su crecimiento en nuestro país se ha ralentizado.

¿Cómo describiría en la actualidad el movimiento asociativo en España?

En la actualidad, el movimiento asociativo goza de una legitimidad social importante, es muy visible también socialmente y es cada vez más prestacional y menos reivindicativo. En cuanto a preferencias asociativas, los estudios confirman que las preferencias de los ciudadanos se centran en asociaciones de carácter lúdico, seguidas de las de carácter educativo, cultural y las de acción social. Conviene aclararlo porque se tiende a identificar movimiento asociativo sólo con el de acción social, y en realidad el primero es más heterogéneo, aunque el de acción social es el más visible.

¿Qué es el tercer sector?

El tercer sector es algo tan heterogéneo que es difícil concretarlo. Por resumirlo de algún modo, tiene dos grandes ramas: las entidades de economía social -cooperativas, mutualidades, etc.- y las no lucrativas, como asociaciones, fundaciones… Conceptualmente, sería ésta la división más clara, pero es un término muy entrópico, muy heterogéneo. El tercer sector recibe ese nombre para diferenciarlo del sector público y del sector privado.

El tercer sector recibe ese nombre para diferenciarlo del sector público y del sector privado
Su definición es residual, es decir, es lo que no es ni público ni privado. Desde el punto de vista social, el voluntariado es quizá su aspecto más destacado, pero hay fundaciones que no tienen voluntarios y son también tercer sector… Lo que quizá mejor lo defina es que está compuesto por entidades que no tienen el lucro como principal objetivo.

Pero este tercer sector tiene una relevancia económica en la sociedad.

Sí, pero el problema es que, como no es fácil definirlo, los resultados de los estudios que tratan de analizar su impacto económico son contradictorios. Ruiz Olabuénaga, que es quizá el autor que más ha estudiado este apartado, cifra la relevancia del sector en un 4-5% del PIB.

¿Cuál es su futuro?

Depende del propio sector social. Quizá el futuro de la economía social sea relativamente más estable porque su tradición es mayor y no dependen tanto de la financiación pública. La parte del sector no lucrativo, no tanto las fundaciones como las asociaciones de acción social, dependen en muchos casos del número de voluntarios, cuyo crecimiento se ha moderado, y de la superación de una serie de retos y limitaciones que arrastran de forma crónica: una excesiva dependencia de las subvenciones públicas, exceso de recelo entre las asociaciones o la falta de democracia interna de las propias asociaciones. La superación de estos retos puede ser una garantía para la consolidación del tercer sector. En cualquier caso, el crecimiento se ha ralentizado bastante. Ya no hablamos del ‘boom’ de los años 90.

¿A qué lo atribuye?

En algún momento tiene que llegar a algún tope. Hay muchas carencias sociales, pero cada vez están más cubiertas y cada vez hay menos espacios para nuevas asociaciones. Aparte que hay otros factores, como que las organizaciones no lucrativas han abierto espacios en los que también se está introduciendo el sector mercantil para abrir espacios de negocio. Además, los Gobiernos utilizan cada vez más la figura del concierto, o del contrato, en la que hay una cierta competitividad entre ONG y el sector privado mercantil. Esto ralentiza su crecimiento, como también lo hacen los mayores controles administrativos, que hacen que las asociaciones con una estructura más informal tiendan a desaparecer o a no funcionar permanentemente.

¿Cuántas personas están vinculadas al mundo de las ONG?

Hay trabajos que lo analizan, pero se centran en el sector no lucrativo de acción social. Con los trabajos disponibles, podemos hablar de una horquilla que va de los 700.000 a los 900.000 voluntarios.

Cada vez hay más personas que trabajan de forma remunerada y a tiempo completo en este ámbito. ¿La profesionalización en este ámbito es negativa?

En los últimos años sí se observa una cierta profesionalización en la gestión de las entidades.

En los últimos años se observa una cierta profesionalización en la gestión de las entidades
Primero es una profesionalización obligada por los controles administrativos y por la exigencia de una mayor transparencia en la gestión. Lo cierto es que muchas entidades están profesionalizando esa gestión porque así son más eficaces. Esto no significa que tengan que perder su carácter reivindicativo y asistencial. Incluso en algunas asociaciones se teme que la profesionalización suponga su pérdida de identidad, y no es lo mismo. La profesionalización de la gestión de estas entidades es buena.

¿El incremento de las cantidades de dinero que maneja, es positivo o negativo?

Las entidades de acción social dependen mucho de las administraciones públicas. En los estudios realizados se constata que más de la mitad de sus ingresos provienen de subvenciones. Esta excesiva dependencia puede convertirlas en meras cogestoras del sector público, cuando deberían tener una cierta autonomía. Esa dependencia no es mala siempre y cuando se mantenga cierta autonomía en el uso de los fondos, y esa autonomía será mayor cuando no se dependa de una única fuente de ingresos.

¿Cree que la visión que tiene la sociedad de estas organizaciones ha cambiado?

La visibilidad social es importante. En una encuesta del CIS el 88% de los encuestados afirmaba conocer las ONG. No creo que haya perdido el encanto, aunque sí es verdad que puede darse el caso de que el sector asociativo pueda morir de éxito. Las propias ONG lo saben y están mejorando su gestión. No creo que hayan perdido legitimidad social.

¿No se ha generado en los últimos años una competencia excesiva entre organizaciones por el logro de recursos públicos y privados?

Lo cierto es que es difícil escapar a esa competitividad que reina en el “salvaje mundo capitalista”. No obstante, creo que las entidades tienden más a captar fondos mejorando su gestión y su visibilidad social que intentando competir con otras. Otra cosa es que entre ellas haya recelos porque entran en el mismo espacio de acción. Aunque también hay una tendencia a colaborar más, como ocurre con la creación de Federaciones y Confederaciones.

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