Estaciones meteorológicas digitales

Los aparatos electrónicos para conocer el tiempo sin necesidad de salir de casa se popularizan, a la vez que amplían sus prestaciones

Por Jordi Sabaté 15 de mayo de 2007
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Imagen: Geonaute

Desde tiempo inmemorial, el ritmo de las civilizaciones ha estado marcado por el clima. Astrónomos egipcios se dedicaban en exclusiva a prever las crecidas del Nilo según la posición de las estrellas y las culturas ibéricas usaban pastores para la predicción por ‘cabañuelas‘, que indicaban el tiempo meteorológico de los meses siguientes. Hoy cualquier usuario puede suplir tanto al sabio como al trashumante por poco más de cien euros, gracias a la extensa oferta de estaciones meteorológicas.

Este tipo de instrumentos no suponen en sí mismos una gran novedad, ya que desde hace siglos el ser humano maneja aparatos como los termómetros, los higrómetros y los barómetros, basados en principios físicos elementales: dilatación del mercurio, presión del aire, condensación del vapor de agua, etc.

Estaciones de agujas

Es así como se fabrican las estaciones meteorológicas tradicionales, que señalan con agujas el tiempo y permiten conocer la temperatura, el grado de humedad y la presión atmosférica. Es un aparato dotado de tres esferas con agujas, que corresponden al termómetro, higrómetro y barómetro, respectivamente.

Aunque su precisión es buena, en la actualidad, cumplen funciones más bien decorativas. La exactitud de sus datos se limita en exclusiva al lugar donde esté situada la estación, de manera que si está al sol o detecta una corriente de aire frío, sus valores se alteran de forma sensible.

Estaciones digitales

Otros aparatos de medición son los termohigrómetros digitales, sencillos de usar y que indican pocos datos, como la humedad, la temperatura y la hora. Para ofrecer los datos de humedad y temperatura, se basan en sensores que miden la conductividad eléctrica de un material a distintas temperaturas y humedades.

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La hora, en cambio, está sincronizada por radiofrecuencia con las emisoras de radio convencionales. Éstas a su vez se sincronizan con un reloj situado en Mainflingen (Alemania), que tiene una desviación de menos de un segundo en un millón de años.

Este tipo de estaciones simples no sirven para hacer predicciones del clima, ni siquiera en las próximas horas, ya que no registran históricos ni permiten conocer las evoluciones de la presión atmosférica, pero tienen la ventaja de ser portátiles y sencillas de usar.

En general, funcionan con pilas y, en ocasiones, tienen una segunda estación con sensores que se puede situar en el exterior y que se comunica por ondas de radio con la estación principal, por lo que permite conocer la diferencia de temperaturas con el interior de un recinto.

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Los termohigrómetros se usan a menudo en deportes de aventura, sobre todo en montañismo, donde antes destacaron marcas como Geonaute, también especializada en orientación por GPS. Aunque mantiene a la venta algunos productos, como el WS 300, la firma se ha pasado al campo del software y ha abandonado la fabricación de aparatos.

En la actualidad, la compañía La Crosse ha tomado el relevo, con una surtida oferta de estaciones para todas las situaciones y ambientes. Las estaciones de esta compañía tienen sensores exteriores más sofisticados, que emiten por radiofrecuencia los datos a la estación, situada en el interior. Los precios varían según las funcionalidades del aparato. Oscilan entre 26 y 99 euros, en el caso de los dispositivos más complejos.

Estaciones sofisticadas

En materia de estaciones meteorológicas hay para todos los gustos y bolsillos, desde dispositivos muy completos por poco más de 100 euros, hasta otros que superan 400 euros, sin contar complementos que se les puedan incorporar y con los cuales deberán sincronizarse.

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Son aparatos que no se limitan a medir el tiempo exterior e interior, sino que registran los históricos de presiones atmosféricas y temperaturas, que permiten conocer las pluviométricas de una zona, la humedad ambiental e, incluso, la intensidad lumínica o el régimen de vientos. Son máquinas más pensadas para invernaderos profesionales que para jardines de casas residenciales o de veraneo, pero dado que su precio es asumible, se pueden adquirir para este fin sin efectuar un gran desembolso.

En general, la estación cuenta con una pantalla LCD donde se reflejan los datos, junto con un dispositivo de radiofrecuencia con numerosos canales, de manera que se puede sincronizar con pluviómetros sofisticados (lluvia), anemómetros (viento), higrómetros (humedad), barómetros (presión atmosférica) y termómetros que se sitúen en diferentes zonas. Al sincronizar cada dispositivo, basta con elegir un canal y pulsar el botón para sincronizar la estación y el dispositivo a la vez.

Los aparatos más sofisticados cuentan incluso con conexión para ordenadores, de manera que se puedan almacenar los datos en archivos de tablas .XLS o hacer mapas de valores para luego imprimirlos. Una de las marcas especializadas en estaciones sofisticadas es Oregon Scientific. Su modelo más completo, la estación meteorológica WMR100, está equipada con todas las funciones necesarias para el control de las variaciones meteorológicas. Combina funciones clásicas -como el termómetro interno y exterior, o los niveles del calor y humedad- con funciones más sofisticadas como anemómetro, un pluviómetro, alerta de hielo, punto de rocío, etc.

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