Cámaras híbridas, ¿una buena opción?

Los nuevos estándares en fotografía digital han favorecido el desarrollo de cámaras que pueden ser interesantes para el consumidor
Por Jordi Sabaté 12 de octubre de 2010
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Imagen: Sony

Los modelos de cámaras 4/3 y Micro 4/3 ya no son sólo prototipos guardados en las sedes de las grandes compañías, sino que se han convertido en una realidad comercial que en algunos lugares, como Japón, ya se sitúan en lo más alto de las listas de ventas. Los motivos son claros. Por un lado, popularizan la fotografía digital de óptica intercambiable, antes sólo al alcance de los bolsillos profesionales y los usuarios de mayor poder adquisitivo. Por otro, reducen tanto el tamaño como el peso de las réflex y las acercan a la portabilidad de las cámaras compactas.

Las cámaras híbridas se dieron a conocer hace ya más de un año y medio, en forma de promesas y prototipos presentados a la prensa por una serie de fabricantes que se habían asociado en un consorcio. Durante este periodo, se han constituido en la tercera vía que necesitaba la fotografía digital para evitar convertirse en un mercado segregado en dos clases económicas estancas.

Por un lado están las cámaras compactas, pequeñas, baratas, manejables y portátiles, pero también limitadas en cuanto a prestaciones y capacidad de manipulación, es decir, opciones manuales. El mercado ha prosperado y cuenta con una serie de modelos avanzados, pero no pueden compararse con el sustrato técnico y económico superior: las réflex.

Éstas, con ópticas intercambiables, aúnan lo mejor de ambos mundos, el analógico y el digital. Comprenden las ventajas de una buena óptica, junto con un cuerpo a la altura de todos los avances en imagen digital: sensores, pantallas, resolución, formatos y soportes de imagen, etc. En buena lógica el precio es superior, y mucho: se pasa de los 300 euros de media que puede costar una cámara compacta a los 2.000 ó 3.000 euros de una réflex del rango medio alto. Casi diez veces más.

La vía híbrida

En esta situación, el mercado de las cámaras compactas ha crecido mucho en los últimos diez años, aunque tiende al estancamiento por falta de grandes novedades. Por el contrario, el sector de las réflex se ha mantenido como un comercio elitista, con pocos modelos y pocas ventas, exclusivo de profesionales, artistas y unos pocos usuarios domésticos. Por ello, ante el peligro de que la industria de la fotografía se estancase, algunos fabricantes se unieron en un consorcio para crear un nuevo estándar fotográfico que tomase lo mejor de ambos sectores: la portabilidad de las compactas, y en menor medida el precio, y las capacidades de una óptica intercambiable y de calidad.

Ante el peligro de que la industria fotográfica se estancase, algunos fabricantes se unieron en un consorcio para crear un nuevo estándar

Tuvieron que reducir el tamaño de los sensores, de modo que les permitiera reconvertir la óptica y el cuerpo a un menor tamaño sin perder calidad de imagen. El resultado son una serie de modelos disponibles en el mercado con precios más o menos tentadores y características muy superiores a las de las cámaras compactas.

Un usuario que pueda gastarse 200 euros más, hasta llegar a los 500, podrá tener una cámara de mayores prestaciones, tanto ópticas como digitales. Además, si el modelo escogido es del estándar Micro 4/3, la podrá llevar siempre encima, algo que es más difícil en caso de adquirir una réflex clásica, debido a su tamaño, su peso y su elevado coste, que hace recomendable protegerla.

Por el momento, los resultados económicos de algunos modelos, como la Sony NEX 5 en Japón, avalan la consolidación de esta nueva alternativa e indican un éxito futurible entre el gran público, dispuesto a pagar un poco más por mayor calidad técnica y de resultados. Incluso entre los fotógrafos profesionales y reporteros gráficos, el estándar Micro 4/3 ha tenido buena acogida como cámara para llevar siempre encima y poder capturar imágenes en caso de necesidad perentoria.

Un sector aún sin consolidar

En la mayoría de los modelos híbridos, sobre todo en los 4/3, de mayor calidad que los Micro 4/3, el precio no es tan asequible como en los más populares, sino que sube de forma considerable. Algunas cámaras de la marca Panasonic alcanzan incluso los 2.000 euros, aunque la mayoría se sitúa entre 700 y 1.000. El usuario debe considerar si le merece la pena hacer este gasto en un formato tan reciente, que tiene mucho por mejorar, sobre todo en compatibilidades, y cuya calidad de imagen es algo inferior a las cámaras réflex, en buena parte porque tiene un sensor más pequeño, que capta mucho «ruido» -recibe un exceso de información que sobresatura la imagen-.

El usuario debe considerar si le merece la pena gastar en un formato tan reciente, que tiene mucho por mejorar

Por otro lado, si el estándar no termina de consolidarse en el ámbito comercial, y todavía no está claro que vaya a hacerlo porque dos gigantes del sector como Canon y Nikon no se han apuntado al mismo, el consumidor podría tener dificultades para encontrar recambios, nuevas ópticas o complementos como lentes de filtro, grandes angulares o teleobjetivos, etc. El campo de las réflex, en cambio, sí está consolidado, ya que los complementos ópticos no tienen variación de tamaño con respecto a las cámaras analógicas, que también eran del estándar 35 mm.

Pese a todo, grandes marcas como Zeiss ya fabrican ópticas para algunas cámaras híbridas, como Olympus y Panasonic. El problema es que hay varios grupos dentro del estándar, el principal de los cuales está compuesto por Olympus, Kodak, Leica, Fuji, Panasonic, Sanyo y Sigma. Sony y Samsung han lanzado sus modelos al mercado y, por el momento, no está claro que sus ópticas sean intercambiables con las del consorcio. Además, por si fuera poco el caos de incompatibilidades, el intercambio de ópticas entre los estándares 4/3 y Micro 4/3 es posible, pero se pierden una serie de funcionalidades, como el enfoque automático, lo cual hace bastante incómoda la toma de fotografías.

Algunas híbridas interesantes

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El modelo Sony Nex 5 ha cosechado, por el momento, más éxito en cuanto a unidades vendidas, ya que es la segunda cámara más demandada en Japón. Es una Micro 4/3, igual que su homóloga Nex 3, con capacidad para grabar vídeo en 1080p -full HD-, pantalla LCD abatible y unas dimensiones que permiten llevarla siempre encima. Se considera una cámara muy sencilla de utilizar, pero con una óptica cercana a la de las réflex.

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Panasonic Lumix GH2, aunque lejos del tamaño y el peso de una réflex, es un modelo Micro 4/3 de mayores dimensiones, pero también con mejores prestaciones y muchas más posibilidades, entre ellas, la de realizar fotografías en 3D con un tipo de lente especial. Tiene una pantalla táctil, un aspecto que no está del todo claro que sea una ventaja en cuanto a usabilidad, pero sí para dar cabida al máximo de funcionalidades. El principal problema es su precio, que no baja de los 900 euros -sólo el cuerpo- y llega a 1.500 euros con su mejor recambio óptico.

Samsung NX100 es un modelo Micro 4/3 de pequeño tamaño de cuerpo, pero con una óptica intercambiable consistente. Su peso y su tamaño son dos de sus mejores bazas, ya que se puede llevar encima. También destaca su facilidad de uso, la posibilidad de grabar vídeo, la autonomía de su batería, que alcanza los 420 minutos en modo fotográfico y los 130 en modo vídeo, y su precio, que se sitúa en torno a los 600 euros.

Olympus E-PL1 destaca sobre todo por su bonito diseño y su tamaño reducido. Fue el primer prototipo que se presentó. Entre sus ventajas, figura su fácil usabilidad, que la sitúa un poco más allá de las compactas avanzadas, con numerosos modos de captura predefinidos de forma automática. Pero dadas sus dimensiones, pierde comodidad de uso en el tamaño de pantalla, la velocidad del enfoque o la dependencia de adaptadores para montar más objetivos. Su precio ronda los 600 euros.

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