Turismo local en bicicleta

Los Ayuntamientos de muchas ciudades españolas promueven el turismo local y ecológico mediante el uso de bicicletas públicas
Por Carlos Astorelli 25 de marzo de 2007

Los ayuntamientos españoles están implementando el préstamo de bicicletas para promover el turismo, mejorar la movilidad en las ciudades y ampliar la red de transporte público. El uso de este servicio puede ser gratuito o de pago, según el municipio. Entre las ventajas más importantes que aporta esta iniciativa se hallan las económicas, el ahorro de tiempo, sostenibilidad en el transporte e incentivos para preservar la salud. Esta iniciativa tiene sus antecedentes en ciudades como Ámsterdam y Copenaghe, a las que se sumaron, en España, Córdoba y Vitoria, donde ya vienen funcionando con éxito desde hace varios años. Como ejemplo se encuentra Ponferrada, que ha realizado una inversión de 150 mil euros para poner a disposición de los ciudadanos y turistas un centenar de bicicletas y la instalación de cuatro puntos de recogida y entrega. Barcelona es la primera gran capital del país que ha adoptado esta modalidad de transporte público en marzo de este año.

Transporte público a pedal

Transporte público a pedal

Las políticas de transporte público tienen como objetivo que el desplazamiento en las ciudades se desarrolle de manera ágil y económicamente viable para los usuarios y que, a su vez, sea cuidadoso para con el medio ambiente. Al hablar de turismo urbano sobre dos ruedas, Ámsterdam -que viene fomentando este medio desde los años setenta-, o Copenhague, resuenan en la mente de todos. En Estocolmo, el 10% de los desplazamientos urbanos se realizan en bicicleta; en algunas ciudades de Holanda la cifra casi llega al 50%, y en Dinamarca, más del 30% de la población la utiliza como medio de locomoción a diario.

En este marco, distintas ciudades españolas se están sumando desde hace años a políticas de saneamiento del espacio urbano que incluyen la bicicleta como medio de locomoción para hacer turismo y desplazarse a los lugares más atractivos de la ciudad. El sistema de “bicicletas públicas” puede ser de pago o gratuito, y está pensado para realizar recorridos cortos, ésta es la principal diferencia respecto a un sistema de alquiler corriente. Los puntos de recogida y entrega suelen ubicarse en las cercanías de las terminales de autobuses y estaciones de tren, y buscan complementar el uso de estos medios.

Barcelona se encuentra entre las ciudades más relevantes que han implementado este sistema, con el servicio de “Bicing”, inaugurado el 1 de marzo.

Barcelona se encuentra entre las ciudades más relevantes que han implementado este sistema, con el servicio de “Bicing”, inaugurado el 1 de marzo
De acuerdo con las normativas vigentes, el usuario adquiere una tarjeta magnética a un precio de 24 euros anuales o un euro semanal, lo que le da derecho a utilizar una bicicleta durante 30 minutos diarios. En caso de necesitarla más tiempo, deberá abonar un adicional de 0,30 euros por cada media hora, con un máximo permitido de dos horas. Fuentes de la Secretaría de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento barcelonés aseguran que este método contempla que cada unidad realice alrededor de 15 recorridos diarios. Sin embargo, advierten de que la implementación en la ciudad será progresiva: se ha iniciado con 200 unidades y 15 puntos de recorrida, para alcanzar en julio próximo las 1.500 unidades y 3.000 en diciembre, distribuidas en 200 estaciones.

Una de las ciudades pioneras en poner en marcha esta iniciativa ha sido Córdoba, que cuenta desde 2005 con el programa gratuito ‘Cyclocity’. La ciudad andaluza, con 322.000 habitantes, instaló el servicio en septiembre de 2003, y pasó de 500 personas inscritas al inicio a 3.000 en apenas dos años. La cantidad mensual de viajes realizados en bicicleta se estima en 400, con una media de casi tres viajes por usuario, muchos de ellos turistas.

La lista de ayuntamientos que han adoptado recientemente el concepto de “bicicletas públicas”, o están por hacerlo, es extensa. Entre las más destacadas por el éxito o magnitud de los proyectos se puede mencionar Vitoria, Burgos, Ponferrada, Gijón o Granollers (esta última dispone de un sistema especial para los empleados municipales).

Más espacio público y menos contaminación

Más espacio público y menos contaminación

El papel que ha ido adquiriendo en los últimos años el uso del vehículo privado para la movilidad en las ciudades es uno de los factores que ha generado la necesidad de adoptar medidas para paliar la congestión del tráfico automotriz. Ya se ha probado que el uso de la bicicleta constituye una medida beneficiosa para conseguir mayor movilidad evitando las pérdidas de tiempo a causa de los atascos. Por otro lado, supone una forma diferente de hacer turismo, más barata, sana y divertida.

Aunque las ventajas más citadas de este transporte público son el ahorro, la mayor independencia y velocidad, así como la agilidad para el usuario, las asociaciones relacionadas con este tema apuntan la “sostenibilidad” como el aspecto más relevante de este vehículo, puesto que requiere un menor consumo de combustible y de emisión de gases y un mayor ahorro de espacio. “Una bicicleta ocupa menos sitio en la circulación y en el aparcamiento”,

“Una bicicleta ocupa menos sitio en la circulación y en el aparcamiento”

señala Iñaki Díaz de Etura, portavoz de Pedalibre, Asociación Cicloturista de Usuarios de la Bicicleta.

Para los usuarios, una ventaja económica es el ahorro que consiguen en combustible y en transporte, además de los aportes a la salud relacionados con el ejercicio físico y el deporte. Esta afirmación es repetida por distintos colectivos y especialistas, como Jesús Mesanza, técnico del Centro de Estudios Ambientales de Vitoria. Por otra parte, ciclismoUrbano.org , web dedicada al uso de la bicicleta en España, asegura que la bicicleta es el medio más rápido en las ciudades para los desplazamientos de hasta cinco kilómetros. Las estadísticas del Ministerio de Transporte Alemán confirman este último dato. El porcentaje de desplazamientos en distancias mayores de 15 kilómetros es nulo, mientras que para recorridos entre 0,6 y un kilómetro asciende a 24%; entre uno y tres kilómetros, a 40%; y entre cinco y siete kilómetros se reduce a cerca del 6%. Y en lo que respecta a la posibilidad de acogida entre los ciudadanos, un estudio del Ayuntamiento de Madrid asegura que 80.000 personas la emplearían en la capital para distancias de hasta cinco kilómetros.

Dificultades para los ciclistas

Dificultades para los ciclistas

En las grandes ciudades la puesta en marcha de este transporte encuentra mayores problemas. Uno de los principales motivos es la dificultad que presenta sanear el tránsito para una completa inserción de la bici como medio de transporte público. En el Ayuntamiento de Barcelona dicen que predomina la “mentalidad del coche” en España. De esta manera, las grandes ciudades requieren un trabajo de concienciación, “porque no hay filosofía de la bici por parte de los automovilistas ni por parte del peatón”.

Barcelona lleva a cabo desde hace años -a través de consultas con los distintos sectores de peatones, conductores y ciclistas- políticas destinadas a pacificar las calzadas, con áreas de circulación de no más de 30 kilómetros hora en zonas claves como Ciutat Vella. Otra iniciativa producto de esa concertación es el plan ‘Barcelona camina’.

Iñaki Díaz de Etura, por su parte, resalta que la mayor atención a este medio de transporte en España “es fruto de iniciativas personales u organizaciones de usuarios de la bicicleta”. De esta forma, la impersonalidad de las relaciones entre ciudadanos y políticos dificulta la extensión de la bici como transporte público. Y agrega que incide negativamente un factor “psicológico relacionado con un cierto desprestigio social del uso de la bici”.

En esta misma línea, según el portavoz de Pedalibre, el mayor provecho en las grandes ciudades se da con los desplazamientos “puerta a puerta”. Esto requiere muchas unidades estratégicamente dispuestas al momento de pensar en una introducción verdaderamente útil en la red de transportes. “Tendría que ser un sistema masivo. Tal como puede darse actualmente, estaría muy bien para usos ocasionales, como el de los turistas, y como difusión de la cultura ciclista”.

No obstante, Lyon, la segunda ciudad más grande de Francia, ofrece un modelo de gran éxito. Cada una de las dos mil bicicletas que ya funcionan se usa 16 veces en un día de verano desde julio de 2005, fecha de inicio del proyecto.

Cada una de las dos mil bicicletas que ya funcionan se usa 16 veces en un día de verano desde julio de 2005, fecha de inicio del proyecto

En los seis meses siguientes se realizaron dos millones de desplazamientos en bicicleta, y su proporción entre los medios de transporte público es entre el 2% y el 4%.

Con mayor o menor dificultad dependiendo de la magnitud de las ciudades y del tramado de calles y carriles, en la actualidad el uso de este sistema de transporte público está ganando terreno. El crecimiento de las urbes propulsó en su momento trenes, tranvías, autobuses con mayor capacidad y extensas redes de metro. No obstante, el colapso y sus consecuencias en el medio son tan evidentes como la simplicidad y utilidad de un vehículo a pedal de dos ruedas.

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