Chips de verduras, aperitivo de colores

Esta técnica consiste en freír de forma rápida frutos y hojas de hortalizas para darles un aspecto brillante a la vista y crocante al tacto
Por EROSKI Consumer 3 de enero de 2011
Img chips verduras hd

Los chips de verduras son una guarnición poco habitual en los platos, pero son muy fáciles de elaborar y el resultado es muy sabroso. Pueden emplearse para acompañar carnes y pescados y también como parte de un aperitivo. Además, se pueden utilizar infinidad de verduras y hortalizas, desde raíces (como la remolacha) hasta las hojas de espinacas, acelgas, acedera, lechuga, berros, albahaca e, incluso, perejil y cilantro. El resultado: una guarnición o un aperitivo original, colorido y sabroso con el que darle un toque divertido a la mesa, muy idóneo para aprovechar todos los vegetales que se tengan en casa. A continuación se detalla cómo elaborar chips de hojas, tubérculos y raíces de verduras.

Chips vegetales: hojas, tubérculos y raíces

Es recomendable freír las hojas por un lado y los tubérculos y raíces por otro

Para elaborar chips con hojas, deben escogerse las de un tamaño mediano, de color adecuado, tersas y sin defectos. Si son grandes, se pueden trocear hasta que adquieran todas el mismo tamaño y, por lo tanto, se cocinen a la vez. También se pueden hacer chips con productos como los tubérculos y raíces. Para ello, se utilizan, además de las patatas, los boniatos, la remolacha, las alcachofas, las zanahorias o los nabos.

Cuando se han seleccionado las mejores partes para elaborar los chips, se deslavan en agua fría para eliminar posibles restos de tierra o bichos que pudieran tener. Se escurren bien y se secan con papel de cocina o un trapo de hilo para que eliminen el agua superficial y no salten cuando se haga la fritura.

Cómo freír los chips de tubérculos y raíces

Para elaborar chips de tubérculos y raíces, es necesaria una elaboración previa. Antes hay que pelarlos y, con una mandolina (una especie de cortador manual que ayuda a sacar finas láminas de los tubérculos), cortar láminas finas, del grosor de una hoja. Todas las hortalizas deben tener un tamaño homogéneo para que en el momento de freírse se cocinen por igual.

Cuando las piezas están preparadas se pueden mezclar, aunque es preferible freírlas según variedades: las hojas por un lado y los tubérculos y raíces, por otro. Para ello, se utilizará una freidora o un cazo con aceite de oliva, limpio, a una temperatura de unos 170 ºC. Poco a poco se introducen las láminas de hortalizas y, con una espumadera, se sumergen para que no floten y se cocinen de forma rápida sin que absorban excesiva grasa.

Las láminas de hortalizas tienden a perder su color original y adoptan un tono entre marrón tostado y dorado, en el caso de las más coloristas. En el momento que cambian de color, los chips están listos en unos segundos y, por tanto, se pueden retirar y escurrir en una bandeja con papel de cocina para que eliminen el exceso de aceite. Al contacto con el aire y escurridas del aceite, se vuelven duras y crujientes. El último paso es ponerlas a punto de sal. El resultado es un aperitivo sano y crocante.

Freír hojas como aperitivo

Las hojas se fríen de la misma manera, es decir, se agregan poco a poco a la fritura con una espumadera. En unos segundos, se pueden sacar en una bandeja con papel absorbente para que se cristalicen y obtener así unas hojitas crocantes. En este caso, adquieren una tonalidad más brillante y aumenta la intensidad de su color. Se ponen a punto de sal y se consigue un sabroso aperitivo, un complemento para ensaladas o una rica guarnición para platos de pescado y asados de carne.

Para mantener su estructura tan especial, es recomendable colocarlas en el plato justo en el momento de servir. Así no absorben humedad ni pierden su textura.

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