Padecer cáncer en edades avanzadas

La esperanza de vida aumenta en las sociedades desarrolladas pero, con ella, también los casos de cáncer
Por Montse Arboix 19 de septiembre de 2010
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El cáncer se considera una enfermedad propia de personas en edades avanzadas. Sin embargo, aunque el paso de los años y la exposición a una mayor cantidad de cancerígenos aumenta su tasa de incidencia, no hay intervenciones de prevención primaria para modificar hábitos, ni tratamientos específicos para este grupo de edad. Más del 65% de las neoplasias malignas se desarrollan en este grupo, que representa sólo a un 12% de todos los afectados. De la misma manera, en la tercera edad se diagnostican, a menudo, distintas enfermedades crónicas -con sus tratamientos-, que dan forma a un grupo de población muy heterogéneo. No obstante, los expertos en oncología afirman que en el tratamiento de elección debe influir más la edad fisiológica que la cronológica.

La edad, factor de riesgo

Es evidente que el desarrollo de los sistemas de salud (y avances en medicina, salud pública o alimentación) en las sociedades desarrolladas ha significado un paso importante en el bienestar de la población y en el aumento de la esperanza de vida. Sin embargo, la incidencia de neoplasias malignas es mayor a medida que los países alcanzan niveles más altos de desarrollo económico y social. En Suecia y en EE.UU., alrededor del 70% de los cánceres se desarrollan en edades avanzadas y, en contraposición, en países de menor desarrollo, no llegan al 60%. En España, la esperanza media de vida, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ronda los 80 años. Pero también se ha incrementado la tasa de incidencia de casos de cáncer.

De los 65 a los 85 años, el riesgo varía entre el 23% en hombres y el 17% en mujeres. A partir de 60 años, el peligro de sufrir una neoplásica aumenta con la edad. Es cuando se desarrollan el 75% de los mielomas múltiples, el 62% de las leucemias, el 60% de los linfomas de Hodgkin y el 55% de los tumores orofaríngeos. La influencia de los años, en el caso de las mujeres, es más acusada en el desarrollo de linfoma no Hodgkin, tumores ginecológicos -sobre todo de ovario- riñón y tiroides. Sin embargo, otros cánceres no están tan ligados al paso de los años, como el gástrico, colorrectal, pulmonar, mama y vejiga en mujeres, además de vejiga y riñón en hombres.

Envejecimiento

De forma errónea, el cáncer en la tercera edad se entiende como una enfermedad intratable y de pronóstico fatal

El diagnóstico precoz de cáncer en edad avanzada se entorpece por numerosas razones. Las enfermedades concomitantes que se desarrollan a estas edades y sus síntomas variados pueden enmascarar manifestaciones tempranas de enfermedad neoplásica. Otros impedimentos son el aislamiento del individuo en una sociedad donde se queda solo por la pérdida del cónyuge, familiares o su círculo de amigos, alteraciones en el rendimiento intelectual, poca educación sanitaria y una política de salud, en esta franja de edad, que se dirige más al tratamiento.

Numerosos grupos de expertos y varias agrupaciones, como la Asociación Americana del Cáncer, están de acuerdo en que todos los ciudadanos deberían conocer determinados signos y, ante su detección, acudir al médico. Son siete señales de alarma, útiles en todas las franjas de edad, que se desarrollan de forma precoz en distintos tipos de cáncer y que, si se tuvieran en cuenta, permitirían un diagnóstico y tratamiento precoz, así como una mayor tasa de supervivencia. Tener uno de estos síntomas, no obstante, no significa que se padezca la enfermedad, sino que, al menos, hay alguna posibilidad que debe estudiarse.

Los siete signos de alarma del cáncer son:

  • Modificación de los hábitos intestinales o urinarios.
  • Úlcera en la piel que no cicatriza.
  • Hemorragia sin causa evidente.
  • Presencia de nódulos (masa redonda, abultada y dura).
  • Indigestión o dificultad para deglutir.
  • Alteraciones y cambios en una verruga o lunar.
  • Tos o ronquera persistente.

Las neoplasias malignas más frecuentes en todo el mundo se localizan en piel, próstata, pulmón, colon, mama y endometrio, asociadas, además, a factores ambientales y estilos de vida. Por este motivo, en un alto porcentaje son prevenibles con estrategias de prevención primaria (con la promoción de la salud con campañas informativas, sanidad ambiental e higiene) y secundaria (con el cribado precoz para detectar la enfermedad en estadios iniciales y aplicar tratamiento con el objetivo de disminuir la tasa de mortalidad). Todo ello, insisten los especialistas, debe dirigirse también a la tercera edad, la gran olvidada.

Tratamientos de elección

El tratamiento en los ancianos es especial por diversas causas: los estudios de tratamientos no se realizan en pacientes de estas edades, toleran mal la quimioterapia a altas dosis y se diagnostican junto con otras enfermedades crónicas, con sus respectivos tratamientos. El cáncer de pulmón, a pesar de ser uno de los más frecuentes en personas mayores, es una de las principales causas de muerte. Hace unos años, además, no se administraba quimioterapia porque se creía que los ancianos no toleraban el tratamiento.

Ahora el escenario ha cambiado y, gracias a ello, la tasa de supervivencia de los pacientes ancianos con cáncer de pulmón ha aumentado. Los últimos estudios han demostrado de forma clara que las personas mayores pueden tolerar la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia agresiva siempre que estén en buena forma. Prima la edad biológica, en lugar de la cronológica.

Pero todavía en algunos sectores profesionales y en gran parte de los familiares de los afectados hay poca información al respecto y, de manera demasiado habitual, se entiende el cáncer en la tercera edad como una enfermedad intratable y de pronóstico fatal. Los especialistas reconocen que queda mucho camino por recorrer en educación sanitaria para concienciar a la población de que no siempre es así y de la necesidad de hacer pruebas de cribado en esta etapa de la vida para un diagnóstico precoz. El futuro pasa por el trabajo en común de oncólogos y geriatras.

ESCENARIO EN EDADES AVANZADAS

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Cualquier tratamiento en los pacientes de edad avanzada tiene unas consideraciones especiales. Sumar años significa que disminuye, de manera progresiva, la energía de la persona, la visión y audición, el nivel cognitivo y funcional, la función renal y hepática, así como el desarrollo de problemas circulatorios, respiratorios o degenerativos. Para adecuar la terapia del cáncer, habrá que considerar las patologías crónicas, tan habituales a partir de los 60 años: hipertensión, cardiopatías, enfermedades reumáticas y gastrointestinales, anemia, cánceres previos, EPOC o diabetes, entre otras, y sus tratamientos. Todo ello favorece que las personas de edad avanzada constituyan un grupo muy variado.

Un anciano con multipatología es una persona frágil que, cada vez más, vive solo. Junto con las personas de escasos recursos, más acentuado si son mujeres, son un grupo de riesgo de marginalidad. Todo ello se traduce en que reciben menos tratamiento analgésico para controlar el dolor. Este punto es fundamental para mantener la calidad de vida del anciano, ya que si no se interviene de manera adecuada, puede desembocar en cuadros de ansiedad (en ocasiones, episodios de agitación esconden un dolor mal controlado) y depresión, además de provocar que los síntomas del cáncer sean más acusados.

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