Toda la UE, incluida España, permite embotellar agua del grifo siempre cumpla una serie de garantías sanitarias y se indique en el etiquetado

La normativa española especifica que se pueden producir tres tipos de agua: la mineral natural, la de manantial y la preparada
Por EROSKI Consumer 5 de marzo de 2004

El reconocimiento por parte del grupo Coca-Cola de que embotella y comercializa en Gran Bretaña agua del grifo tratada con procesos físico-químicos antes de ser envasada bajo la etiqueta «agua pura», ha levantado una gran polémica sobre esta forma de producir agua que, lejos de ser ilegal, está autorizada en toda la Unión Europea (UE), incluida España, siempre que se cumplan una serie de requisitos.

La normativa española, recogida en un real decreto que incorpora una directiva europea, especifica que se pueden producir tres tipos de agua: la mineral natural, la de manantial y la preparada. Esta última se divide en otras dos categorías: el agua potable preparada de manantial y el agua de abastecimiento público preparada. En todos los casos, las etiquetas de las botellas deben indicar claramente el tipo de agua que contienen. El producto británico de Coca-Cola, «Dasani», entraría dentro de la última categoría. No así la versión española del mismo, que, según precisó la multinacional, es de origen mineral natural.

«Hay que señalar que el 90% del agua embotellada que se vende en nuestro país entra dentro de la categoría de aguas minerales naturales, de las que España es el cuarto productor europeo», explican desde la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas (ANEABE). «Sólo el 3% son aguas preparadas», detallan. Lo que no significa que ese porcentaje se refiera exclusivamente a productos cuyo origen es el grifo. Hay aguas preparadas que salen de un manantial. Es el caso de «Aquafina», producto de Pepsi, que «procede de un yacimiento situado en el parque alavés de Gorbea», explica la compañía de bebidas Pepsico. Lo que la convierte en agua potable preparada, como indica la etiqueta, y no en agua mineral, es el proceso de ósmosis y filtrado al que es sometida.

Es un caso diferente al de «Nafree», agua que se comercializa como especialmente indicada para la preparación de biberones. La propia empresa, Agua Nafree S.A., explica en su página web que el origen de su producto es el «agua de la red pública». Una vez obtenida, se somete a una serie de procesos, entre ellos la descalcificación, la doble ósmosis inversa y el filtrado.

Según la empresa, el resultado es un agua desmineralizada y esterilizada, mientras que la del grifo, sin tratar, «por su contenido en sales minerales, puede provocar una descomposición del equilibrio hídrico». Este punto ha sido cuestionado en un informe de Aguas de Barcelona hecho público ayer, en el que se defiende la calidad del agua del grifo de las ciudades españolas, a menudo de muy baja mineralización.

Cada vez son más las personas que se decantan por el agua embotellada. No en vano, el consumo mundial aumenta una media de un 12% cada año, a pesar de que su precio es mucho más alto comparado con el agua del grifo. Incluso en aquellos países donde existe un servicio público de agua potable, las personas pueden llegar a gastar hasta mil veces más dinero en agua embotellada que si la cogieran de la red pública, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

España tampoco se queda atrás en esta «nueva moda» en la que el agua ha pasado a convertirse en un elemento gastronómico y un signo de los nuevos tiempos. Así, nuestro país es el cuarto consumidor de agua embotellada de la UE, por detrás de Francia, Alemania e Italia. Durante 2002, los españoles consumieron 4.513 millones de litros de agua envasada: 110 litros por persona. Eso sí, las favoritas son las minerales (89,7%), seguidas de las de manantial (7,3%) y las potables preparadas (3%). En cuestión de burbujas, las aguas sin gas representan el 95,2% de la producción, frente al 4,8% de las que contienen gas.

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