Diario de alimentos: qué, cuándo, cuánto y por qué se come

Se trata de una herramienta eficaz para que quienes siguen una dieta de adelgazamiento pierdan peso
Por Maite Zudaire 19 de mayo de 2009
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Imagen: Ivan Prole

La elaboración de un registro diario de todo lo que se come, en el que se anote con detalle cada alimento que se ingiere, así como el momento del día, la cantidad exacta y el motivo de que se consuma ese producto alimenticio y no otro sirve para tomar conciencia de lo que comemos cada día. Se trata de una práctica poco habitual entre la población en general y entre quienes sufren sobrepeso y obesidad, en particular.

«Realizar un diario de alimentos puede duplicar la pérdida de peso si se sigue una dieta de adelgazamiento». Ésta es la revelación de un estudio sobre la evaluación de métodos eficaces para adelgazar llevado a cabo desde el Kaiser Permanente’s Center for Health Research, en Portland (Estados Unidos). «Las personas que mantuvieron al día los registros de alimentos perdieron el doble de peso que aquéllas que no anotaron los registros. Parece ser que el simple acto de escribir lo que uno come anima a consumir menos calorías», señala Jack Hollis, uno de los principales investigadores.

Tomar consciencia de lo comido

Llevar un registro de los alimentos que se comen a diario, indicando el día, la hora, el lugar y la cantidad estimativa o las porciones de comida ingeridas, sirve para conocer de cerca nuestros hábitos alimentarios y para identificar conductas erróneas. En cada página del diario se diseña una tabla con distintas columnas y filas en las que se incluyen los datos que hay que rellenar: alimentos ingeridos y forma de elaboración (por ejemplo, verdura frita, al vapor o cocida) y todos los ingredientes adicionales (aceite, margarina, mantequilla o mayonesa); día y hora de la comida; cantidad o ración consumida; lugar de consumo.

Una última columna se puede reservar para anotar todas aquellas consideraciones y reflexiones que uno estime relevantes por su influencia en sus hábitos alimentarios; con quién se ha comido, en qué condiciones y qué sentimientos acompañaron a la comida, entre otros. Nos puede servir de ayuda para darnos cuenta de si comemos más en determinados lugares y en qué situaciones o circunstancias, como cuando comemos solos.

Un ejemplo de diario de los alimentos es la tabla que se publica desde el Programa Indiana para el Manejo de las Enfermedades Crónicas.

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Con el fin de acercarse lo más posible a la situación real es importante especificar al máximo el tipo de alimento ingerido (leche entera, semidesnatada, desnatada, con azúcar o sin azúcar), así como la cantidad consumida o la ración estimada.

Para realizar el registro de alimentos correctamente, la persona deberá ser instruida por el dietista-nutricionista para que haya la mínima desviación entre la percepción subjetiva del peso del alimento y el peso real. El peso de los alimentos puede ser el método más preciso, aunque no siempre es posible, por lo que se puede entrenar al paciente con el sistema de visualización y reconocimiento de las raciones de los distintos alimentos (un vaso de leche, una cuchara de postre, una cuchara sopera, dos dedos de pan, seis dedos de pan, un cazo de arroz, etc.).

«El proceso de reflexión sobre lo que se come es lo que nos ayuda a ser conscientes de nuestros hábitos y por lo que es de esperar que cambie nuestro comportamiento «, señala Keith Bachman, miembro del Institute’s Weight Management Initiative (Iniciativa de Gestión de Peso), dentro del Kaiser Permanente. Desde 2002, dentro de los planes para la prevención y tratamiento del sobrepeso y la obesidad, este departamento recomienda el diario de alimentos como una estrategia para perder peso.

El diario de los alimentos ejerce un efecto de autocontrol sobre lo que se come y sobre los sentimientos que genera lo que se come

Diario de conductas y sentimientos

Desde el punto de vista psicológico, los especialistas en la materia, sugieren al paciente, en según qué circunstancias, escribir en una columna paralela al registro las sensaciones y los sentimientos asociados al momento de consumir cada alimento, o los motivos que le han llevado a comer dichos alimentos.

Se sabe con certeza que la obesidad es una enfermedad con una fuerte influencia psicológica. Por este motivo, su tratamiento debe ser interdisciplinario y debe incluir estrategias que modifiquen las conductas alimentarias y el conocimiento erróneo acerca de los alimentos que tienen las personas afectadas. Es lo que se conoce como tratamiento cognitivo-conductual, y el diario de los alimentos puede servir como herramienta de este tipo de terapia.

La información del diario sobre sentimientos y sensaciones resulta muy útil en caso de que la persona tenga dificultad para seguir la dieta y no sepa con certeza cuál es el motivo o los motivos por los que pierde la voluntad. En ocasiones, el consumo de ciertos alimentos se asocia a sentimientos concretos que surgen en determinados momentos del día, a encuentros con determinadas personas, a la realización de según qué tareas (tareas repetitivas y aburridas), o el momento de la comida (en el que puede que la persona esté sola o acompañada). El enfado, el nerviosismo, la ansiedad, la alegría desmesurada, el agobio, las prisas o el cansancio pueden motivar conductas insanas con los alimentos que conviene, primero, analizar y reconocer para después canalizar correctamente.

El diario de los alimentos ejerce un efecto de autocontrol sobre lo que se come y sobre los sentimientos que genera lo que se come. Ser consciente de todo ello puede ayudar a cualquiera a prevenir los excesos alimentarios.

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

Los especialistas en psicología y psiquiatría también utilizan el diario de los alimentos como herramienta para el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria como la bulimia y la anorexia nerviosas, y de otros trastornos de la conducta no específicos como el trastorno por atracón para calmar los nervios o el conocido como síndrome del comedor nocturno, que se caracteriza porque la persona ingiere la mayor parte de los alimentos en la cena y durante la noche.

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