Dieta depurativa para lograr hábitos sanos

No hay que confundir las pautas alimentarias puntuales que ayudan a limpiar el organismo con dietas milagrosas que prometen desintoxicar el cuerpo y no lo hacen
Por Maite Zudaire 11 de octubre de 2011
Img caldo
Imagen: Javier Lastras

Limpiar el organismo, dejar atrás excesos veraniegos y optar por hábitos sanos es un buen propósito que ayuda a sentirse mejor y fortalecer las defensas. Se debe configurar una dieta para unos días y unos hábitos para siempre, que procuren bienestar. La clave está en elegir los alimentos que deben conformar los menús, tener muy claro cuáles se van a descartar por unos días y sumar a la alacena infusiones y alimentos integrales que ayudan a potenciar el propósito de desintoxicarse.

Los días en los cuales se quiere limpiar el organismo deben olvidarse el integrales. Siempre es positivo convertirlo en hábito, pero si no se quiere renunciar a las harinas refinadas para siempre, al menos, hay que intentar hacer un hueco a estos alimentos con cierta asiduidad. El pan, el arroz y la pasta, cuando son integrales, aumentan la sensación de saciedad y propician que se coma menos y que se opte por alimentos menos calóricos.

Estos días se puede probar también a reducir la sal y prescindir de especies fuertes como la mostaza, la pimienta o el clavo, que irritan la mucosa gástrica y aumentan la acidez estomacal. Se pueden utilizar hierbas aromáticas digestivas, como el laurel, el tomillo, la salvia o el comino.

¿Un día a fruta?

Un día a fruta no tiene ningún efecto adelgazante y, en cambio, adolece de nutrientes esenciales como proteínas e hidratos

Seguir una dieta desintoxicante no significa someterse a una dieta insana. Las frutas tienen un papel protagonista en la alimentación sana y se debe aprovechar su valor vitamínico e hidratante y su riqueza en fibra y antioxidantes, pero no limitarse a ellas. Un día a fruta no tiene ningún efecto adelgazante y, en cambio, adolece de nutrientes esenciales como las proteínas y los hidratos, por lo que solo se consigue despistar el organismo, pero no desintoxicarlo. Sin embargo, en la dieta depurativa, sí se suceden días en que hay que multiplicar la ingesta de fruta: en el desayuno, para almorzar, de postre y en la merienda.

Esta cantidad es difícil de mantener en el tiempo, aunque si la fruta es el elemento indispensable durante quince días, lo será también después, si bien en menor cantidad. Algo parecido sucede con la práctica de beber agua. Si una persona se acostumbra a ingerir un litro o litro y medio (se puede ayudar de una botella de medio litro, que debe rellenar dos o tres veces al día), es difícil que pierda la costumbre cuando abandone de manera consciente y pautada la dieta desintoxicante. También ayudan a hidratarse los caldos desengrasados, las infusiones y los caldos o jugos de hortalizas.

Las verduras completan el menú

Hay que procurarse alimentos ricos en vitamina B6, ya que estimulan la recuperación de los hepatocitos, las células del hígado

Agua, frutas, caldos, alimentos integrales y, además, verduras. Las de hoja verde y las de la familia de las coles son ricas en flavonoides, compuestos naturales que protegen el sistema cardiovascular y activan las enzimas glutation peroxidasa y catalasa, que estimulan la acción detoxificante del hígado. Puesto que se quiere limpiar, este órgano es clave. Por eso, hay que procurarse alimentos ricos en vitaminas del grupo B, en particular la B1, B6 y B12, ya que estimulan la recuperación de los hepatocitos, las células del hígado.

También se le debe a la verdura su capacidad para eliminar el exceso de líquidos. Contienen poco sodio y mucho potasio, lo que fuerza al cuerpo a eliminar el exceso de líquidos, junto con las sustancias de desecho, por la orina. Los días de limpieza, las verduras, crudas o cocinadas, no deben ser una guarnición, sino la ración principal. Si se cena una tortilla, hay que calcular que las judías verdes que la acompañan han de ocupar el doble. De esta forma, se podrá calcular la medida de las recetas. No se puede intentar limpiar el organismo con la ingesta de 300 g de pechuga de pollo a la plancha, porque habría que cumplir la proporción y, a todas luces, más de medio kilo de cualquier verdura es mucho.

CARDOS Y ALCACHOFAS, ESTÁ CERCANA LA TEMPORADA

El cardo y la alcachofa son verduras propias del invierno. Por tanto, la mejor temporada para consumirlos es esta, hasta las primeras heladas de diciembre, y primavera, cuando finaliza la cosecha de alcachofas. El clima frío y seco provoca que los tejidos adquieran un sabor amargo y un aspecto poco atractivo. Pero recolectadas en su momento, estas verduras, además de ser un manjar con múltiples posibilidades en la cocina, son aliadas indiscutibles en una dieta desintoxicante.

El alcohol, el exceso de grasa y de proteínas de origen animal, así como ciertos medicamentos, son las principales amenazas para el buen funcionamiento del hígado. Algunos alimentos favorecen la función hepática, como los vegetales con ligero sabor amargo, ya sea la alcachofa o el cardo, que comparten estas propiedades con la achicoria, la endibia, la escarola, el nabo y el rábano. Además, la fibra, abundante en todas ellas, favorece el tránsito intestinal. Son verduras ricas también en potasio, un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal.

Alcachofas y cardos han sido el prototipo de hortalizas sanas, de amplio espectro medicinal. Se han recomendado con frecuencia en el campo de la nutrición por considerar que su consumo es muy saludable a distintos niveles del organismo, gracias a sus reconocidas propiedades coleréticas, hepatoprotectoras y diuréticas.

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