Entrevista

Anna Bach, coordinadora científica de la Fundación Dieta Mediterránea

La dieta mediterránea prioriza ciertos alimentos y destaca cómo seleccionarlos, cocinarlos y consumirlos
Por María Manera 9 de diciembre de 2011
Img anna bach
Imagen: CONSUMER EROSKI

La dieta mediterránea no es solo una dieta sustentada con evidencia en la prevención de enfermedades crónicas. Es también una filosofía de vida. Engloba, además de la combinación de alimentos tradicionales, recetas y formas de cocción propias de cada zona, la cultura y estilo de vida típicos de la región mediterránea. Así lo define Anna Bach, farmacéutica por la Universidad de Barcelona, Máster en Salud Pública nutricional por la Universidad de Glasgow (Reino Unido), Doctora en Salud Pública Nutricional por la Universidad de Barcelona y coordinadora científica de la Fundación Dieta Mediterránea desde 2004. A sus dos últimos libros se les ha otorgado el premio Gourmand como el “mejor libro del mundo en cocina familiar”. En esta entrevista, cuenta las bondades de la dieta mediterránea.

¿Cuáles son las características en la forma de alimentarse en nuestro entorno, comparado con el de los países nórdicos?

El patrón de alimentación mediterráneo se diferencia de forma genérica del nórdico por aspectos como: un protagonismo de los productos vegetales (frutas, verduras, cereales, frutos secos y legumbres); el consumo de aceite de oliva como principal fuente de grasa dietética; una ingesta frecuente pero moderada de vino con las comidas; el consumo de pescado fresco; la ingesta moderada de productos lácteos (sobre todo queso y yogur bajo en grasa), carnes blancas y huevos y un bajo consumo en frecuencia y cantidad de carnes rojas y embutidos. El día a día también engloba otros elementos culturales y de estilo de vida, como el proceso de selección, procesamiento y consumo de alimentos; la priorización de los productos frescos, locales y estacionales; las actividades culinarias y la convivencia en las comidas, que potencia el valor social y cultural de la comida más allá del aspecto nutricional.

¿Cómo definiría la dieta mediterránea?

La dieta mediterránea no solo tiene una acumulada evidencia en la prevención de enfermedades crónicas. Representa una filosofía de vida que engloba, además de la combinación de alimentos tradicionales, recetas y formas de cocción propias de cada región, la cultura y estilo de vida típico de la región mediterránea, donde se incluye la actividad física regular, el descanso en forma de siesta, la mencionada socialización durante las comidas y toda una manera de vivir que forma parte del patrimonio cultural de los países mediterráneos.

A pesar de la evidencia de la dieta mediterránea como promotora de salud, gran parte de los ciudadanos de países mediterráneos no sigue este patrón. ¿Cuáles son los motivos?

“Numerosos factores socioculturales se asocian al alejamiento del patrón de la dieta mediterránea”

Una gran parte de los consumidores conocen y quieren seguir una alimentación y estilo de vida más saludables y cercanos al patrón de dieta mediterránea. Pero otra parte de la población se aleja de él a causa de numerosos factores socioculturales: la reducción y modificación de la familia; la rotura con los hábitos alimentarios tradicionales y la mayor priorización de las comidas fuera de casa (y de los alimentos precocinados); el incremento del snacking y del consumo de alimentos calóricamente densos ricos en grasas y azúcares; la menor dedicación a las actividades culinarias y la pérdida de la transmisión de la cultura culinaria; la incorporación de alimentos y costumbres “occidentalizadas” y la potente influencia de la publicidad en la selección de los alimentos; la tendencia a una reducción de la contribución del presupuesto familiar a la alimentación; y el aumento del tamaño de las raciones de algunos alimentos.

¿Cómo se enfoca este problema desde la Fundación?

La Fundación Dieta Mediterránea es una entidad sin ánimo de lucro de carácter científico y cultural que fomenta el estudio, la investigación y la difusión del patrón de dieta mediterránea. Entre sus actividades destaca la monitorización de la adherencia a este tipo de alimentación, la recopilación de la evidencia científica sobre el binomio dieta mediterránea y salud, así como la difusión de estos avances a los expertos y a la población a través de artículos, cursos, etc. y, sobre todo, a partir del Congreso Internacional sobre Dieta Mediterránea que celebra cada dos años en el contexto del salón Alimentaria de Barcelona.

¿A quién se dirigen estas acciones?

“Apostamos por el proceso de recuperación y promoción de nuestras tradiciones alimentarias”

El colectivo de niños y jóvenes son una población diana para las intervenciones nutricionales, que realizamos con el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y diversas entidades a través de las Campañas de Promoción de la Dieta Mediterránea en las escuelas, así como mediante las actividades de revisión de menús escolares. Los retos sanitarios en el campo de la nutrición, en especial para la prevención de la obesidad y sus consecuencias, justifica nuestra colaboración en proyectos de promoción del ámbito comunitario con el Gobierno de la Generalitat de Cataluña, el Ministerio y la Unión Europea (AMED; Gustino; FOOD). Estos programas están encaminados a mejorar la oferta y demanda alimentaria de un grupo numeroso de personas que comen fuera del hogar. También destaca la coordinación de la Fundación en el reciente reconocimiento por parte de la UNESCO de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Seguimos con este proceso de recuperación y promoción de nuestras tradiciones alimentarias con el énfasis de la sostenibilidad y el compromiso con el medio ambiente.

Una de las estrategias es la divulgación de guías alimentarias y la reciente presentación de la nueva pirámide. ¿A qué se debe esta actualización?

La pirámide tradicional de la dieta mediterránea se ha puesto al día para adaptarse al estilo de vida actual y a los cambios a los que están sometidas las poblaciones mediterráneas. Recoge las recomendaciones actualizadas en función del estilo de vida y la dieta y de los problemas socioculturales, ambientales y de salud que las poblaciones mediterráneas actuales enfrentan.

¿Qué pautas sigue la nueva pirámide?

Por iniciativa de la Fundación Dieta Mediterránea, y en colaboración con numerosas entidades internacionales y un amplio grupo de expertos pertenecientes a disciplinas diversas, se ha consensuado un nuevo esquema que enriquece la representación gráfica, con nuevos elementos cualitativos. La pirámide sigue la pauta de la anterior: sitúa en la base los alimentos que deben sustentar la dieta y relega a los estratos superiores otros que se deben consumir con moderación. Pero además, se añaden indicaciones de orden cultural y social ligadas al estilo de vida mediterráneo, desde un concepto de la dieta en sentido amplio. No se trata tan solo de dar prioridad a un determinado tipo de alimentos, sino a la manera de seleccionarlos, cocinarlos y consumirlos. También refleja la composición y número de raciones de las comidas principales.

¿Cuáles son los objetivos de estos cambios?

Esta pirámide se plantea desde el consenso internacional que no existía hasta el momento y se basa en la actualización de las últimas evidencias científicas en el campo de la nutrición y la salud publicadas en las últimas décadas. Contribuye así a la armonización de los instrumentos educativos que se utilizan en la promoción de la dieta mediterránea y responde a la necesidad de un marco común entre los países mediterráneos, que se debe adaptar en función de las costumbres y hábitos de cada país. El uso y la promoción de esta pirámide se recomiendan sin ninguna restricción y se ha traducido y está disponible en castellano, catalán, gallego, euskera, inglés, francés, árabe, italiano, portugués y griego.

¿Cuál es el proceso que sigue un trabajo de estas características?

Es un proyecto de más de dos años. La Fundación Dieta Mediterránea, junto con el Foro de las Culturas de Alimentos del Mediterráneo, inició el diálogo y el proceso de recopilación de la opinión de numerosos científicos internacionales para desarrollar una posición de consenso. El primer esquema de la nueva pirámide nace de los diálogos internos entre el Comité Científico de la Fundación Dieta Mediterránea, presidido por Lluís Serra-Majem, y la labor de un grupo de trabajo de una reunión celebrada en Parma sobre la “Dieta Mediterránea actual, un modelo de alimentación sostenible”, en el marco de la III Conferencia del CIISCAM. Las recomendaciones de la pirámide se basan en un consenso sobre las últimas evidencias científicas en el campo de la nutrición y la salud, la sostenibilidad de los patrones alimentarios y el reconocido papel de esta dieta en la prevención de muchas enfermedades crónicas a partir de grandes estudios epidemiológicos.

¿Por qué las patatas se sitúan en el mismo nivel de consumo que la carne roja y carnes procesadas? ¿Por qué no se agrupan con el pan, la pasta o el arroz?

Por el método de cocción de elección más generalizado: la fritura. Esto nos recuerda que la frecuencia de consumo de las patatas fritas y las chips sería un máximo de unas tres raciones a la semana. En el texto también se detalla que las patatas se deberían consumir frescas.

En el grupo de los lácteos hay quesos y yogures. ¿Por qué se omite la leche?

La pirámide incluye todos los grupos de alimentos, representados por uno o dos del grupo. Pero, sin duda, la leche está en el grupo de los lácteos, representados en la pirámide por el yogur y el queso porque son los más consumidos en los países mediterráneos.

La actual epidemia de obesidad se debe a patrones alimentarios erróneos, pero también al sedentarismo. España tiene la población menos activa de Europa, según la OMS.

En España, el abandono del patrón alimentario se acompaña de una disminución considerable de los niveles de actividad física. De alguna manera, se ha incrementado el ambiente obesogénico, que favorece la abundancia y comodidad (un mayor uso del coche y exposición a pantallas, la accesibilidad de alimentos ricos en azúcares, productos animales y grasas saturadas) y que es, por lo tanto, favorecedor de la obesidad. Esto no solo puede comportar a medio-largo plazo un incremento de la prevalencia de obesidad y sus enfermedades asociadas, sino también otras enfermedades crónicas. La práctica regular de la actividad física moderada (un mínimo de 30 minutos a lo largo del día) proporciona grandes beneficios para la salud, como regular el gasto energético y ayudar a mantener un peso corporal saludable. Caminar, subir y bajar escaleras y realizar tareas del hogar es una forma sencilla de ejercicio físico. Siempre que sea posible, se recomiendan las actividades al aire libre y en compañía, para su mayor atractivo y continuidad.

Seleccione cuatro consejos claves para que a partir de hoy mismo tengamos un estilo de vida más mediterráneo.

Basar la alimentación en alimentos de origen vegetal; priorizar alimentos frescos, locales y de temporada en la medida de lo posible; socializarnos en torno a las comidas y actividades culinarias, ya que potencia el valor social y cultural de la comida; y practicar actividad física cada día.

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