El mejor momento para podar

Aunque es posible suprimir brotes y ramas en cualquier época del año, en ocasiones conviene esperar a la parada vegetativa
Por EROSKI Consumer 10 de agosto de 2004
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Imagen: Robin

La poda es uno de los cuidados habituales que requieren las plantas. Consiste en suprimir brotes y ramas. La tarea se realiza con distintos fines: para limpiar la planta de hojas y flores marchitas, para darle una forma equilibrada o para estimular su crecimiento. No es una operación que entrañe riesgos para el ejemplar, siempre y cuando no se intervenga en las ramas estructurales. Por tanto, es posible cortar en cualquier época del año un brote mal colocado o ajado, aunque es recomendable esperar a la parada vegetativa de la planta para las intervenciones más contundentes.

Beneficios

Tras podar una planta, las partes en las que se interviene reciben un flujo abundante de sabia. Cuando esto ocurre, el ejemplar crece y recupera el vigor perdido. Por tanto, cuanto más se pode, rebrotará con mayor intensidad. Esta máxima no es aplicable a las plantas domésticas de interior. En este caso, la poda debe moderarse ya que en ocasiones las condiciones ambientales no son todo lo favorables que deberían para potenciar el desarrollo de los ejemplares podados.

La poda debe combinarse con otra serie de cuidados complementarios. Los riegos han de ser abundantes y deben estar acompañados de un aporte de abono, en concentración baja. La planta tiene que recibir buenas dosis de luz solar, la temperatura ambiente debe ser elevada y los niveles de humedad en el aire tienen que ser altos.

Periodos de poda

El desarrollo de las plantas de interior se divide en dos periodos de tiempo. En general, desde mediados del mes de marzo hasta finales de septiembre se desarrolla la época de crecimiento, también conocida como vegetación. Mientras que entre octubre y marzo, la planta se encuentra en reposo o en parada vegetativa.

Tras la poda, la planta rebrota y recupera el vigor perdido

Las podas de poco alcance se pueden realizar con independencia de la época en la que se encuentre el ejemplar. Si bien es recomendable que durante el periodo de crecimiento sólo se efectúen intervenciones suaves en los brotes jóvenes. Las podas más drásticas que persiguen equilibrar la estructura de la planta y darle otra forma, deben realizarse al final del reposo vegetativo. Así las yemas rebrotan con mayor facilidad y más rapidez.

¿Cómo podar?

La finalidad de este tipo de intervenciones es provocar la formación de un brote en el lugar donde se cortó. Por eso, es apropiado podar por encima de una hoja o a la altura de la yema.

Si la planta se poda para que adquiera una determinada forma, el corte debe realizarse por encima de una rama o de un brote para garantizar la continuidad del desarrollo y facilitar que el ejemplar, poco a poco, adquiera la orientación que se desea.

Ejemplares prohibidos

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La poda es un cuidado de obligado cumplimiento por sus beneficios para la planta. Sin embargo, no todos los ejemplares la resisten. Nunca se debe intervenir en plantas que no tengan tallo. Son las denominadas acaules y forman una roseta. En este caso, la poda se debe reducir a la eliminación de hojas y flores marchitas. La violeta africana, primavera, peperomia, clivia y gloxinia pertenecen a esta categoría. Las plantas cactáceas, los helechos y las orquídeas- salvo las especies que crecen sobre largos tallos- tampoco se deben podar.

En el caso de las palmeras, la poda es desaconsejable por completo. El motivo es que en estos ejemplares el crecimiento se origina gracias a una yema situada en el centro de la mata de las hojas.

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