Pinturas antigrafiti

Forman una película protectora transparente que impide la fijación de las pintadas en las paredes
Por EROSKI Consumer 4 de noviembre de 2004
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Imagen: Daniel Lobo

Los grafitis son parte del paisaje urbano de muchas ciudades, visibles en paredes, fachadas, persianas metálicas de locales comerciales e incluso en vagones de tren. Vandalismo o creación artística, el grafiti se elimina con dificultad de los muros. Los aerosoles y rotuladores que se emplean para pintarlos resisten la limpieza convencional con agua y detergentes. Se deben aplicar productos y disolventes específicos que retiran con más facilidad estos dibujos. Pero para prevenir las pintadas, la industria ha desarrollado una gama de pinturas y barnices que, tras su aplicación, impiden que se fijen en las superficies.

Prevención

Para evitar que las paredes de un portal, la fachada de un edificio o los muros de un garaje se «adornen» con grafitis indeseados, es recomendable tratar estas superficies con pinturas antigrafiti. Son barnices incoloros, con acabado semibrillante o mate, que por su composición especial forman una película protectora sobre la que es imposible pintar.

Cuando se intenta, los aerosoles y rotuladores no terminan de adherirse. De esta manera, su limpieza es menos complicada. Basta con verter agua sobre la superficie para retirar los colores.

La pintura antigrafiti se aplica con brocha, rodillo o pistola neumática

La pintura antigrafiti se aplica con brocha, rodillo o pistola neumática. Para un rendimiento óptimo, es suficiente con una única capa de producto, aunque si la superficie que se trata es de ladrillo, hormigón, piedra, mármol o acero inoxidable, es preciso aplicar una capa de imprimación con anterioridad para asegurar el agarre del producto. Cuando el revestimiento sobre el que se va a aplicar está pintado, no es necesario el paso previo de la imprimación.

Eliminar un grafiti

El agua y los detergentes abrasivos no son suficientes para borrar un grafiti. Los disolventes específicos resultan más efectivos. Siempre que sea posible, es preferible optar por productos en formato gel o espuma. Así se evitan salpicaduras y es más fácil controlar la cantidad de disolvente que se suministra.

El método de aplicación varía en función de la naturaleza de la superficie. Si es un soporte de tipo no poroso, como vidrio, cerámica, metales y losetas vitrificadas, se debe pulverizar una cantidad apropiada de producto sobre la pintada. Es fundamental respetar el tiempo de actuación del disolvente, en general inferior a cinco minutos. Una vez transcurridos, es preciso frotar la superficie con la ayuda de un cepillo de cerdas duras y aclarar con agua abundante.

El agua y los detergentes abrasivos no son suficientes para borrar un grafiti

Sobre paredes de obra vista, mampostería, mármoles y cualquier otro soporte poroso, la forma de suministrar el producto es similar al caso anterior. Sin embargo, en la fase final, la superficie se debe aclarar con agua a presión para que penetre en las hendiduras y huecos con mayor eficacia. De cualquier modo, antes de su aplicación, se recomienda verificar la resistencia de la superficie al disolvente. En especial, si el soporte es plástico o está pintado ya que es posible que el aspecto original del revestimiento se altere. Por motivos de seguridad, este tipo de disolventes debe emplearse en lugares bien ventilados y es conveniente usar gafas, guantes y mascarilla protectora para evitar el contacto con la piel y con los ojos.

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