Entrevista

Josefina Maestu, experta en agua de Naciones Unidas

Cada dólar invertido en servicios básicos del agua supone un beneficio de cinco dólares y medio
Por Alex Fernández Muerza 6 de febrero de 2015
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Imagen: ONU

Zaragoza acogía hace poco la primera Conferencia de ONU-Agua mundial de este año. Más de 300 expertos de todo el mundo debatieron en ella sobre qué hacer después de 2015, fecha límite para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Se ha reducido a la mitad el número de personas sin acceso a los servicios básicos de agua, pero 1.800 millones de personas beben agua contaminada con residuos fecales porque no hay saneamiento, una carencia que provoca graves enfermedades. Son algunos de los datos que destaca Josefina Maestu, directora de la Oficina de Naciones Unidas de apoyo al Decenio Internacional para la Acción “El agua, fuente de vida” 2005-2015. Según esta experta, mejorar el agua beneficia al medio ambiente, la economía y la salud humana en todo el planeta, además de que es una de las mejores inversiones que pueden hacer los países: por cada dólar invertido en servicios básicos supone un beneficio de cinco dólares y medio.

2015 es la fecha límite para cumplir los ODM. ¿Se han logrado en el caso del agua?

Se ha reducido a la mitad el número de personas sin acceso a los servicios básicos. Se prevé que para diciembre de 2015 unos 2.300 millones de personas conseguirán acceso al agua. Los resultados han sido espectaculares con el agua, pero no con el saneamiento: hay que lograr que los 2.500 millones de personas que todavía defecan al aire libre tengan acceso a lo más básico, para que tengan unas condiciones de vida más dignas y saludables. Es una de las cosas que más preocupan a Naciones Unidas.

Se ha criticado que algunas instituciones dan cifras demasiado optimistas en cuanto a los avances en materia de agua.

“Para diciembre de 2015 unos 2.300 millones de personas conseguirán acceso al agua”
Los ODM hablaban de acceso a un agua saludable a menos de 500 metros, las fuentes públicas de los pueblos, que la gente no tenga que estar siete kilómetros y medio andando al día, que es la media en África, para buscar agua. Esta polémica nos ayuda a Naciones Unidas para hacer un nuevo sistema de seguimiento de ese progreso de cara a la agenda nueva. Aunque los datos no sean exactos, ha habido un impulso gracias a esta agenda y también por el sistema de UNICEF y la OMS para el seguimiento de los países con todos sus problemas. Son una forma de incentivar para que los países le den más prioridad al agua y el saneamiento.

¿Sobre qué debate ahora la Asamblea General en torno al agua y los compromisos tras 2015?

Se propone un nuevo objetivo de agua y unas nuevas metas. Ya no se trata solo de los servicios básicos para los más pobres, sino también del acceso universal como elemento transformador de las sociedades y básico para el desarrollo económico y la vida de las personas. También se habla del cuidado del recurso del agua y considerar los límites planetarios.

¿Cuánto dinero sería necesario para lograrlo?

Sería necesario invertir el 1% del Producto Interior Bruto (PIB) en agua y saneamiento, según cifras del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), unos 20.000 millones de dólares al año a nivel global. Parece una cantidad excesiva, pero merece la pena. Se calcula que cada dólar invertido en servicios básicos supone un beneficio de cinco dólares y medio. Es una de las inversiones más rentables que pueden hacer los gobiernos y los países para conseguir un desarrollo económico. El 77% de los países tienen financiación insuficiente para el agua y entre un 20% y un 30% de la financiación que se da al agua se pierde por la corrupción.

¿Cómo se puede conseguir financiación?

“Entre un 20% y un 30% de la financiación que se da al agua se pierde por la corrupción”
Se ha hablado de diferentes fondos que podrían contribuir a conseguir esos objetivos, como el destinado al clima, que tiene unos 100.000 millones de euros. Donde más se ven los impactos del cambio climático es en el agua. Hacen falta inversiones para hacer frente a las inundaciones y sequías que se ven venir. Otra fuente son las tarifas, que se consideran aceptables cuando llegan hasta un 3% de las rentas de las familias y que en muchos casos está muy por debajo.

¿Qué principales datos destacaría sobre las desigualdades sociales y ambientales relacionadas con el agua para hacernos reflexionar y actuar?

En 46 países al menos la mitad de su población no tiene acceso al saneamiento y probablemente serán más. Hay 1.800 millones de personas que beben agua contaminada con residuos fecales porque no hay saneamiento, y no lo saben porque no lo ven. Enfermedades como la diarrea, el cólera, el polio, las fiebres tifoideas, la hepatitis o la disentería están relacionadas con esa falta de saneamiento básico que sería muy sencilla de eliminar. Es mejor prevenir que curar y más barato.

¿Qué consecuencias ambientales tiene no cuidar un recurso tan básico como el agua?

Uno de los temas que aparecen en la agenda post 2015 es que el 80% de las aguas residuales se vierten sin depurar. Uno de los retrocesos mayores de biodiversidad en las aguas, los ríos, etc. del mundo ha sido por este tipo de contaminación.

Usted ha asegurado que en 2025 dos tercios de habitantes del planeta sufrirán escasez de agua. ¿Después de 2015 qué se plantea hacer?

“1.800 millones de personas beben agua contaminada porque no hay saneamiento”
Se debe básicamente al cambio climático y las presiones de la población: habrá 2.000 millones de personas más en el planeta con más necesidades de todo tipo, y el planeta es el mismo. No obstante, en Naciones Unidas intentamos ver las cosas desde el lado positivo. Cuando toda la comunidad internacional lo entiende y se pone a trabajar se consiguen grandes logros. En esta conferencia se ha visto que se puede. Las necesidades de dinero son grandes pero no son tan grandes.

¿Cómo convencería a los países en crisis, como España, para que inviertan en mejorar el saneamiento y el acceso al agua potable de los países empobrecidos?

A las desigualdades y los límites planetarios no se les pueden poner fronteras. Es un problema internacional. Hasta que no entendamos que cualquier cosa que pasa con el medio ambiente, la pobreza o las desigualdades nos afecta a todos, que vivimos en una sociedad globalizada, tenemos un problema. Si no nos aseguramos de que haya unas mínimas condiciones para los ciudadanos de todos los países del mundo, que esos impactos ambientales no se produzcan, al final pagamos las consecuencias. Hay que pensar más allá de nuestro pueblo, región o país y ver que estamos todos interconectados y no hay vuelta atrás.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos?

Muchísimo. Los gobernantes responden a la opinión pública, pero también nuestras pequeñas acciones diarias: cómo usamos el agua, cómo comemos, cómo usamos la energía que demanda tanta agua, cómo colaboramos con nuestras actividades voluntarias y el respeto que tengamos del planeta. Todo ayuda. Todos somos responsables y todos podemos actuar.

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