Así es cómo las lentillas destruyen el medio ambiente

El 20 % de los usuarios de lentes de contacto desechables admiten tirarlas por el váter
Por Eva San Martín 28 de septiembre de 2018
Img lentilla contaminacion portada
Imagen: ruigsantos

Usar el váter como una basura es una irresponsabilidad cuyas consecuencias están sufriendo los océanos y sus moradores. A la lista de objetos sorprendentes y muy contaminantes que acaban por error en el inodoro, se unen también las lentillas de usar y tirar. Una investigación reciente alerta del peligro que implica arrojar las lentes de contacto desechables a través del váter o, en otros casos, el lavabo; una costumbre que, según apuntan los científicos, practican entre un 15% y un 20 % de sus usuarios y que podría producir cientos de toneladas cúbicas de basura plástica en los océanos. En las siguientes líneas detallamos qué consecuencias tiene tirar una lentilla por el retrete y dónde se debería echar.

Unos 2,5 millones de ciudadanos usan lentes de contacto en España; tirarlas por el inodoro podría estar contribuyendo a la contaminación por microplásticos de los océanos

Tirar las lentillas por el váter o el lavabo es una decisión desafortunada, que además está contribuyendo a la contaminación del agua con microplásticos. Esta es la tajante conclusión de un estudio realizado por la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.). Los científicos querían saber cuántas personas arrojaban sus lentes de usar y tirar por el inodoro o el baño. Y la respuesta fue de peso: según este trabajo, entre el 15 % y el 20 % de los ciudadanos las arrojaban al lavabo o el retrete cuando dejaban de utilizarlas.

Cerca de 45 millones de personas emplean lentes de contacto en Estados Unidos, lo que supone que, según estimaciones del equipo investigador, en un año entre seis y diez toneladas de plástico de lentillas terminan en sus aguas. En España, más de 2,5 millones de personas usan lentes de contacto, según la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico, por lo que si trasladamos estos datos a nuestro país, y siendo optimistas, podría ser que al menos 10 millones de lentillas desechables estuvieran siendo arrojadas por el váter.

El problema es que estas lentes acaban, por lo general, en plantas de tratamiento de agua residual. Una vez allí, atascan la maquinaria y dificultan el sistema de saneamiento de agua urbana. Pero es que, además, tirarlas por el inodoro podría estar contribuyendo a la contaminación por microplásticos de los océanos, una problemática que, según apuntan los investigadores, aún no ha sido estudiada lo suficiente para conocer el impacto global de esta práctica. Aun así, un informe de Greenpeace presentado en 2017 recogía que en los océanos hay de 93.000 a 236.000 toneladas de microplásticos y se estima que solo en el mar Mediterráneo hay entre 4.800 y 30.000 toneladas.

¿Qué ocurre cuando tira su lentilla por el retrete?

Los químicos apuntan a que una vez que una lente llega a las plantas de tratamiento de aguas residuales, esta se descompone en minúsculos fragmentos de plástico. Y el problema se agrava con la nueva generación de lentes de contacto desechables, bien sean productos de uso diario, semanal o mensual.

Este tipo de lentillas está formado por una mezcla de polimetilmetacrilatos, siliconas y fluoropolímeros, que hacen que la lente sea más suave y permita el paso del oxígeno hacia el ojo. Pero resulta que, según los científicos, esta composición facilita que la lentilla se descomponga en microplásticos. Cuando el plástico de la lente pierde su resistencia estructural, las lentillas se descomponen físicamente. «Esto lleva a partículas de plástico más pequeñas que al final conducirían a la formación de microplásticos», explica Varun Kelkar, químico y uno de los autores del estudio.

Estos pequeños trozos enturbian el agua del océano y entran en la cadena trófica marina, bien a través de la filtración o por ingestión directa. La consecuencia: la muerte de millones de animales marinos al año.

Cuando los animales marinos confunden los microplásticos por alimentos lesionan su sistema digestivo e, incluso, pueden llegar a taponar su funcionamiento, causando la asfixia del animal. Además, las personas no son inmunes a esta contaminación: si alguien toma, por ejemplo, un pez que haya consumido microplásticos, también se vería expuesto a sus posibles efectos nocivos.

¿Qué hacer con las lentes de usar y tirar?

Que tirar las lentes de contacto al váter es una irresponsabilidad incompatible con una vida sostenible queda claro. Pero el problema es saber dónde sí hay que arrojarlas. Porque, aunque las lentillas desechables estén formadas mayormente por plástico, «no son envases y, por tanto, no pueden ir al cubo amarillo», dice Elena López, gerente de comunicación de Ecoembes.

López señala que, a falta de instrucciones concretas por parte de los fabricantes, cada municipio determina dónde se deposita este producto. Así que si su localidad cuenta con un espacio de recogida de lentes de contacto en su Punto Limpio, es ahí donde hay que tirarlas. En caso contrario, debe ir al cubo de la basura normal, al de desecho general no clasificado.

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