Resonancia magnética

Una prueba inocua, muy útil, y en algunos casos imprescindible para detectar enfermedades
Por Tatiana Escárraga 20 de diciembre de 2005

La resonancia magnética es un avanzado método de obtención de imágenes del cuerpo humano. Frente a otras técnicas de radiodiagnóstico, permite distinguir con bastante claridad todos los tejidos (grasa, músculos, tendones, ligamentos, vísceras y distintas estructuras), además de los huesos. Inicialmente se prescribía para explorar el sistema muscoloesquelético y nervioso, aunque su uso se extiende cada vez más a otras áreas como el estudio del corazón, el abdomen, el tórax o el sistema vascular. Los expertos aseguran que se trata de una prueba inocua cuyo principal inconveniente suele ser la sensación de claustrofobia que produce estar en el interior de una especie de túnel.

Un examen útil

La Resonancia Magnética (RM) es básicamente un método que permite obtener imágenes tomográficas de cualquier plano del espacio y de cualquier parte del cuerpo. Los hospitales necesitan por al menos tres habitaciones para instalar el área de resonancia. El equipo consta de una especie de cubo con un túnel y una mesa que debe estar en una sala aislada y blindada, pues el imán que lleva incorporado es muy potente y podría atraer los objetos metálicos cercanos. Además, la resonancia magnética utiliza ondas de radio que podrían recibir alguna interferencia del exterior.

Un examen útil

En la segunda sala, según explica el doctor Francisco Javier Lafuente Martínez, Jefe de Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Gregorio Marañón, hay una consola y unos monitores para controlar el examen. El equipo humano suele estar integrado por un técnico, una enfermera y un médico.

Julio Dávila, Jefe de Servicio de Radiología del Hospital de Móstoles, señala que cuando a un paciente se le prescribe una RM debe saber que se trata de una prueba “inocua, muy útil y en algunos casos imprescindible”. En lo que respecta a la preparación previa del paciente, las doctoras Antonia Arjonilla López y Elena Fontoira Moyer, médicos adjuntos del Servicio de Radiología de la Fundación Jiménez Díaz, aseguran que en la mayoría de los estudios de RM no es necesaria ninguna preparación. Sólo en los casos en los que hay que suministrar vía intravenosa una sustancia especial para apreciar mejor los tejidos, se recomienda un ayuno de seis horas previo a la exploración.

La sustancia a la que se refieren estas dos especialistas no es más que el denominado contraste, un componente químico -el más común de los cuales es el gadolinio-, que, como explica el doctor Dávila, se utiliza para realzar las estructuras que son más difíciles de ver en la resonancia magnética. En ocasiones esta sustancia puede provocar náuseas, pero el principal inconveniente al momento de practicarse una RM es la sensación de claustrofobia.

Medidas contra la claustrofobia

La angustia que puede producir el permanecer varios minutos en reposo absoluto en una especie de túnel es, según el doctor José Marcos y Robles, responsable de Radiodiagnóstico de la Clínica La Luz de Madrid, “un problema de mentalización”. Este especialista ha visto casos de personas a los que la claustrofobia les impide someterse a la prueba con tranquilidad. Ante situaciones como ésta, los médicos recurren en ocasiones a la música para sosegar a los pacientes o simplemente les convencen de la importancia de la prueba. Si el enfermo no lo soporta se suspende la exploración o se le aconseja que la lleve a cabo en un equipo denominado abierto cuyo imán está dividido en tres trozos, lo que evita la sensación de encierro. “El paciente se puede llegar a sentir un poco más tranquilo, pero los resultados no son los mismos”, afirma el doctor Dávila. Otra queja frecuente es el ruido que hace la máquina, aunque este inconveniente es más fácil de sobrellevar. Un factor que ayuda es que se permite la entrada al recinto de acompañantes durante el examen y que en ocasiones, si el paciente lo pide, se le puede sedar.

Consentimiento escrito

Antes de llevar a cabo la RM los pacientes deben firmar un consentimiento escrito. Todos los especialistas consultados para este reportaje coinciden en que se trata de un protocolo ineludible y de estricto cumplimiento. “Se trata de una hoja informativa donde se detallan brevemente las características técnicas, las recomendaciones y las contraindicaciones relativas y absolutas de la resonancia magnética”, dicen las doctoras Arjonilla y Fontoira. “Este documento sirve como información y protección para el paciente”, añade el doctor Lafuente.

La duración de una exploración a través de resonancia magnética puede oscilar entre 20 y 60 minutos.

La duración de una exploración a través de resonancia magnética puede oscilar entre 20 y 60 minutos

Por lo general se saca un buen número de imágenes que el médico analiza, selecciona, imprime o guarda en un CD Rom. También se pueden imprimir en plástico o en papel para enviar el informe correspondiente al especialista que prescribió la prueba. Normalmente los radiólogos se especializan en áreas, lo que permite alcanzar una máxima preparación científica que facilita y agiliza el diagnóstico.

Pacientes incapacitados

La resonancia magnética está contraindicada en los pacientes que llevan marcapasos o los que tienen implantes cocleares

(dispositivos para recuperar la audición) o bien con clips de aneurismas cerebrales. En cuanto a las personas que llevan prótesis u otro tipo de objetos metálicos como balas o perdigones se valora cada caso de forma individual, según las especialistas de la Fundación Jiménez Díaz. El doctor Lafuente asegura que durante los primeros meses de embarazo esta prueba no suele llevarse a cabo por precaución. Se desconocen los efectos sobre la gestante y la criatura, así que sólo se puede practicar una RM a una embarazada a partir del sexto mes.

Los doctores Marcos y Robles y Dávila coinciden en que el futuro de la Resonancia Magnética apenas se empieza a escribir. Frente a la Tomografía Computarizada (TC), una prueba también muy utilizada, Marcos y Robles señala que la diferencia principal está en las fuentes que ambas utilizan. La RM se sirve de un potente imán externo y radiofrecuencia, mientras que la TC utiliza como energía los rayos X. “Lo mejor de la RM es que nos ha hecho ganar las partes blandas. Ahora podemos ver más allá de lo que veíamos con otras técnicas”, afirma Marcos y Robles.

Según Dávila, el siguiente paso serán los estudios funcionales, es decir, la utilización de la RM para conocer en qué áreas del cerebro residen la memoria o los procesos neuronales. Esta prueba, añade el doctor Dávila, está teniendo una “enorme aplicación” en el estudio de la mama. El patrón estándar sigue siendo practicar una mamografía, pero en la mama joven con tumores en varias áreas tiene una gran importancia para despejar las dudas diagnósticas que surgen después de una mamografía.

Podría decirse que es incalculable el número de RM que se hacen al año en los hospitales públicos y centros privados españoles. Tan sólo en el Hospital de Móstoles, una localidad al sur de Madrid, se realizan unas 6.000 exploraciones anuales. Actualmente, dice el médico Lafuente, en este país existen equipos de medio y alto campo magnético. La primera resonancia magnética se practicó, señala Lafuente, en la clínica Ruber en la década de los setenta. Al principio el procedimiento era muy lento y había que permanecer muchísimo tiempo dentro del aparato que efectúa la exploración. En la sanidad privada esta prueba diagnóstica puede costar entre 300 y 1.000 euros, dependiendo del tipo de estudio y de la complejidad de la exploración.

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