Conocer los síntomas de la EPOC

La mayoría de las personas con riesgo de sufrir esta enfermedad nunca han oído hablar de ella
Por Núria Llavina Rubio 16 de noviembre de 2009
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Imagen: scott feldstein

Cerca del 70% de las personas afectadas de EPOC, con dificultad persistente en la circulación del aire por el árbol respiratorio, podrían haber mejorado su calidad de vida si hubieran detectado antes los síntomas. El infradiagnóstico es una de las características de la EPOC que genera también una gran carga social y económica en la sociedad. Aprender las señales es fundamental para prevenir las complicaciones.

La mayoría de las personas con EPOC notan las primeras señales de esta dolencia cuando sobrepasan los 40 años. Sin embargo, en algunos pacientes, la enfermedad comienza a desarrollarse tiempo atrás. La Estrategia en EPOC del Sistema Nacional de Salud de España señala que, de haber detectado la enfermedad antes, hasta el 70% de los afectados hubiera tenido una calidad de vida mayor. Esta patología es una de las principales causas de muerte en el mundo: se prevé que en 2020 será la tercera. En nuestro país, provoca 18.000 fallecimientos anuales, que suponen alrededor de 48 muertes cada día. Para concienciar a la ciudadanía, el 18 de noviembre se celebra el Día mundial de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Detectar los síntomas a tiempo

Aprender a reconocer las señales de la EPOC es básico para acabar con las drásticas cifras de mortalidad asociadas a la enfermedad. Un tratamiento adecuado y un estilo de vida saludable, junto con la decisión de dejar de fumar, mejoran de forma notable la calidad de vida del paciente, aunque sea una patología crónica. Es una enfermedad que empeora con el tiempo, ya que las vías respiratorias se estrechan y dificultan el paso del aire.

Los primeros síntomas se atribuyen al proceso natural de envejecimiento, al aumento de peso o a la baja forma física

Los primeros síntomas se detectan a partir de los 40 años, pero es probable que la enfermedad se haya desarrollado antes de forma silenciosa. Sólo cuando el pulmón está muy dañado aparecen las primeras señales, que a menudo se atribuyen al proceso natural de envejecimiento, al aumento de peso o a la baja forma física.

Las personas ajustan sus estilos de vida para intentar aliviar estos síntomas (perder peso, hacer ejercicio o dejar de fumar), sin darse cuenta de que implican una enfermedad. Fumar (aunque se haya abandonado el hábito varios años atrás) o la exposición a irritantes pulmonares, como sustancias químicas, contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Ocho de cada diez casos de EPOC se deben al hábito tabáquico. Los principales síntomas son:

  • Tos constante («tos del fumador»).
  • Falta de aliento al realizar actividades que antes se desarrollaban sin dificultad.
  • Sibilancia al respirar (sonido sibilante o chirriante).
  • Presión en el pecho.
  • Sensación de dificultad al respirar o incapacidad para tomar una respiración profunda.

Más tabaco, más EPOC

Las personas que fuman no acostumbran a hablar con el médico acerca de los síntomas citados. Una guía publicada por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) estadounidenses cifran en un 41% el porcentaje de fumadores que no comentan posibles señales que podrían ayudar a una detección temprana. La razón: prefieren no oír más consejos para dejar de fumar.

Aunque rondar los 40 años es un factor de riesgo, cada vez se detectan más casos entre los jóvenes, quienes comienzan con este hábito tóxico a una edad más temprana y practican menos deporte. Someterse a los exámenes pertinentes, en caso de duda, es vital. La EPOC se diagnostica con una prueba simple no invasiva de respiración, denominada espirometría, que se realiza en la consulta médica. Primero se anima a la persona a respirar de forma tranquila durante cuatro o cinco ciclos y se le pide que repita la operación, con la máxima amplitud y rapidez. Así se mide la cantidad total de aire exhalado y el aire espirado en el primer segundo.

En el congreso Europeo de la Sociedad Respiratoria, celebrado en septiembre en Viena, se expuso una nueva técnica de detección de la EPOC elaborada por un consorcio internacional. Se denomina CAT (COPD Assessment Test) y consiste en un test simple, corto y estandarizado, que se puede completar de manera rápida y usarse en la consulta. Se acompaña de un estudio de las funciones pulmonares, que aporta una visión clara del impacto que la enfermedad tiene en el paciente. Este nuevo test permitiría, a través de ocho preguntas, medir el estado de salud de quien lo rellena.

¿EPOC O ASMA?

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El asma y la EPOC son las dos enfermedades respiratorias crónicas más comunes. Comparten un síntoma principal: la sensación de ahogo. Sin embargo, son dos condiciones médicas muy diferenciadas. Varían en las causas, en la edad de aparición y en el tratamiento. Los síntomas de asma se desencadenan por alérgenos, como la caspa de los animales y el polen; irritantes, como el aire frío y los olores fuertes; e infecciones del tracto respiratorio. Fumar es, en cambio, la causa más común de la EPOC.

Ambas afectan a un número similar de personas, pero el asma se diagnostica, en su mayoría, en la infancia, mientras que la EPOC rara vez se detecta antes de los 40 años. No obstante, si bien se desconoce cómo prevenir el asma en niños o en adultos, mantener los pulmones sanos con ejercicio regular y no fumar es esencial para no desarrollar la EPOC.

Las dos enfermedades se tratan con broncodilatadores, medicamentos que relajan los músculos que rodean a las vías respiratorias. También se toman antiinflamatorios, aunque tienen un papel mucho más importante en el asma, donde la inflamación es un elemento central. Por último, con tratamiento, la mayoría de personas con asma tienen períodos de pocos o ningún síntoma, mientras que la EPOC empeora con la edad y sus síntomas no se revierten, a pesar de que la progresión de un posible cáncer de pulmón y el daño de las vías respiratorias pueden reducirse.

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