Déficit de visión ante el volante: peligro de muerte

Uno de cada tres conductores sufre alteraciones en su salud ocular, la causa de más de la mitad de los siniestros de tráfico
Por Núria Llavina Rubio 9 de agosto de 2010
Img deficit vision volante hd
Imagen: rsedlacek

La mayor parte de las decisiones que se toman al volante dependen de una óptima salud visual. Durante el día, los defectos de visión pasan más desapercibidos, pero por la noche y con malas condiciones meteorológicas pueden llegar a dificultar la conducción. Las revisiones oculares, una mayor concienciación sobre la necesidad de una buena salud visual y seguir unas sencillas recomendaciones son claves para evitar accidentes de tráfico. En este artículo se explican cuáles son los factores de riesgo que pueden poner en peligro la salud cuando se tiene una visión deficiente.

Una de cada tres personas que se sientan al volante tiene una visión deficiente, por debajo de los requisitos mínimos establecidos por la ley. Son cifras que se aportaban hace unos años la Federación Europea de la Industria Óptica (EUROM 1). También la Asociación Francesa para la Mejora de la Vista indicaba que de 40 millones de conductores 8 de ellos sufren problemas visuales no corregidos o mal corregidos. Tanto unos como otros datos arrojan la necesidad de enfatizar el papel relevante de una buena vista para la seguridad de los conductores.

Salvador Alsina, presidente de la asociación Visión y Vida, aseguraba en 2015 que el 59% de los accidentes podrían estar causados por un problema de visión. En España, se estima que más de seis millones de conductores tienen una deficiencia visual que influye de forma negativa en su conducción y que casi un millón no debería conducir debido a estos problemas visuales.

Esta gran afectación de deficiencias oculares puede deberse al propio desconocimiento de quien ve mucho menos de lo que podría ver (más de una cuarta parte de los españoles de entre 18 y 30 años no se han hecho nunca un examen visual completo) o al proceso natural de envejecimiento. Aunque los conductores mayores de 75 años tengan un campo visual bueno, con independencia de su edad, sufren un desfase de tiempo entre la percepción del objeto y la reacción. Por otro lado, si bien algunos estudios señalan que los conductores a partir de 65 años tienen menor proporción de accidentes debidos a choques por alcances, estos se caracterizan por un empeoramiento en cuanto a maniobras, como cambios de carril, preferencias y adelantamientos.

Factores de riesgo: nocturnidad, lluvia y deslumbramiento

Una mala salud ocular puede provocar más accidentes cuando las condiciones externas no son favorables, como la oscuridad o las malas condiciones meteorológicas (lluvia, viento, nieve…).

Los conductores mayores de 75 años sufren un desfase de tiempo entre la percepción del objeto y la reacción

Los accidentes durante la noche pueden multiplicarse alrededor de 4-5 veces respecto al día. Con la oscuridad, la agudeza visual se reduce en un 70% y, por tanto, el sentido de la profundidad -que permite calcular trayectorias, distancias y velocidades- es hasta siete veces menor. Esto comporta muchas colisiones porque no se puede controlar la relación del vehículo con respecto al resto. La noche también reduce la percepción de los colores.

Todo ello, sumado al cansancio y el sueño, conforman factores de riesgo que pueden minimizarse con simples acciones: mantener en buen estado el alumbrado del coche, reducir la velocidad, mantener o aumentar la distancia de seguridad, descansar si aparecen síntomas de somnolencia y utilizar las luces de alcance cuando no haya posibilidad de deslumbrar a otros conductores. El uso de gafas con filtro de color amarillo mejora la visión de los contrastes, por lo que se recomiendan para la conducción nocturna.

La lluvia puede empeorar aún más la visibilidad, sobre todo durante la noche. En estos casos, es muy importante mantener en buen estado los limpiaparabrisas y conducir con las luces del vehículo encendidas.

Un pequeño porcentaje de la población (6%) es sensible al deslumbramiento, debido al color azul de sus ojos (en los países nórdicos este porcentaje asciende al 10%), aunque son las cataratas el factor que más altera la sensibilidad al deslumbramiento (también relacionado con la tercera edad). Se recomienda, por tanto, la utilización de gafas de sol, aunque no todas sirven: conviene emplear filtros polarizados para bloquear el exceso de luz reflejada.

Revisiones ópticas obligatorias

Con los datos que se manejan se hace imprescindible seguir unas revisiones ópticas obligatorias para reducir el ratio de accidentes causados por personas de la tercera edad. Por este motivo, los especialistas insisten en que se dé más importancia a estar físicamente apto para la conducción, que se incluyan cuestiones ópticas en los programas de salud nacionales y que se generen campañas de concienciación, tanto para garantizar una conducción segura como para ofrecer un diagnóstico precoz de los problemas oculares. También llaman a la profesionalización de las pruebas oculares, en muchos casos llevadas a cabo a través de test básicos no científicos, y a revisiones obligatorias cada cinco o diez años.

Sistema de alerta en las curvas

Un grupo de investigadores alemanes se ha inspirado en los ojos para fabricar una nueva tecnología de alerta ante el volante. Han partido de la idea de que, al tomar una curva y girar el volante, los conductores centran la mirada en puntos específicos de la carretera. A partir del estudio sobre las estrategias que utilizan distintas personas al girar, desarrollarán un sistema de alerta que mejore la seguridad en la conducción por carreteras sinuosas. Los científicos ya preparan nuevos experimentos en los que emplearán un sistema de alerta prototipo que controle la aproximación a curvas y del que se obtenga información de los movimientos oculares que normalmente realiza el conductor. Si el conductor no da muestras de seguir su patrón típico de conducción al tomar una curva, el sistema asumirá que no la ha visto y le avisará con tiempo, con lo que se espera reducir de forma sustancial el número de accidentes por distracciones o por quedarse dormido.

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