Telegramas

El descenso en el número de usuarios obliga a cesar el envío de telegramas y ofrecer servicios on-line para no perder mercado
Por Azucena García 28 de abril de 2006

What hath God wrought (Qué maravilla ha creado Dios). Así rezaba el primer telegrama que se envió en 1844 desde Washington a Baltimore, en Estados Unidos. Una primera experiencia que amplió las posibilidades de comunicación de aquel tiempo pero que ahora parece haber quedado desfasada. En los últimos meses, las principales empresas postales de Estados Unidos y Austria han despedido al telegrama debido al continuo descenso en el número de textos enviados, mientras otras, como en el caso de Correos en España, han apostado por la modernización del servicio con el telegrama on-line. No obstante sus principales clientes, despachos de abogados y organismos oficiales, continúan siendo fieles al tradicional sistema por su más que demostrada eficacia y comprobación (a través del correspondiente justificante) de que un mensaje ha sido enviado o recibido. Por su parte, los detractores consideran que en el siglo XXI nuevas formas de comunicación inmediatas justifican la desaparición del telegrama, frente a sus defensores, que destacan su existencia como garantía de urgencia y rapidez, constatando que siempre llega a su destino.

Modernización del servicio

El pasado año, la Asociación de Ingenieros de Telecomunicaciones de la región de Murcia (AITERM) celebró el 150 aniversario de de las Telecomunicaciones en España. Según recuerda el decano del Colegio oficial de Ingenieros de Telecomunicación de esta región, Enrique Gutiérrez Bueno, dos fueron las experiencias piloto que hicieron posible la celebración de este aniversario: el envío del primer telegrama eléctrico entre Guadalajara y Madrid, el 5 de junio de 1854, y el primer telegrama internacional Madrid-Irún-París, el 8 de noviembre del mismo año.

Modernización del servicio

Desde entonces, el uso del telegrama se ha generalizado y ha servido para informar de hechos históricos tan importantes como la apertura de las Cortes Constituyentes. Pero además, este servicio ha atravesado en los últimos años una modernización y adaptación a las nuevas tecnologías que han hecho posible la puesta en marcha en 2005 del telegrama online. “Permite preparar el contenido de un telegrama, indicar los destinatarios y enviarlo a través de Internet sin moverse del ordenador. Se entrega en el día y cuenta con el mismo valor legal y características que un telegrama tradicional”, explican desde Correos.

En cuanto a los precios, son similares a los del telegrama tradicional, aunque también dependen del lugar de origen desde el que se manden:

SERVICIO desde?PENÍNSULA Y BALEARESCANARIASCEUTAMELILLA
Entregar en apartado u oficina postal5,805,005,155,20
Comunicar por teléfono7,086,106,286,34
Acuse de recibo4,063,503,613,64
Copias certificadas0,100,100,100,10

Este servicio está disponible sólo para destinos dentro del territorio nacional y Andorra, y se completa con la implantación del burofax online, un sistema que permite también el envío de documentos (el telegrama sólo permite el envío de un mensaje) y que tiene valor jurídico de prueba ante terceros. La entrega se realiza en el domicilio del destinatario, en una oficina de Correos o en un apartado postal, en el mismo día de envío, si el burofax llega a Correos a través de un e-mail antes de las 12.45 horas, o al siguiente día hábil, en el resto de los casos.

Precisamente, el burofax es uno de los servicios más demandados por los usuarios, tanto particulares como profesionales, para hacer llegar citaciones, reclamaciones, contratos o apremios, que se adjuntan al burofax online igual que adjuntamos un documento cuando redactamos un correo electrónico. “La principal ventaja de los servicios online de Correos es que permiten dar el salto de lo virtual a lo físico, ya que facilita enviar correspondencia, con total comodidad, desde el ordenador personal, que luego Correos se encarga de imprimir, ensobrar y entregar a los destinatarios”, apunta la compañía postal.

Características y precios

La empresa australiana ‘Send a Telegram’ (Envía un telegrama) define este modo de comunicación como el sistema que “causa un gran impacto sobre las personas que lo reciben y deja una impresión duradera”. La realidad es que los telegramas se emplean casi siempre para hacer llegar pequeños mensajes de especial relevancia que necesitan ser entregados en el mismo día, a domicilio y bajo firma. “La diferencia principal del telegrama con respecto a otros modos de comunicación es que, finalmente, se convierte en un producto físico, garantía de urgencia y rapidez, y que tiene otros valores añadidos como el acuse de recibo y la posibilidad de utilizarlo como justificante legal. Siempre queda justificación de que el envío y recepción se ha realizado, mientras que con otro sistema no siempre se sabe si el mensaje ha llegado”, detalla Sastre, portavoz de la compañía española de servicio postal.

En este sentido, aunque es cierto que “ahora se recurre más al teléfono, fijo o móvil, al e-mail o a otros sistemas de comunicación inmediatos”, las instituciones o los bancos- corrobora la portavoz de Correos- “continúan usando este servicio para anunciar ofertas de empleo público o informar de determinadas operaciones”. Y es que el telegrama, tal y como explican desde Correos España, cuenta con servicios adicionales, que ofrecen la máxima comodidad al usuario, como la admisión telefónica, el acuse de recibo o la copia certificada para confirmar que el mensaje ha sido enviado.

Una vez redactado y enviado el telegrama, éste se entrega en el propio domicilio del destinatario, oficina de correos o apartado de correos -nacional o internacional- que el usuario proporcione, bien en el mismo día, para envíos depositados antes de la una de la tarde, bien a la mañana del día hábil siguiente. Los detractores de este medio de comunicación argumentan su demora frente a otros sistemas más rápidos para justificar su progresiva desaparición y consideran, además, ilógico que haya que pagar por un servicio que se puede realizar de forma gratuita, por ejemplo, a través del correo electrónico.

En concreto, el precio de un telegrama supone un gasto de seis euros, que aumenta a medida que se contraten otros servicios adicionales como el acuse de recibo o la admisión telefónica del mensaje. En el caso de los telegramas enviados por Correos a territorio nacional el coste es el siguiente:

SERVICIO desde?PENÍNSULA Y BALEARESCANARIASCEUTAMELILLA
Telegrama con entrega domiciliaria7,286,286,476,53
Telegrama sin entrega domiciliaria5,975,155,305,36
Acuse de recibo4,063,503,613,64
Admisión telefónica del telegrama1,611,391,431,45
Gestión de entrega (por certificado)0,280,240,250,25

Cuando se trata de telegramas enviados desde el territorio nacional a países continentales (Europa, Turquía, Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Siria, Túnez) o intercontinentales (el resto), el coste del servicio casi se duplica con respecto a los anteriores, aunque se garantizan las mismas condiciones de rapidez en la entrega.

SERVICIO desde?PENÍNSULA Y BALEARESCANARIASCEUTAMELILLA
Telegrama a país continental14,0412,1012,4612,58
Telegrama a país intercontinental10,889,389,669,76
Admisión telefónica del telegrama1,611,391,431,45
Gestión de entrega (por certificado)0,280,240,250,25

Auge y caída

Cuando Samuel Morse envió el primer telegrama en mayo de 1844, seguramente no se imaginó la revolución que acababa de introducir en el mundo de las comunicaciones con un escueto mensaje que apenas recorrió 60 kilómetros de cable: What hath God wrought (Qué maravilla ha creado Dios). La idea se la había dado años atrás, en 1832, un doctor de apellido Jackson que conoció durante un viaje en barco desde Francia a América, y aunque apenas pasaron tres años hasta que Morse presentó su primer telégrafo eléctrico, hubo que esperar algo más para que el envío de mensajes fuera una realidad.

El sistema llegó a España en 1857 y tardó unos años en extenderse por todas las capitales de provincia, excepto las islas Canarias, que tuvieron que esperar hasta la década de 1880. Años después, una vez que el telegrama ya ha superado con creces el siglo de vida y ha demostrado su eficacia en el envío y recepción de textos urgentes, algunas compañías postales tan destacadas como la norteamericana Western Union y la austriaca Telekom Austria han decidido poner fin a este servicio debido al descenso en el número de usuarios por la aparición de formas más inmediatas de comunicación. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha contribuido de manera determinante en esta decisión.

En el caso de España, según datos de Correos, en 1975 se enviaron un total de 20.399 telegramas, un número considerable de envíos que, sin embargo, con el paso de los años ha experimentado acusados descensos, tal y como demuestra el siguiente cuadro:

AÑO19911995199920002001200220032004
NÚMERO TOTAL12.55011.08610.34810.1406.3766.7785.6654.334

“Aún se envían un número considerable de telegramas, aunque es cierto que se ha experimentado una notable reducción de los usuarios. El mayor descenso se ha registrado fundamentalmente en el envío de telegramas por parte de particulares”, explica Alicia Sastre.

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