Un estudio realizado con 941 mujeres españolas menopáusicas revela cómo influyen los estilos de vida y la edad en su dieta. Ésta, a su vez, puede prevenir algunos de los riesgos de esta etapa, como osteoporosis, obesidad, hipertensión y problemas cardiovasculares.
La investigación ha sido dirigida por el profesor Gregorio Varela-Moreiras, catedrático de Nutrición y decano de la Facultad de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad San Pablo-CEU, en colaboración con María Basagoiti y Natalia Úbeda. Los primeros resultados se presentaron esta semana. En general, las mujeres españolas en el climaterio se interesan por su salud más que la media, y el interés aumenta con la edad.
Para este trabajo, los autores dividieron España en cinco zonas: Norte, Sur, Centro, Levante y Canarias. Los factores sociodemográficos aportaron diferencias entre ciudad y campo, con mayor consumo de verduras y hortalizas en el medio urbano, contra lo que cabría esperar. Consideraron factores como índice de masa corporal, actividad física, tabaco, edad, terapia hormonal sustitutiva e ingesta de alimentos enriquecidos y de suplementos vitamínicos y minerales.
Una de sus conclusiones es que la dieta empeora en Canarias y el arco mediterráneo (excepto Cataluña), con un consumo bajo de cereales y legumbres, mientras que en el Norte se corrigen desequilibrios tradicionales: sube la ingesta de cereales y legumbres y disminuye la de carne y pescado.
Los hábitos saludables -no fumar, tomar poco alcohol, realizar actividad física a diario, consumir más lácteos, controlar azúcares y grasas-, así como el interés por los suplementos vitamínicos y los alimentos enriquecidos suelen ir emparejados. Las mujeres no fumadoras, por ejemplo, toman más lácteos, verduras, hortalizas, legumbres y pescados. Las fumadoras, en cambio, se descuidan también en otros aspectos: ingieren más alcohol y recurren con frecuencia a la comida rápida: pizza, precocinados, sandwiches…
El profesor Varela-Moreiras recuerda algunas recomendaciones útiles para este periodo: preparar menús variados y apetecibles que nos alejen de platos desaconsejados; incluir alimentos ricos en fibra; combinar cereales y féculas con verduras, para aumentar el volumen de los platos sin un exceso de calorías, o fomentar el consumo de alimentos de consistencia dura (hortalizas crudas, palitos de zanahoria…), que requieren mayor trabajo gástrico.