Así perciben los consumidores españoles la alimentación sostenible

¿Qué entendemos por alimentación sostenible y qué obstáculos encontramos al optar por estos productos? Un informe de Hispacoop muestra las desigualdades en la accesibilidad económica y el conocimiento
Por Sonia Recio 5 de febrero de 2025
alimentos sostenibles estudio HISPACOOP
Imagen: Getty Images
La alimentación sostenible es un pilar fundamental para construir un futuro mejor. Este modelo no solo ayuda a reducir la huella de carbono y proteger la biodiversidad, sino que también promueve la economía circular y apoya sistemas alimentarios más equitativos. Sin embargo, la transición hacia hábitos más responsables implica superar importantes desafíos. En este contexto, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (Hispacoop), de la que EROSKI forma parte, ha realizado el estudio ‘Percepción de la alimentación sostenible por parte de las personas consumidoras.

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El informe tiene como objetivo comprender cómo perciben las personas consumidoras la alimentación sostenible y, al mismo tiempo, detectar posibles opiniones negativas que puedan dificultar la compra de estos productos. A partir de estos hallazgos, se han diseñado propuestas para fomentar hábitos de consumo más sostenibles.

Entre las prioridades destacan aumentar la concienciación sobre los beneficios de la alimentación sostenible, mejorar la transparencia en la cadena de suministro, promover la accesibilidad y asequibilidad de estos productos, reducir el impacto ambiental de los hábitos alimentarios y fortalecer la confianza en los productos sostenibles.

El estudio se realizó a través de una encuesta a 1.001 consumidores y se complementó con entrevistas a expertos en los ámbitos ambiental, alimentario y de la salud: José María Fernández, director de Economía Circular de Ihobe, sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno Vasco; Anna Bach-Faig, directora del Máster Universitario de Alimentación Saludable y Sostenible; y Rosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN).

¿Qué son los alimentos sostenibles?

El 85,5 % de los consumidores asegura conocer o haber oído hablar de los “alimentos sostenibles”. Sin embargo, este conocimiento suele ser superficial y enfocado casi exclusivamente en la sostenibilidad ambiental, dejando de lado otros aspectos como la sostenibilidad social y económica. La palabra “sostenible” se asocia principalmente con los impactos ambientales y, en menor medida, con prácticas ecológicas o sistemas de producción biológica.

Aunque el término “sostenibilidad” es ampliamente conocido, solo el 25 % de las personas consumidoras asegura sentirse bien informado sobre este tipo de productos. Además, se observa una relación directa entre la edad y la percepción de conocimiento: a medida que aumenta la edad, también lo hace la sensación de estar bien informado. Los jóvenes destacan como el grupo menos informado y el que otorga menos importancia a la sostenibilidad, lo que se refleja en una menor presencia de estos alimentos en sus compras.

Por otro lado, el 78 % de las mujeres adultas asume la responsabilidad principal de la compra de alimentos para el hogar, frente al 52 % de los hombres. Esta diferencia es determinante, ya que hombres y mujeres tienden a tener criterios distintos a la hora de elegir productos. Las mujeres suelen valorar más aspectos como la sostenibilidad, la calidad y el origen de los alimentos, en comparación con los hombres.

qué entendemos por alimentos sostenibles
*Algunas respuestas en este apartado: son en su ciclo completo de vida; tienen menos conservantes/aditivos; alimentos que no estén industrializados/procesados; producto de temporada/estacional; relación calidad-precio; alimentos básicos de casa/fundamentales; no perjudican a ningún ecosistema; y balance entre la parte económica y el medio ambiente.
Imagen: Eroski Consumer

La importancia del etiquetado

El concepto de sostenibilidad alimentaria está ganando cada vez más relevancia y está asociado a valores positivos. El 86,3 % de las personas entrevistadas considera que el consumo de alimentos sostenibles es beneficioso o muy beneficioso desde una perspectiva ambiental, social y económica. Sin embargo, solo un 35,6 % elige alimentos sostenibles en una proporción significativa. Además, un 26,7 % no tiene claro si los alimentos que consume son sostenibles, lo que resalta la necesidad de mejorar los sistemas de información.

El etiquetado de los productos es la principal fuente de información para los encuestados, aunque solo una de cada tres personas confía en los datos sobre sostenibilidad que se incluyen en las etiquetas o envases. La encuesta también revela que solo el 45,9 % de los consumidores cree en las afirmaciones de sostenibilidad presentes en las etiquetas, mientras que un 74 % considera crucial mejorar la transparencia en la información sobre sostenibilidad de los alimentos.

Aunque solo el 31,5 % ha oído hablar del término “ecopostureo” —aparentar ser más ecológico o responsable con el medio ambiente de lo que realmente se es—, existe una percepción generalizada de que esta práctica está presente en el mercado. Solo un 6 % considera que la regulación actual sobre la información comercial relacionada con la sostenibilidad es adecuada. Por ello, existe una demanda clara de una regulación más estricta para garantizar la transparencia y aumentar la confianza en las marcas.

principales fuentes de información sobre sostenibilidad alimentaria
Imagen: Eroski Consumer

El precio, la principal barrera

El precio es determinante en la decisión de compra, especialmente de los más jóvenes y de aquellos cuya situación económica es más débil. Un dato decisivo es que el 39 % de los hogares se enfrenta a algún grado de dificultad económica para llegar a fin de mes y un 17,6 % reporta problemas graves. Con estas variables, los productos sostenibles son percibidos como más costosos de media, lo que refuerza la idea de que el precio es un obstáculo significativo para su adquisición.

Las personas consumidoras manifiestan sus dudas sobre la veracidad de la información que las marcas proporcionan en sus productos, etiquetas y envases y reclaman cambios en la cadena de suministro, ya que consideran que parte del sobreprecio de los alimentos sostenibles se debe a los márgenes sucesivos a lo largo de la cadena de valor, y no únicamente a los mayores costes de producción.

En la práctica, el 47,3 % de los encuestados ha dejado de comprar productos debido a dudas sobre sus afirmaciones de sostenibilidad. Este fenómeno afecta principalmente a las marcas menos comprometidas, pero también genera desconfianza entre los consumidores, lo que impacta en la percepción de todas las marcas.

Como nota positiva, destaca que las personas consumidoras se muestran proactivas: desean introducir cambios. Un 59,2 % cree que su conducta en el consumo de alimentos sostenibles puede impactar en el comportamiento de otras. Además, están dispuestas a realizar cambios en la cesta de la compra, como elegir más productos de temporada, reducir el uso de envases o priorizar la compra local. A pesar de ello, la disposición a pagar más por productos sostenibles solo se da cuando la diferencia de precio es pequeña.

Cómo fomentar hábitos sostenibles

Hispacoop presenta un conjunto de medidas para promover una alimentación más sostenible, empezando por la educación. Para la confederación es imprescindible incluir la sostenibilidad en los currículos escolares mediante talleres prácticos que enseñen a identificar productos sostenibles y planificar menús saludables y respetuosos con el medio ambiente.

qué es la sostenibilidad en la cocina
Imagen: fcafotodigital / iStock

También creen que es crucial desarrollar un marco regulatorio que vaya más allá. Proponen la creación de sistemas de etiquetado claros y estandarizados, que permitan a los consumidores comparar fácilmente la sostenibilidad de los productos. Asimismo, consideran vital regular la publicidad para evitar mensajes engañosos.

Otra de sus propuestas es implementar programas que ofrezcan descuentos o beneficios fiscales para productos sostenibles. Reforzar la adherencia a dietas tradicionales como la mediterránea, subrayando sus beneficios tanto para la salud como para el medio ambiente, es otra de sus medidas. Y, por último, creen que es esencial fomentar la cooperación entre todos los actores de la cadena alimentaria —gobiernos, industria, academia y sociedad civil— para crear políticas públicas que impulsen la transición hacia sistemas alimentarios más sostenibles.

La opinión de los expertos

Anna Bach-Faig, profesora de Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y directora del Máster Universitario de Alimentación Saludable y Sostenible, cree que una alimentación saludable y sostenible ayuda a la salud planetaria. ”Leer el etiquetado de los alimentos es importante porque nos proporciona información relevante para que podamos hacer elecciones más saludables y sostenibles. Además, nos ayuda a tener información sobre prácticas responsables, desde el bienestar animal a lo que sería el comercio justo”, explica.

“Para una alimentación saludable y sostenible, para una alimentación que prevenga la enfermedad y que aumente el estado de salud desde los primeros años de vida, una alimentación en familia y una alimentación con adherencia a nuestros estilos de vida, los patrones alimentarios atlántico y mediterráneo han demostrado que son saludables para el individuo y sostenibles para el medio ambiente”, asegura Rosaura Leis Trabazo, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y vicepresidenta de la Fundación Dieta Atlántica.

Para José Mª Fernández Alcalá, director de Economía Circular de la sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno Vasco, Ihobe, “la nueva legislación en materia de envases persigue que cada uno de nosotros, los consumidores, seamos capaces de conocer cuál es el impacto ambiental de un envase y cómo reciclarlo. El objetivo de la legislación es que lo hagamos cada vez mejor, y para ello, necesitamos mejor información. El objetivo es que se incorporen nuevos pictogramas en los productos y se regule las prácticas comerciales para que no induzcan a confusión al consumidor europeo”.

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