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Tipos de artrosis
👉 Primaria
Aunque representa la gran mayoría de los casos, la causa es desconocida. Puede afectar solo a articulaciones específicas, como las de la mano, la rodilla o la cadera, o puede a muchas articulaciones a la vez.
👉 Secundaria
La causa es otra enfermedad, como una infección, una anomalía articular congénita, una lesión, un trastorno metabólico o un trastorno que ha lesionado el cartílago articular, por ejemplo, la artritis reumatoide o la gota.
‘Whatsappitis’, la rizartrosis en jóvenes
A la artrosis del pulgar se la conoce como rizartrosis y afecta a la articulación trapecio-metacarpiana. Llega con dolor e inflamación en la base del pulgar, con la consiguiente dificultad para realizar las actividades cotidianas.
Hasta la fecha, siempre había tenido más prevalencia en las mujeres entre 50 y 60 años y en personas con algunas profesiones con trabajos manuales con la carga directa en las manos, como la limpieza doméstica, albañiles, peluqueros, amas de casa o pianistas.
Pero en la última década los especialistas están viendo casos de gente joven con rizartrosis, una enfermedad que solo tiende a empeorar con el tiempo. ¿El motivo? La razón está en el uso del móvil. La prestigiosa revista The Lancet se hizo hace unos años eco del término whatsappitis, acuñado en 2014 por una médica española de la Universidad de Granada (UGR). Inés Fernández Guerrero modernizó el término rizartrosis con ese nombre al observar cómo una paciente joven sufrió debilidad y dolor en los pulgares y las muñecas después de haber mandado mensajes de WhatsApp de manera masiva, una acción que le provocó una degeneración de la articulación trapecio-metacarpiana.

En función del dolor y el avance de este desgaste, se puede tratar con antiinflamatorios, colocando una férula, con infiltraciones o prescribiendo sesiones de rehabilitación. La última opción es la cirugía.
Entrenamiento propioceptivo: más resistencia muscular y menos dolor
La propiocepción es nuestro sexto sentido. Casi es un desconocido, pero su papel resulta fundamental, ya que nos ayuda a saber dónde está cada parte del cuerpo sin mirar o pararse a pensar. Lo damos por hecho, es algo que hacemos de forma inconsciente, pero son los propioceptores (los recetores nerviosos que están en los músculos, las articulaciones y los ligamentos) los encargados de controlar el movimiento.
Los reumatólogos y rehabilitadores han observado que entrenar este sistema ayuda a los pacientes con artrosis, sobre todo de rodilla y de mano.
➡️ ¿En qué consiste?
El fin del entrenamiento propioceptivo es aumentar la conciencia corporal y la percepción de nuestra postura. Algo que puede ayudar a corregir desequilibrios musculares, mejorar la alineación corporal y prevenir dolores y lesiones relacionadas con las malas posturas.
➡️ Equilibrio y coordinación
El fisioterapeuta diseñará ejercicios específicos para desarrollar y mejorar la propiocepción, como el equilibrio sobre superficies inestables (encima de un cojín, almohadón o colchoneta), ejercicios de coordinación (movimientos articulares suaves, como rotaciones y flexiones o extensiones) y movimientos controlados en diferentes planos y direcciones.
➡️ Mayor control
Otros ejercicios típicos son los movimientos de una sola pierna, como el apoyo en un pie o realizar zancadas con una sola pierna.
➡️ Resistencia
El uso de bandas elásticas y peso libre también es algo recurrente a la hora de diseñar este entrenamiento, ya que proporcionan una resistencia adicional y ayudarán a poner a prueba los músculos y articulaciones para que estos sean capaces de adaptarse a cualquier carga externa.