Calles abiertas para la infancia: calles escolares seguras, saludables y accesibles

Las calles escolares son vías libres de tráfico enfrente de los centros educativos y, por lo tanto, entornos seguros, saludables y libres de humos y ruidos para los menores
Por María Huidobro González 23 de mayo de 2025
colegio calle
Las urbes cada vez son más accesibles y sostenibles, pero aún se da mucho protagonismo al asfalto y los espacios grises, mientras que la mirada de sus habitantes más pequeños tiene poco peso. En cambio, las ciudades amables con los niños y niñas se planifican contando con la infancia, por lo que resultan más saludables para todos. ¿Cómo conseguirlo? Comenzar con los entornos que rodean a los centros educativos a los que acuden cada día es un gran paso. A ello anima la iniciativa europea Streets for Kids. En las siguientes líneas vemos las características de estas calles abiertas para la infancia que proponen, cuáles son sus beneficios y cómo se pueden implantar estas calles escolares.

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Calidad del aire en entornos escolares

Nuestros hijos pasan muchas horas del día en los colegios y en sus inmediaciones respirando un aire que deja mucho que desear. Y esto tiene repercusiones tremendas para su salud presente y futura como alergias, asma infantil, enfermedades cardiorrespiratorias, trastornos neurocognitivos e, incluso, problemas emocionales como ansiedad y depresión, tal y como recoge un estudio reciente liderado por el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD).

Entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, en el marco de la campaña europea Clean Cities que tiene como objetivo la movilidad urbana con cero emisiones para 2030, la organización Ekologistak Martxan midió la calidad del aire en las entradas de 174 centros educativos de 14 localidades españolas. ¿El resultado? Preocupante.

Según el informe, en prácticamente todos los entornos cercanos (99 %) se supera el umbral establecido (10 µg/m³) como límite por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la polución por dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante relacionado con las emisiones de los vehículos a motor. Además, el 16 % se encuentra por debajo de los 20 µg/m³, el nuevo límite propuesto en la revisión de la Directiva de Calidad del Aire y el 7 % supera el límite legal vigente de 40 µg/m³.

❌ Niveles de contaminación peligrosos

Por desgracia, estos datos no son muy diferentes a los recogidos en años anteriores. De hecho, de las 573 áreas escolares totales analizadas por los ecologistas, solo tres cumplen los límites de la OMS, mientras que el 87 % incumple los nuevos estándares europeos y casi uno de cada cinco centros supera los límites legales actuales.

Por tanto, la gran mayoría de los colegios están expuestos a niveles de contaminación peligrosos para la salud infantil. De ahí la necesidad imperiosa de implementar medidas para proteger a los más pequeños y asegurar entornos escolares saludables y seguros.

Qué son las calles escolares

El proyecto Streets For Kids, impulsado por la campaña Clean Cities de la que en nuestro país forman parte organizaciones como ConBici, CEAPA, Teachers for Future, ISGlobal, ECODES o Plataforma de Infancia, se centra en movilizar a familias, profesorado… para solicitar la creación una calle escolar enfrente de cada colegio.

Y ¿qué es una calle escolar? Las calles escolares son vías libres de tráfico alrededor de las escuelas y, por lo tanto, entornos escolares seguros, saludables y libres de humos y ruidos para los niños y niñas y, por consiguiente, para todos los ciudadanos.

Para que eso sea posible, en estos espacios accesibles se procede a restringir la circulación de coches de forma indefinida o temporal (15-30 minutos) durante las horas de entrada y salida a los colegios. Estos cierres se realizan con vallas y bolardos removibles, monitoreados con cámaras que supervisa la policía u otro personal contratado o voluntario. Por lo general, se permiten excepciones para los residentes y negocios ubicados dentro de la zona y, a menudo, se proporciona espacio cerca para los autobuses escolares.

adolescente va al intsituto en bici
Imagen: Alexander Nadrilyanski

En definitiva, en estas calles se da prioridad a los desplazamientos a pie, en bicicleta o en patinete frente a los automóviles. Y sobre todo esto tiene mucho sentido en las horas de entrada y salida de los estudiantes, ya que es cuando los alumnos están más expuestos a la contaminación atmosférica y acústica y a los atropellos, porque son frecuentes la saturación de las vías, las dobles filas o el aparcamiento en aceras y pasos peatonales.

Además, si se crean allí zonas para ir en bicicleta (carril bici) y se limita la velocidad a 30 o 20 km/h, estamos ante lo que se denomina calles abiertas para la infancia.

Beneficios de las calles escolares para los niños

Por tanto, esta estrategia de calles abiertas para la infancia, que restringe el tráfico alrededor de los colegios, tiene efectos muy positivos:

  • Reduce el uso de vehículos privados en desplazamientos cortos y, por ende, aumenta la seguridad vial tanto en los caminos hacia el cole como en sus inmediaciones.
  • Mejora de la calidad del aire, al disminuir las emisiones, lo que permite reducir la exposición de los menores a la contaminación atmosférica en las calles que rodean a las escuelas.
  • Aumenta los desplazamientos activos de los menores (ir al colegio caminando o montando en bicicleta), lo que a su vez fomenta la actividad física en los más peques y reduce su estrés.
  • Favorece la creación de espacios para jugar, estar y socializar de forma segura.

Ejemplos de calles escolares en España

La ciudad italiana de Bolzano estrenó en 1989 sus primeras calles escolares. En la década de los 2010, esta iniciativa se fue extiendo por toda Europa y, tras la pandemia, llegó la mayor expansión. Hoy en día, existen en muchos países. El informe ‘City Ranking 2025: Calles abiertas para la infancia, ciudades para todas las personas’, destaca a Londres (Reino Unido) como la ciudad europea con más calles escolares (500), seguida de Milán (Italia) y París (Francia).

De España sobresale Barcelona en el décimo quinto lugar, precisamente con solo 15 colegios (4,5 %) situados en calles escolares, si bien dio un “gran paso” con el programa ‘Protegim Les Escoles’, hoy en pausa.

Como explican investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), este plan impulsó la transformación y mejora de las calles próximas a 217 escuelas de la Ciudad Condal mediante la pacificación del tráfico, la incorporación de mobiliario urbano y de vegetación, y la supresión de plazas de aparcamiento. En concreto, se consiguió que el juego infantil en la calle se incrementara hasta cuatro veces más y que aumentara la proporción de niñas que juegan al aire libre, lo que favorece la actividad física y las relaciones de socialización en los menores, tan beneficioso para su salud física y emocional.

Cómo poner en marcha una calle escolar

Dos veces al año, en otoño y primavera, la campaña Streets For Kids está más activa que nunca. Y es que llama a familias, cuidadores y educadores a llevar adelante acciones simbólicas a favor del desarrollo de estos entornos escolares más seguros, accesibles y pensados para la infancia con los que los peques pueden respirar un aire más limpio y desplazarse de forma segura en su camino al colegio. Entre las actividades previstas figuran cortes de tráfico, bicibús (ir en bici al cole juntos), pedibús (ir andando al cole con recorridos comunes), talleres, juegos en la calle, charlas…

✅ Consejos

Todas estas convocatorias ayudan a ver los beneficios que por unas horas conlleva tener una calle escolar frente al colegio. Pero implementarla requiere de un trabajo previo para el que la campaña Clean Cities da las siguientes recomendaciones:

  • Desarrollar un plan claro para implantar como muy tarde en 2030 calles escolares frente a todas las escuelas infantiles, de primaria y secundaria, con objetivos anuales intermedios.
  • Primero, llevar a cabo cierres temporales de calles y aprovechar la acción para involucrar al vecindario y comunidad escolar en la definición del proyecto.
  • Hacer permanentes las calles escolares, y no quedarse solo en limitar el cierre al tráfico en las horas entrada y salida de los colegios.
  • Instalar la infraestructura necesaria que garantice el cierre permanente a los coches, como bolardos, jardineras o barreras.
  • Planificar una campaña de sensibilización dirigida a los padres y madres que conducen sobre las ventajas de las calles escolares, con la promoción incluida de iniciativas como jornadas para ir en bici al colegio.
  • Impulsar un programa que aumente la seguridad y la facilidad de los trayectos en bicicleta, a pie o en transporte público. Para ello, resulta esencial nombrar personas gestoras de movilidad para cada colegio, que actúe de enlace entre los vecinos y la comunidad escolar, por un lado, y el Ayuntamiento y la autoridad local de transportes, por el otro.
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