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De cara a una alimentación saludable, “la fruta sigue siendo uno de los grupos de alimentos más importantes: es una fuente rica en vitaminas y minerales, con gran aporte de fibra y alto contenido en agua”, como recuerda Rocío Gala, dietista-nutricionista miembro del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN).
“Se debe consumir diariamente y mejor si se hace entera y a bocados, sin exprimir o triturar”, añade. Pero subraya que “combinarla en función del grupo al que pertenece es una teoría que no tiene evidencia científica y sobre la que no se ha demostrado su veracidad”. Tampoco la recogen las guías de autoridades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Utilizan los mismos argumentos que los de la dieta disociada, sobre la que no existe evidencia científica
Estas “recomendaciones” no son las primeras ni las únicas que mencionan la importancia de fijarnos en cuáles son los alimentos que “mezclamos” en las comidas. Es algo parecido a lo que proponen las dietas disociadas: planificar la alimentación en función de los nutrientes que tiene cada grupo de alimentos porque, en teoría, nuestro sistema digestivo no estaría preparado para digerirlos a la vez, al necesitar enzimas diferentes para cada uno de ellos.
¿Existen evidencias sobre esto? Sobre los distintos tipos de enzimas, sí: los hay; sobre el resto, ninguna. “No hay evidencia de que combinar frutas por ‘acidez’ o ‘dulzor’ cause fermentación o mala digestión”, adelanta la dietista-nutricionista Júlia Farré. “La digestión no funciona por ‘incompatibilidades químicas’ entre frutas, sino por enzimas específicas que actúan sobre distintos nutrientes. Y esas enzimas trabajan perfectamente al mismo tiempo sin pisarse las unas a las otras”, explica Álvaro Carmona (@SdeSiensia), bioquímico y divulgador científico.

La digestión empieza en el momento mismo en el que masticamos, cuando nuestra boca “manda” a trabajar a la primera enzima: la amilasa. Esta es precisamente la encargada de digerir los hidratos de carbono, abundantes en las frutas. Cuando tragamos, entran en funcionamiento también la proteasa, que hace lo propio con las proteínas en el estómago; o la lipasa, con las grasas.
Es decir, el sistema digestivo no elige qué tipo de enzimas “mandar” en función de lo que comemos o de cómo tenga que ser la digestión (“Mmmm, veamos. Para estos huevos fritos con patatas y guisantes, necesitaremos este tipo de enzimas”: no, no pasa).
Sin ensayos clínicos
Actualmente, como recuerda Carmona, no existen ensayos clínicos con pacientes que reporten una mala digestión o ‘fermentación’ perjudicial por mezclar frutas. La única línea parecida, que comparó un modelo de dieta disociada frente a su versión ‘combinada’, no mostró ventajas frente a una dieta equilibrada.
“La idea de que la comida ‘fermenta’ si la mezclas no está respaldada por la fisiología ni por ensayos con pacientes. El tubo digestivo está diseñado para procesar mezclas de alimentos. Así que sí: puedes mezclar todas las frutas que quieras. Naranja con plátano, uvas con kiwi o mango con fresas. Tu sistema digestivo está perfectamente preparado para ello y agradecerá enormemente la variedad: cuantos más colores tenga tu plato, mejor”, comenta Carmona.
Además, no existen grupos de frutas como criterio científico-digestivo. “En práctica clínica, se clasifican por carbohidratos fermentables (FODMAPs), por cantidad de fibra, por carga glucémica, etc., pero no hay reglas que impidan mezclarlas entre sí”, aclara Farré. “En personas con algunas patologías digestivas, lo relevante es la carga total de FODMAPs (por ejemplo, manzana/mango son más altos que naranja/mandarina), no si son ‘ácidas’ o ‘dulces’”, añade.

Si te apetece fruta de postre: adelante
Además de no mezclar distintos tipos de fruta, también hay contenidos que afirman que no es recomendable tomarla de postre. En teoría, sostienen, al haber más alimentos esperando a ser digeridos por delante de ella, esta espera podría (una vez más) hacerla fermentar y causar síntomas digestivos como hinchazón o gases. “Comer fruta de postre no va a hacer que esta fermente y dañe tu salud digestiva. De hecho, en consulta la recomendamos como postre para crear hábitos, culminar con el momento dulce y sentirnos ‘satisfechos’”, cuenta Gala.
“Basta echar un vistazo a cualquier libro de fisiología: el interior del estómago es un medio muy ácido (con un pH entre 1 y 3) y con muy poca carga bacteriana, lo que impide la fermentación”, aclara Carmona. “La fermentación que produce gases tiene lugar sobre todo en el colon, donde vive la microbiota y el pH es más alto”, añade. “Además, el estómago no funciona como la cola de la pescadería: los alimentos no se apilan ahí, esperando turno. Se mezclan y se digieren juntos”, explica Marián García (Boticaria García), dietista-nutricionista, farmacéutica y divulgadora, en sus redes sociales.
Absorción de frutas ricas en fructosa
Lo que puede ocurrir en personas con problemas digestivos, como SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado) o colon irritable, es que algunas frutas ricas en fructosa o azúcares como los FODMAPs no se absorban correctamente.
“En su viaje por nuestras tripas llegan hasta el colon y, ahí sí, están las bacterias y fermentan. Esto puede dar gases o hinchazón, pero no por tomarlas de postre, sino por sensibilidades digestivas”, aclara García. “Así que si no es tu caso, puedes seguir tomando fruta de postre. No solo no fermenta, sino que también puede ayudarte a mejorar el tránsito y la saciedad”, asegura. El único punto que se debe tener en cuenta con respecto al consumo de fruta, según Gala, es que no debe reemplazar el del resto de alimentos.
“No hay razones para restringir el horario o el momento en que comemos fruta. Es cierto que, en general, no se recomienda cenar tarde, porque puede interferir en que el descanso sea reparador, pero eso incluye todo tipo de alimentos, no solo fruta”, continúa la dietista-nutricionista.
En conclusión: “Decir que no se pueden mezclar frutas es igual de ridículo que decir que no puedes comer ensalada porque se mezclan los vegetales”, señalaba el dietista-nutricionista y divulgador Ander Iglesias en sus redes sociales.


