Cómo cuidar la alimentación cuando tenemos un problema de tiroides

Alrededor de un 5 % de la población española sufre un trastorno tiroideo. En estos casos, y en etapas especiales como el embarazo, es necesario prestar atención a ciertos alimentos y nutrientes
Por María Corisco 19 de marzo de 2024
alimentos y tiroides
La tiroides es una glándula esencial para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Las hormonas que produce se encargan de la regulación del metabolismo, del desarrollo y el crecimiento, del control de la temperatura corporal y de la regulación del ritmo cardiaco y de la contracción muscular. Esta «fábrica de hormonas» tan importante puede verse afectada por distintos problemas, entre ellos, el hipertiroidismo y el hipotiroidismo. En estos casos, y también en determinadas etapas vitales, como el embarazo, es muy importante prestar atención a los alimentos y nutrientes que conforman nuestra dieta.

Si tienes un problema de tiroides, cuidado con…

Ante un diagnóstico de hipotiroidismo, el tratamiento pasa por tomar de forma oral tiroxina. No obstante, las personas con este problema deben saber que determinados alimentos pueden alterar los niveles de hormona tiroidea en el cuerpo o que pueden interactuar con este fármaco (ralentizando o acelerando su absorción):

  • Soja. Contiene unos compuestos llamados fitoestrógenos que pueden interferir con la función tiroidea. Se recomienda moderar la ingesta de productos de soja, como la bebida de soja o el tofu, especialmente si se consume en grandes cantidades.
  • Vegetales crucíferos. Verduras como el brócoli, la coliflor, el repollo y las coles de Bruselas contienen bociógenos, unos compuestos que pueden interferir con la absorción de yodo y afectar a la función tiroidea. Esto sucede cuando estos vegetales se consumen crudos, por eso, para comerlos sin problemas hay que cocerlos muy bien.
  • Cafeína. En grandes cantidades puede interferir con la absorción de hormonas tiroideas sintéticas en personas que toman medicamentos para trastornos tiroideos. Se recomienda limitar su consumo y consultar con el médico sobre la cantidad segura.
  • Algas. Las algas marinas, especialmente el kelp, el dulse y el wakame, son conocidas por ser una fuente de yodo. Su ingesta puede provocar un exceso de yodo en nuestro organismo (lo que puede empeorar los síntomas del hipertiroidismo o empeorar la inflamación de la glándula tiroides en personas con hipotiroidismo autoinmune). También pueden interferir en la absorción de medicamentos.

Atención al yodo en el embarazo

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Imagen: Robster_91

El yodo es un elemento imprescindible para la síntesis de las hormonas tiroideas, ya que ejerce una influencia directa sobre el organismo al intervenir en múltiples procesos metabólicos y ningún otro nutriente puede sustituirlo. En España, la deficiencia de yodo no es la principal causa de hipotiroidismo. Aun así, es importante tener en cuenta que un momento delicado es la gestación.

Según el ‘Documento de consenso sobre el manejo de la disfunción tiroidea durante el embarazo‘, elaborado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), “las necesidades nutricionales de yodo están significativamente aumentadas en el embarazo para hacer frente a la mayor demanda de hormona tiroidea que supone un incremento del gasto metabólico materno y fetal. Las hormonas tiroideas intervienen de manera directa e indirecta en la mayoría de los procesos de desarrollo neurológico del embrión y el feto”.

Por ello es imprescindible que la mujer gestante se asegure una ingesta regular y suficiente de yodo, para lo que se recomienda el consumo de sal yodada, pescado, leche y derivados lácteos. Si mediante la dieta no se consigue, puede ser conveniente tomar suplementos farmacológicos, siempre bajo la supervisión del especialista.

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