La venta de carne de ganado ovino o caprino tendrá que hacerse en Francia una vez que se haya extirpado la médula espinal, según un decreto de los ministerios de Agricultura y Comercio, que entró en vigor la semana pasada, para prevenir todo riesgo vinculado a la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o mal de las «vacas locas».
El decreto precisa que «la ingestión de los productos que incorporan en su estado natural o después de transformación elementos de la médula espinal de los ovinos y caprinos de más de seis meses, es susceptible de presentar un riesgo residual para la salud de los consumidores en la hipótesis de que la EEB estuviera presente en esas especies».
La única excepción a la prohibición es la carne de corderos o cabritos lechones cuya carcasa tenga un peso neto de menos de una docena de kilos, o que hayan sido sacrificados en ciertos países no especificados en el texto normativo.