Entrevista

José Lacueva Moya, nefrólogo

«El control del fósforo con dieta es de extrema importancia en los pacientes hemodializados»
Por Jordi Montaner 9 de diciembre de 2007
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Imagen: Ned Raggett

Especialista en diálisis de Llíria (Valencia) y miembro del consorcio valenciano de cinco centros CEDIAT, José Lacueva viajó a Cádiz en octubre para participar en el Congreso de la Sociedad Española de Nefrología e informar en el mismo sobre la eficacia del consejo dietético en los enfermos con insuficiencia renal hemodializados. En muchas ocasiones, los nefrólogos tienen dificultades para el control del fósforo, por lo que recurrir a dietistas para controlar los niveles adecuados de nutrientes es una práctica habitual en este tipo de enfermedades.

¿De dónde procede la idea de recurrir a un dietista?

Un buen día, desde el consorcio CEDIAT nos propusimos requerir los servicios de un dietista para comprobar si un control eficaz de la dieta permitía corregir la hiperfosforemia propia de los pacientes hemodializados con hiperparatiroidismo secundario.

¿Qué es el hiperparatiroidismo?

Una de las consecuencias del colapso renal en estos pacientes es la producción excesiva de hormona paratiroidea a cargo de las cuatro glándulas paratiroides que tenemos alojadas en la zona del cuello. Teóricamente, esas hormonas pretenden contrarrestar un defecto de calcio en la sangre regulando el metabolismo óseo, la absorción del calcio del intestino y la liberación de calcio en la orina.
La insuficiencia renal crónica es una causa importante de hiperparatiroidismo secundario. El riñón se ve incapaz de eliminar fósforo, no se produce vitamina D y la absorción del calcio queda impedida.

¿Y qué puede hacer un dietista al respecto?

Probamos a contratar un dietista capaz de proporcionar un consejo individualizado a cada uno de los 11 pacientes estudiados. Se trata de pacientes hemodializados con hiperparatiroidismo secundario e hiperfosforemia mantenida tratados con quelantes. Su edad media era de 59 años y llevaban un promedio de 8 años dializados. Los datos antropométricos y biológicos mostraban que todos los pacientes tenían un buen estado nutricional, incluso había tres con sobrepeso.
Tras cinco meses de consejo dietético individualizado, los niveles sanguíneos de calcio, fósforo, el producto calcio-fósforo, la albúmina y la PTH mejoraron, y pudimos emplear dosis de quelantes más bajas. Ahora podemos administrar más vitamina D y menos fósforo y los episodios de hiperfosforemia e hipercalcemia han remitido.

¿Qué tipo de consejos brindó el dietista?

Veló por una restricción de la sal, propuso alimentos que no llevaran el organismo a una excesiva retención de líquidos, factor de riesgo para la insuficiencia cardiaca, y evitó un consumo excesivo de frutas y verduras ricas en potasio. Asimismo, ajustó los aportes de calcio o fósforo a cada paciente y veló por una apropiada incorporación de vitamina D, bien por vía oral o intravenosa. Otro aspecto que modificó fueron los líquidos. Se trata de pacientes que no orinan prácticamente nada y en quienes una sobrecarga hidrosalina puede comprometer su supervivencia.

El dietista propone alimentos que no lleven a una excesiva retención de líquidos y evita el consumo excesivo de alimentos ricos en potasio

Motivos más que suficientes como para haber recurrido al dietista.

Aun cuando las normas de actuación clínica publicadas por la Sociedad Española de Nefrología aconsejan utilizar medidas dietéticas en los pacientes con un filtrado glomerular por encima de los 40 mL/min, pocos estudios han evidenciado la eficacia de estas medidas.
El paciente en hemodiálisis registra un balance positivo de fósforo, y ocurre que una dieta con más de 1 g/kg/día de proteínas contiene unos 1.000 mg de fósforo, de los que se absorben unos 600 mg, o más en el caso que se esté suplementando al paciente con vitamina D. Como no existe eliminación renal, toda la excreción de fósforo depende de la diálisis, que en una sesión de cuatro horas extrae alrededor de 1.000 mg. Teniendo en cuenta que sólo se dializa a los pacientes tres días por semana, la eliminación de fósforo por diálisis se limita a un promedio de 450 mg/día.

Por tanto, el objetivo primordial es el control del fósforo.

En efecto. El control del fósforo es de extraordinaria importancia en los pacientes hemodializados, y a los nefrólogos a menudo nos resulta difícil de llevar a cabo. Utilizamos sales de calcio, carbonato de lantano y clorhidrato de alilamina para corregir su exceso. Pronto utilizaremos también sales de hierro, pero debemos tener en cuenta que el paciente debe alimentarse y que los alimentos pueden modular el estado hiperfosforémico en un sentido u otro. El auxilio del dietista, además, nos ha ayudado a mantener niveles adecuados de vitamina D.

Aguacates y vitamina D
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Imagen: Etringita

El aguacate (‘Persea americana’) es una fruta originaria de América que se caracteriza precisamente por su riqueza en vitamina D. Existen cerca de 500 variedades de aguacates, bautizadas con nombres como avocados, abacates, palpas o paltas.
El valor nutritivo del aguacate era ya conocido y apreciado por las civilizaciones precolombinas maya y azteca. Es a esta última a quien debemos el nombre de aguacate. ‘Ahuacatl’, en azteca, significa “árbol de los testículos”.

Junto a la vitamina D, el aguacate contiene importantes proporciones de ácidos grasos esenciales, vitamina E y beta-caronteno (provitamina A) y, en menor cantidad, ácido folico, B1,B2 y B3. Un consumo moderado regular de aguacates ayuda a la piel a combatir el envejecimiento.

En referencia a los riñones deteriorados, lo más importante es que el elevado contenido en vitamina D de los aguacates ayuda a la correcta absorción del calcio y el fósforo.

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