La ingesta de bebidas energéticas implica cierto riesgo de deshidratación debido a su alto contenido en cafeína

Los atletas deberían seguir un consumo limitado, mientras que se desaconseja en personas con hipertensión o cardiopatías
Por EROSKI Consumer 16 de noviembre de 2010

Las bebidas energéticas pueden provocar en sus consumidores una «sería deshidratación» debido a su alto contenido en cafeína. Los atletas no deberían tomar más de una lata al día y deberían beber abundante agua tras practicar ejercicio. Además, conviene que las personas con hipertensión no ingieran estas bebidas, mientras que quienes padecen enfermedades cardíacas deberían consultar a su médico antes de consumirlas.

El investigador John Higgins, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas, en Houston (Estados Unidos), ha analizado los efectos en el cuerpo de la cafeína y otros ingredientes de estas bebidas. El estudio se ha publicado en el último número de «Clinic Proceedings». «Sabemos que una bebida típica energizante puede tener hasta una cuarta parte de una taza de azúcar y más cafeína que una fuerte taza de café», asegura Higgins.

El investigador ha alertado de que, además de la cafeína, otros ingredientes son potencialmente peligrosos y, en muchas ocasiones, se combina el consumo de bebidas energéticas con alcohol. El investigador señala que el contenido de cafeína de las bebidas energéticas oscila entre 70 y 200 miligramos por alrededor de medio litro. En comparación, una taza de café de unos 235 miligramos puede contener entre 40 a 150 miligramos de cafeína. Añade que entre los ingredientes a menudo no mencionados en las etiquetas figura el estimulante herbal guaraná, el aminoácido taurina y otras hierbas, minerales y vitaminas que pueden interactuar con la cafeína.

Higgins muestra su preocupación por cómo esta interacción podría afectar al ritmo cardíaco, la tensión arterial e incluso estados mentales, en especial, cuando se consume en grandes cantidades, con alcohol o por parte de atletas. Tras buscar información sobre esta relación, el equipo de Higgins revisó la literatura médica sobre bebidas energéticas y sus ingredientes entre 1976 y 2010, para descubrir que se habían hecho pocas investigaciones sobre su impacto.

Algunos pequeños estudios, en general sobre jóvenes adultos físicamente activos, han demostrado que las bebidas pueden incrementar la tensión arterial y el ritmo cardíaco. Pero las evidencias de efectos más graves como ataques cardíacos o de otro tipo y fallecimientos «son anecdóticos», indica Higgins. A este respecto, recuerda que Noruega, Dinamarca y Francia prohibieron Red Bull después de que un estudio demostrara que ratas alimentadas con taurina exhibieron un comportamiento extraño, en el que se incluía ansiedad y automutilación. «No somos ratas, pero el consumo ha dado muestras de estar asociado de un modo concluyente con comportamiento de alto riesgo», añade el investigador.

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