Los suplementos de vitaminas y minerales no dan superpoderes

Los estudios con suplementos de vitaminas y minerales muestran su escasa eficacia y arrojan resultados decepcionantes
Por Julio Basulto 14 de enero de 2014
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Imagen: .v1ctor Casale.

Buena parte de la población consume suplementos de vitaminas o minerales. Los motivos para hacerlo son muy diversos, aunque en muchos casos se pretende “compensar” con ello una mala alimentación. También influye, tal y como ha indicado recientemente la Universidad de Harvard, la publicidad que suele acompañar a tales suplementos, que nos quiere convencer de que tienen cualidades superpoderosas, incluso mágicas. ¿De verdad pueden sustituir a una alimentación saludable? ¿Tienen la capacidad de prevenir enfermedades como las patologías cardiovasculares o el cáncer, que son las principales causas de mortalidad en nuestro país? El siguiente artículo aborda estas cuestiones y resume los principales hallazgos de uno de los últimos y más rigurosos estudios sobre el tema.

Suplementos de vitaminas y minerales: mitos y datos

Se les atribuye la capacidad de evitar la oxidación y, con ella, el daño celular. Esa es la teoría que cobija hoy a los suplementos antioxidantes. La práctica, sin embargo, indica algo distinto: no está claro que estos suplementos sean «saludables» y es posible que tampoco sean inocuos. ¿Qué ocurre con las vitaminas y los minerales? ¿Es posible tomar los beneficios de los alimentos más sanos en pastillas? ¿La naturaleza se deja encapsular?

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Imagen: .v1ctor Casale.

La reputada revista Annals of Internal Medicine es una de las más citadas dentro del campo de la medicina. Es por ello que ha tenido tanto impacto y tanto revuelo mediático la investigación que ha publicado en noviembre de 2013, que parte de la siguiente premisa: «Los resultados de los estudios en los que se ha suplementado con vitaminas han sido, en el mejor de los casos, decepcionantes». La investigación se denomina ‘Suplementos vitamínicos y minerales en la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer’ y ha sido coordinada por la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ), una de las 12 agencias de salud de Estados Unidos.

El estudio se diseñó con el objetivo de averiguar, de acuerdo a la revisión de todas las evidencias disponibles, si los suplementos vitamínico-minerales previenen la enfermedad cardiovascular o el cáncer, pero sobre todo se realizó para actualizar las recomendaciones de 2003 del U.S. Preventive Services Task Force. Dichas recomendaciones fueron las siguientes:

  • No hay pruebas suficientes para recomendar o no recomendar del uso de las vitaminas A, C y E, multivitamínicos con ácido fólico, o combinaciones de antioxidantes para la prevención de las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
  • Se desaconseja el uso de suplementos de beta-caroteno, solos o en combinación, porque no aportan ningún beneficio y causan daños en adultos que presentan riesgo de padecer un cáncer de pulmón.

Las nuevas conclusiones, diez años después, son también decepcionantes:

  • No hay evidencias que señalen que los suplementos de vitaminas o minerales tengan un efecto en la prevención de los eventos cardiovasculares, del cáncer o de la mortalidad en población sana.
  • En la mayor parte de casos, no hay suficientes datos como para extraer conclusiones.
  • La falta de beneficio de los suplementos de vitamina E y betacarotenos es bastante clara.
  • Es desaconsejable seguir estudiando sobre suplementos que contengan beta-caroteno o las vitaminas A, C, y E en la población general que no sea deficitaria en estos nutrientes (la mayoría).
  • Hay datos que señalan una cierta disminución en el riesgo de cáncer en varones (no en mujeres) que toman multivitamínicos, pero como el efecto, además de ser muy pequeño («marginal»), no se observó en mujeres, «se hace muy difícil llegar a la conclusión de que la suplementación con multivitamínicos sea beneficiosa».
  • Los suplementos de beta-caroteno «incrementan el riesgo de cáncer de pulmón en fumadores».

Estos resultados, en todo caso, no son aplicables a los beneficios demostrados de pautar ciertos suplementos en situaciones de déficit (por ejemplo, en casos de anemia ferropénica) o en estados fisiológicos concretos, como el embarazo y la lactancia. Es el caso, por ejemplo, de los suplementos de ácido fólico en gestantes.

¿Cuántos suplementos tomamos en España?

Una investigación centrada en población adulta española, y publicada en 1999 en Gaceta Sanitaria, observó que el 5,2% de mujeres y el 1,7% de hombres tomaba suplementos vitamínicos y minerales. Diez años después, nuestra ingesta de dichos suplementos aumentó de forma notable: el antiguo 5,2% para las mujeres se convirtió en un 8,5% y el 1,7% para los hombres pasó a ser un 4%, según datos aparecidos en la revista European Journal of Clinical Nutrition. Nuestro consumo de esta clase de “ayuditas” va en claro aumento, aunque está muy lejos de lo que se observa en Estados Unidos, donde cerca del 40% de la población las consume.

La tendencia al alza de este consumo es motivo de preocupación. Tomar suplementos de vitaminas, minerales o antioxidantes no solo no tiene eficacia probada sino que, además, puede ser riesgoso para la salud en ciertos casos, como se señalaba con el beta-caroteno y el cáncer de pulmón. Y, en última instancia, esa percepción de que son “ayuditas” está muy lejos de ser verdad, a menos que nuestro objetivo sea saltarnos una dieta saludable sin culpa. Para estar sanos, el camino más seguro (y el más eficaz) es seguir una alimentación saludable y escoger mejor los alimentos que conforman nuestra dieta cotidiana.

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