¿Nos alimentamos bien?

El consumo de calorías y nutrientes se aleja con frecuencia de las recomendaciones nutricionales, según la primera encuesta nacional de ingesta dietética, realizada por la AESAN
Por María Manera 5 de septiembre de 2012
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Imagen: Ivan Prole

Muchas proteínas, pocos carbohidratos y demasiadas grasas de mala calidad. Así podrían resumirse las elecciones alimentarias de buena parte de los españoles, según los datos que aporta la AESAN. La primera encuesta nacional de ingesta dietética, realizada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, pone en evidencia que nuestra ingesta de calorías y nutrientes se aleja a menudo de los valores y cantidades recomendados. A partir de esos datos, el siguiente artículo valora cuál es la ingesta nutricional de los españoles, resalta los principales excesos y déficits de nuestra alimentación y propone consejos prácticos para corregirlos.

En una encuesta del Instituto Nacional de Estadística, el 70% de los españoles respondió que su estado de salud era «bueno» o «muy bueno». Sin embargo, seis de cada diez tomaron un fármaco en las dos semanas previas a esta encuesta. La percepción personal no siempre es acertada. De la misma forma, es posible afirmar que ante preguntas como «¿te alimentas de forma equilibrada?» o «¿comes un poco de todo?», la mayoría de la población respondería que sí. No obstante, la ingesta de calorías y nutrientes se aleja con frecuencia de las recomendaciones nutricionales.

Los datos de la primera encuesta nacional de ingesta dietética, que realizó en 2011 la AESAN, apuntan que nuestras decisiones alimentarias aún deben mejorar, ya que nos excedemos con ciertos alimentos, al tiempo que comemos poco de otros. En concreto, ingerimos muchas proteínas, pocos carbohidratos y demasiadas grasas de mala calidad.

Demasiadas proteínas a costa de los hidratos de carbono

Las 2.500 kcal que consumen los hombres y las 2.000 kcal de las mujeres proceden de hidratos de carbono, proteínas y grasas, los nutrientes que aportan energía. Sin embargo, cada uno de ellos debería suponer una proporción diferente y mantener un equilibrio que, según la encuesta de la AESAN, no se cumple.

El consumo de proteínas asciende al doble de lo recomendado

Los hidratos de carbono, que según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria deberían proporcionar entre un 45% y un 60% de las calorías diarias consumidas, solo llegan al 40% en la alimentación de los españoles. Este déficit se explica por el exceso en el consumo de proteínas (y de grasas), que en lugar de ser de 54 gramos al día en los hombres y de 41 gramos al día en las mujeres, es de 109 gramos diarios para ellos y 88 gramos diarios para ellas, es decir, el doble de lo recomendado.

¿Y por qué este exceso de proteína? Porque la primera fuente de calorías de nuestra dieta son las carnes y sus derivados que, además de energía (y grasas), también aportan muchas proteínas. De hecho, más del 60% de las proteínas que consumimos proceden de alimentos de origen animal (carne, pescados y huevos). La propuesta para mejorar este desequilibrio es aumentar el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono y disminuir el de proteínas, en especial, si son de origen animal. En definitiva, más pan, pasta y arroz (de preferencia integrales), más legumbres y menos carnes y derivados.

Mucha grasa y de mala calidad

El consumo excesivo de grasa es otro punto débil de nuestra alimentación: del 30%-35% recomendado, se pasa a una realidad donde el 42% de las calorías ingeridas cada día procede de grasas. Pero incluso más importante que la cantidad de este nutriente, es su calidad, es decir, el tipo de grasa. Y es que este exceso se debe a la desproporción con las denominadas grasas saturadas. Estas son promotoras de enfermedades cardiovasculares y otras dolencias, por lo que no deberían superar el 10% del consumo energético diario, algo que cumple menos del 5% de la población encuestada.

Los productos cárnicos, seguidos de cerca por los lácteos, son la principal fuente de grasas saturadas, por lo que, una vez más, la moderación en el consumo de carnes y la preferencia por las variedades magras y los lácteos desnatados contribuirán a una mejor adecuación nutricional. Respecto al aporte de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, con un papel más positivo para la salud, tendrían que figurar con un porcentaje aproximado entre un 5% y un 20%, respectivamente. En este caso, la realidad se acerca bastante a las recomendaciones, gracias al consumo de aceite de oliva (fuente de grasas monoinsaturadas) y pescados (fuente de grasas poliinsaturadas) que se realiza en nuestro país.

Cómo mejorar nuestra alimentación

Es previsible que dentro de unos años se realice otra encuesta de características similares y que permita comprobar la evolución del consumo de la población. Múltiples campañas y proyectos de nutrición comunitaria y salud pública tratan de reducir los índices de obesidad y otras dolencias asociadas al actual consumo alimentario, por lo que los datos procedentes de encuestas permiten evaluar la eficacia y eficiencia de estas estrategias.

Los consejos para mejorar nuestra alimentación (y los datos de la encuesta de 2011) se resumen en los siguientes puntos:

  • Consumir cinco raciones diarias de frutas y hortalizas.
  • Incorporar en la alimentación diaria pan, pasta y/o arroz integrales.
  • Comer legumbres y frutos secos varias veces a la semana.
  • Reducir la ingesta de carne y derivados.
  • Escoger los lácteos desnatados.

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