Nuestras elecciones alimentarias no son las mismas que antes. En los últimos meses, los patrones de consumo de alimentos se han modificado, tal como evidencian los datos recién presentados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), correspondientes a 2012. La situación económica del país, junto con los efectos de las campañas de educación alimentaria pueden ser dos factores que expliquen dichas tendencias. Si bien algunos datos ofrecen una mirada esperanzadora, no todos los cambios apreciados son positivos desde el punto de vista de la nutrición y la salud. El siguiente artículo reseña cuáles son los principales cambios y qué implican.
Los datos más recientes sobre alimentación
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) ha presentado los últimos datos de consumo alimentario en España, tanto en los hogares como fuera. La información proviene de los resultados de los estudios del Panel de Consumo Alimentario y del Observatorio del Consumo y la Distribución Alimentaria, y analiza el gasto alimentario en hogares y la evolución de la cesta de la compra en los principales productos, así como los hábitos de compra de los consumidores.
A la luz de estos estudios, es posible afirmar que las elecciones alimentarias han cambiado en nuestro país, ya sea por la actual coyuntura económica, como por la mayor información que se ofrece al consumidor. Las siguientes son las principales conclusiones:
Comemos más en casa y compramos según el precio
Como era de esperar, los españoles hemos gastado, también en alimentación, algo menos que el año anterior. El 67% del gasto que realizan las familias en alimentación, se destina al hogar y, además, tenemos muy en cuenta dónde compramos: por primera vez en muchos años, el precio es el principal factor a la hora de decidir el establecimiento al que acudimos.
Los datos de consumo alimentario extradoméstico (es decir, comer fuera de casa) han disminuido más de un 4% con respecto a 2011, una tendencia que ya se observa desde 2009. Los datos de 2012 también confirman que el precio medio pagado por comensal es más bajo y que tanto comidas como cenas decrecen en ventas, visitas y precio medio.
Más productos frescos
Cuando se analiza el consumo por grupos de alimentos, aparecen varios datos que los profesionales de la salud pueden calificar de positivos y esperanzadores. Una de las buenas noticias es, sin duda, el aumento del consumo de productos frescos, que suponen el 43% del volumen consumido y el 46% de presupuesto total. En la nueva definición consensuada del concepto «alimentación saludable«, elaborada por el Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN), se incluye la recomendación de una mayor presencia de una amplia variedad de alimentos frescos, sobre todo de origen vegetal. Es decir, frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos crudos o tostados y sin sal, farináceos integrales, etcétera.
No obstante, dicho consejo dista bastante de lo que en realidad hacemos, ya que según un estudio de Slimani y colaboradores, el 61% de las calorías que ingiere la población española proviene de alimentos muy procesados (derivados cárnicos, bollería, salsas, platos precocinados o bebidas azucaradas), que a menudo contienen mucha sal, muchas grasas y mucho azúcar.
Tendencias por grupos de alimentos
Algunas tendencias no pueden ser valoradas con tanto entusiasmo, ya que no todos los productos frescos tienen el mismo valor desde el punto de vista dietético. Según datos del Panel de Consumo Alimentario, la carne concentra el mayor presupuesto dentro del hogar, con un 23%. Si se tiene en cuenta que el consumo de carne en España es muy superior a las recomendaciones nutricionales, y que en el último año ha aumentado aún más (en especial, la carne transformada), reducir su ingesta sería una buena medida, tanto para la economía doméstica como para la salud.
En cambio, sí se interpreta como resultado favorable el hecho que las frutas, hortalizas y patatas frescas sean los alimentos con mayor volumen en la cesta de la compra, pues constituyen el 29% del total. Además, las frutas frescas son el alimento que ha experimentado, respecto al año anterior, un mayor aumento en su consumo. Otra buena noticia es, por un lado, la disminución del consumo de bebidas alcohólicas (a excepción de las cervezas y los vinos sin Denominación de Origen) y de la leche entera, contrarrestada, esta última, por el aumento de la variedad desnatada. Por otro lado, destaca como muy positivo, el aumento del consumo de aceite de oliva virgen. Este último dato queda neutralizado, sin embargo, por el descenso del total de aceite de oliva consumido (a expensas de la disminución del aceite de oliva no virgen).
La estimación del consumo de alimentos de una población es algo complejo, pero a la vez muy útil e interesante de conocer. Existen diferentes métodos para dicho estudio:
- Hojas de balance alimentario: evalúan la cantidad de alimentos disponibles para el consumo interno de un país, a partir de los datos de producción nacional, exportaciones e importaciones, además del almacenamiento de alimentos y la utilización agrícola e industrial. El organismo responsable de recoger estos datos es la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
- Encuestas de presupuestos familiares: obtienen datos del consumo familiar e individual a partir del gasto en alimentación de las familias y de su consumo extradoméstico, es decir, en servicios de restauración.
- Encuestas individuales: recogen la información a partir de encuestas realizadas a los individuos, por lo que son el reflejo más fiel y preciso del consumo real. En España, la última encuesta de este tipo, realizada por el Ministerio de Sanidad y Consumo, es la ENIDE (Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española).