El ritmo de vida y las características actuales de la sociedad han originado una demanda de alimentos poco procesados, que conservan sus propiedades originales gracias al desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la conservación, envasado y procesado de alimentos. Los expertos afirman que hay estilos de vida más receptivos a estos nuevos productos, sobre todo los más jóvenes, mientras que las amas de casa, más tradicionales, no se sienten tan atraídas por este tipo de productos. En el futuro, el diseño de los envases va a ser fundamental, ya que las etiquetas de determinados productos ofrecerán al consumidor las condiciones y características básicas que los configuran.
Y es que el consumidor actual tiene en cuenta la comodidad que le ofrecen los alimentos envasados, que ahorran tiempo y son fáciles de preparar. «La rapidez y simplicidad es lo que más valora el comprador, sin olvidar la calidad de lo que toma, porque cada vez hay más personas que viven solas y hay menos tiempo para preparar la comida», dice Belén Blanco, del departamento de Industria Alimentaria del Centro de Automatización, Robótica y Tecnologías de la Información y Fabricación (Cartif) de Castilla y León.
Los consumidores pueden encontrar en el mercado una infinidad de marcas de productos envasados. Una oferta comercial que ha crecido considerablemente en los últimos años. La lista es cada vez más amplia, al igual que su público. Y es que las cifras en España así lo demuestran. «En 2003, cada persona consumió diez kilos de comida envasada, un 9% más respecto al año anterior», indica Blanco.
Nuevos envases
Esta tendencia lleva consigo el diseño de nuevos envases, con la utilización de novedosos materiales y tecnologías aplicables a productos tradicionales. Además, hay que añadir mejores presentaciones y una disminución de las porciones de consumo envasadas. Proliferan los envases alimenticios de plástico, con cierres multiusos y con capacidad para abrir y cerrar hasta que el producto esté totalmente consumido y también los nuevos diseños transparentes que reducen el peso.
Las empresas alimentarias quieren ofrecer al consumidor productos que se acoplen al actual ritmo de vida, pero también el diseño de los envases adquiere importancia. De los múltiples procedimientos de conservación de los alimentos empleados, sólo unos pocos, como la pasterización y la esterilización por calor, actúan ocasionando la muerte de microorganismos. El resto, como la refrigeración, congelación, acidificación y envasado al vacío o en atmósfera controlada y adición de conservantes, los inhiben en diversos grados o restringen el acceso de los microorganismos a los alimentos, lo que constituye el envasado aséptico, pero no los destruyen.
Para prolongar el estado natural de los alimentos se busca la aplicación de atmósferas protectoras: al vacío, donde simplemente se elimina el aire; atmósferas controladas, en las que la composición del gas que rodea el alimento se mantiene constante a lo largo del tiempo mediante un control continuado, y atmósferas modificadas, donde la composición de gases se ajusta al principio de almacenamiento, generalmente en el momento de envasar el alimento, y ya no se vuelve a modificar.
«Cuarta gama»
Los alimentos de «cuarta gama» son productos vegetales limpios, cortados y envasados, formados por verduras y hortalizas mezcladas, ya listas para su empleo en forma de ensaladas. Poseen una caducidad de unos siete días y para mantener sus cualidades sanitarias y nutricionales requieren un estricto cuidado en el mantenimiento de la cadena de frío (entre 1 y 4º C) desde el momento de su recolección hasta el consumo. Estos alimentos se conservan en una atmósfera modificada, que además de evitar que los vegetales se marchiten por la oxidación, reduce la pérdida de vitaminas y minerales que causan el lavado y cortado de las verduras.
Los alimentos de «quinta gama» representan una alternativa a la comida rápida, ya que son productos precocinados que requieren un calentamiento previo para su consumo. Su caducidad es corta y se comercializan refrigerados.
«Sous-vide» es otra técnica mediante la cual el alimento se guarda al vacío para tratarse térmicamente dentro del recipiente, seguido de un enfriamiento rápido. Este envase impide la salida de líquidos.
Envases del futuro
Entre los investigadores de los envases del futuro, la máxima es garantizar la seguridad y calidad del producto enlatado incrementando, en la medida de lo posible, su fecha de caducidad. En un futuro cercano, las etiquetas de determinados alimentos reaccionarán ante cambios de temperatura producidos en el interior del envase, lo que permitirá conocer a los consumidores si el producto garantiza las condiciones básicas de seguridad alimentaria, y aportarán información en el momento que consultemos el alimento.
Otro ejemplo de recipiente inteligente es aquel que se comunicará con el consumidor mediante sistemas de sondas y microchips, que al girar el tapón para abrir el producto informará, entre otros datos, del contenido exacto.