Ordenan el cierre de una almazara de aceite en Murcia por deficiencias higiénico sanitarias y por vender botellas sin etiquetar

La Dirección General de Consumo de esta comunidad está llevando a cabo una campaña para verificar la calidad de los aceites
Por EROSKI Consumer 9 de diciembre de 2001

La Consejería de Sanidad y Consumo de Murcia ha decretado el cierre de una almazara de aceite situada en una pedanía de la Región por presentar deficiencias higiénico sanitarias y también por vender botellas de aceite sin etiquetar. Inspectores de la Dirección General de Consumo detectaron las anomalías en la almazara dentro la campaña regional emprendida por este departamento de la Administración regional para verificar la calidad de los aceites que se fabrican y envasan en la Región de Murcia. La empresa se clausuró en junio pasado y todavía permanece sin actividad, puesto que no ha concluido todas las reformas y arreglos exigidos por Sanidad. El resto de almazaras cumplen todos los requisitos.

La campaña de recogida de muestras para comprobar si existe fraude o no en la calidad de los aceites con sello murciano transcurrió de mayo a finales de junio pasados. Los funcionarios tomaron pruebas en las cinco plantas envasadoras que existen en la Región y en quince fábricas de extracción de óleos para consumo humano. De las veinte muestras, diecinueve corresponden a aceite de oliva virgen y una sola a orujo de aceituna.

Es la segunda vez que la Dirección General de Consumo lleva a cabo una batida de inspecciones con el objetivo de verificar si los etiquetados de los aceites elaborados y envasados en Murcia se corresponden con la calidad real del producto. La primera campaña se realizó en el 2000 y los resultados fueron aún mejores porque no hubo que tomar medidas contra ninguna almazara.

Después de ser analizadas en el Centro de Investigación y Control de la Calidad del Instituto Nacional de Consumo, en Madrid, casi la totalidad de las muestras han dado resultados satisfactorios. Las garantías de las etiquetas se comprobaron después en los óleos, según explica el director general de Consumo, José Gabriel Ruiz, quien deja claro que «todos los aceites analizados son aptos para el consumo y en ningún caso entrañan perjuicio alguno para la salud».

En la almazara precintada, los técnicos inmovilizaron 250 litros de aceite de oliva que carecían de etiquetas, motivo suficiente para prohibir su comercialización, según establece la normativa europea sobre esta clase de alimentos. Tras abrir expediente al propietario de la almazara, los trabajadores de Consumo dieron parte al Servicio de Inspección Alimentaria de la Dirección General de Salud para intervinieran. La fábrica presentaba un aspecto muy deteriorado y tanto la limpieza de la maquinaria como de las paredes de la nave dejaban mucho que desear.

Pese a que el dueño de esta almazara dijo que el aceite de oliva que vendía era virgen, los análisis posteriores demostraron que el producto incumplía varios de los parámetros exigidos para obtener ese certificado de calidad.

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