Cómo personalizar el queso rallado casero

No todos los quesos valen para rallar. Te explicamos cuáles elegir según el plato que vayas a preparar, cómo conservarlos y cómo personalizarlos para darles un toque especial
Por Peio Gartzia 27 de mayo de 2023
saborizar el queso rallado
Imagen: iStock

Hacer queso rallado casero en la cocina es muy fácil. Tan solo se necesita un queso y un rallador. Con suaves movimientos, se consigue en unos instantes unas virutas de queso que, según el tipo de rallador que se esté usando, serán más o menos finas o incluso tendrán forma de láminas. Así explicado no tiene mayor misterio. Sin embargo, no todos los quesos valen para rallar y, según los escogidos, se pueden obtener diferentes resultados… algunos muy personales. A continuación explicamos cuáles elegir según qué platos y cómo personalizarlos y conservarlos mejor.

Usos de los diferentes tipos de quesos rallados

Según el tipo de queso que se ralle, se obtendrán resultados muy diferentes, apropiados para distintas recetas. Así como no todos los quesos valen para fundir, tampoco todos quedan bien rallados.

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Imagen: Dream79

🧀 Quesos curados y semicurados para rallar

Estos quesos de pasta dura, como el reggiano o el parmesano, aguantan bien la ralladura. En nuestra gastronomía, tienen similitud con un manchego curado o un idiazábal curado, ya que estos tienen una textura parecida y un sabor con un ligero toque picante, debido al envejecimiento. Son muy apropiados para acompañar recetas donde se quiere que el queso sea un contrapunto de sabor y eleve un poco el punto de sal y aroma.

  • 💡 Usos. Este tipo de queso no es el utilizado para fundir, sino que sobre todo es usado para dar ese toque a platos de pasta tipo espaguetis o tallarines, espolvoreando por encima en el momento de servir. También se emplea en sopas o cremas para crear en la superficie una capa ligera con un toque de sabor potente. Se puede rallar o cortar en láminas finas y, además de usarlo como acompañamiento en platos calientes, también se emplea en ensaladas donde el queso rallado aporta aroma y sabor. Es muy recomendable usarlo en ensaladas de tomate, con un hilito de aceite de oliva virgen, sin más ingredientes. ¡Una delicia!

🧀 Quesos semiblandos para rallar

Los quesos grasos y de pasta blanda como el gouda, el edam, la mozzarella o en nuestra gastronomía los quesucos cántabros o de tetilla gallegos son los más ricos para agregar a elaboraciones que se quieran fundir.

El problema es que, en ciertos casos, puede ser que sean demasiado blandos para rallar. Para solucionarlo, hay que introducirlos durante un par de horas en el congelador con el fin de que la pasta se endurezca y rallarlos después. De esta manera se conseguirá un queso con suficiente grasa para que, una vez que se funda, aporte ese toque cremoso tan característico de los gratinados.

Con los quesos de pasta semiblanda no es un problema porque su textura permite el rallado sin problema. Es recomendable que el corte sea con el rallador grueso, ya que facilitará el trabajo y, una vez fundido, dará igual qué tipo de ralladura se haya realizado.

  • 💡 Usos. Se utilizan sobre todo para agregar a pizzas y otros platos que se quiera gratinar, como lasañas y canelones, sopas gratinadas, macarrones, fajitas

Ideas para personalizar y conservar el queso rallado

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Imagen: tycoon
  • Una vez rallado el queso, se puede personalizar para que tenga un toque especial. Para ello hay que rallar varios tipos diferentes de queso y hacer la mezcla con los quesos que sean del gusto personal.
  • También se les puede dar un toque de sabor diferente agregando alguna hierba aromática, como albahaca o menta, o ir un paso más allá en cuanto a sabores y añadir una pizca de trufa o una cucharadita de pimentón, pimienta molida o hasta curry.
  • Para guardar el queso rallado hay un par de opciones. Una de ellas, la más segura para su conservación, es congelar el queso, de manera que se pueda ir cogiendo poco a poco según se vaya necesitando, sin que el resto se deteriore.
  • Si se quiere conservar en la nevera, habrá que introducirlo en un tarro de vidrio o en una bolsa de plástico apta para alimentos sin nada de aire, si es posible, para que dure más tiempo. Cuando se guarde en un tarro o recipiente, si se puede realizar el vacío, más durará. Si no, se puede presionar hasta llenar el recipiente de máximo de queso y nada de aire.
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