¿Qué significa realmente ‘consumo ocasional’?

"Consumo ocasional", "comer de forma moderada"... ¿Qué significan estas expresiones? Consultamos a varios expertos para conocer con mayor certeza las cantidades y la frecuencia
Por Antonio Ortí 2 de diciembre de 2019
Aperitivo patatas fritas
Imagen: Pexels

En la cúspide de la mayoría de las pirámides alimentarias aparece un grupo de alimentos bajo el título de «consumo ocasional». Sabemos que son productos que deben tomarse con poca frecuencia, pero ¿con cuánta, exactamente?¿Una vez a la semana? ¿Al mes? ¿Cuántas veces es posible comer patatas fritas para que los expertos lo consideren un consumo ocasional?

Javier Aranceta, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), el organismo responsable de edificar la Pirámide de la Alimentación Saludable, lo tiene claro: tres veces, comomáximo, al mes. Según él, si fueran cuatro se trataría ya de un consumo semanal. «Y siempre de forma moderada», añade este profesor de Nutrición Comunitaria de la Universidad de Navarra, sin querer precisar un número determinado de gramos, ya que ese dato concreto –argumenta– solo lo puede proporcionar un profesional de la salud en función de la edad o estilo de vida de la persona en cuestión. Pero Aranceta todavía apunta algo más: no hay ninguna necesidad de consumirlos productos que se observan en la cúspide de la pirámidealimentaria para estar bien alimentado. «Por eso se especifica que su consumo es opcional», concluye.

Qué tienen en común estos alimentos

Donut

Imagen: Getty Images

Pero ¿en virtud de qué criterios recomiendan los expertos el consumo ocasional? Según Iva Marques y Susana Menal, nutricionistas, tecnólogas de los alimentos y profesoras de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universidad de Zaragoza, la evidencia científica señala que un exceso de grasas saturadas, grasas trans, azúcares añadidos o sal aleja a la población de seguir una dieta sana óptima y aumenta el riesgo de ciertas enfermedades (como diabetes tipo 2, hipertensión, patologías cardiovasculares…). Ambas investigadoras son autoras de un estudio de alto impacto publicado este mismo año en la revista Nutrients sobre el consumo ocasional. «La ocasionalidad hace referencia a alimentos que contienen algún tipo de nutriente que, si se consumenpor encima de unos límites, pueden ser perjudicialespara la salud«, explica Susana Menal.

«Estos puntos de corte los fijan entidades supranacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) a partir de estudios de cohortes (investigaciones observacionales), ensayos de intervención y metaanálisis», añade Iva Marques. Por ejemplo, hay evidencia de que ingerir al día más de un 8-10 % de grasasaturada o un 2 % de grasa trans con respecto al total de caloríasaumenta la posibilidad de desarrollar una enfermedad cardiaca.Otro tanto cabe decir de consumir más de 25 gramos de azúcaral día o de superar los 5 gramos de sal (contando la añadida y la de los productos procesados). Cuando existe constancia del peligro de tomar en exceso un determinado nutriente, hay grupos de expertos que asesoran a los gobiernos para que cumplan con el objetivo de salvaguardar la salud pública.

Estos criterios determinan qué alimentos se consideran de consumo ocasional. Por ejemplo:

  • Derivados cárnicos y quesos grasos: como el chorizo, la morcilla, la mortadela, el fuet o el salchichón.
  • Grasas animales: mantequilla, manteca de cerdo…
  • Productos de repostería: ensaimadas, cruasanes, galletas digestivas, magdalenas…
  • Postres lácteos a los que se añade azúcar: flan de huevo, arroz con leche, natillas…
  • Snacks y bollería industrial: patatas fritas, palomitas, chocolatinas, palmeras…
  • Algunos alimentos preparados: salchichas de Frankfurt, croquetas de pollo, pizza, pescado empanado, lasaña de carne…

¿Y las bebidas?

Cerveza

Imagen: amiera06

Una pregunta relacionada con los productos ocasionales es por qué la pirámide española sitúa al lado de la cúspide, aunque fuera de su perímetro, una copa de vino y una jarra de cerveza. ¿Cuál es la razón de este matiz? Según Aranceta, el motivo es que las bebidas alcohólicas, además de ser líquidos, no se consideran un alimento. Sus colegas Marques y Menal manifiestan que su inclusión, aunque sea al lado de la pirámide, es un tema polémico por los perjuicios que ocasiona consumir alcohol. Además, las bebidas alcohólicas no pueden ser consumidas por todas las franjas de población. «Aunque hay que hacer todo lo posible para que no sea así, un bollo puede ser ingerido por un niño de cuatro años y por un adulto de 80, pero una bebida alcohólica, no», revelan ambas expertas a una sola voz.

Consejos del consumo moderado

Con todo, tanto Marques como Menal advierten de que en ningún caso se trata de justificar el consumode productos ocasionales, sino de regularuna evidencia: la mayor parte de la población no come únicamente productos 100 % saludables, sino también embutidos, bollos, mermeladas, palomitas de maíz… Aunque estos alimentos no resultan saludables, es posible regular su consumo para atender ciertas preferencias individuales (o patrones culturales) y que puedan integrarse de algún modo en la dieta. Ese es, precisamente, el objetivo del estudio que han publicado estas dos expertas en planificación dietética. Eso sí, para que su consumo seasostenible en términos de salud, el día que se eligeun capricho ocasional conviene hacer bien todolo demás. Es decir, seguir las pautas de una alimentación saludable: comer, al menos 700 g al día (cinco porciones) de frutas y verduras, priorizar los cereales integrales y las carnes sin grasa, practicar actividad física…

Otro consejo interesante es alternar la ocasionalidad.Así, si se toma un trozo de tarta de manzana, por ejemplo, ese día no hay que comer más productos ricos en azúcar añadido como cruasán, ensaimadas… Y todavía algo más: si un día se come un bocadillo de fuet, por poner un caso, hay que hacer uso durante el resto de la jornada de grasas saludables como el aceite de oliva, así como escoger carnes magras (pollo, pescado, pavo…). Es decir, del mismo modo que existen evidencias científicas de que el consumo frecuente de ciertos alimentos (cereales refinados, bollería, refrescos azucarados…) incrementa el riesgo de acabar desarrollando una enfermedad, también las hay de que el consumo habitual de los alimentos que conforman la base de la pirámide (fruta, hortalizas, legumbres…) reduce la sintomatología de esas mismas enfermedades.

En resumen, la recomendación más adecuadaen relación a los productos ocasionales es evitarsu consumo y, en caso de tomarlos, hacerlo encantidades muy pequeñas y muy «de vez en cuando»para atenuar los perjuicios sobre la salud que la evidencia científica les imputa.

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