Llega el verano y, con él, una gran variedad y cantidad de fruta se pase y se pudra con mucha rapidez. Una de las soluciones es elaborar frutas sin golpes, lavarlas, pelarlas, trocearlas y ponerlas a cocer con una proporción de peso entre la fruta y el azúcar, en función del dulzor propio de la fruta. Una vez cocida, se obtiene una cremosa mermelada o confitura, que se embota y se guarda con una caducidad aproximada de un año.
Conservas de frutas
Para hacer conservas de frutas, hay que limpiarlas, pelarlas y trocearlas
La mermelada es un dulce elaborado a base de frutas que antes se han troceado y cocido con azúcar, durante largo tiempo, hasta alcanzar un aspecto cremoso con pequeños trozos de fruta. La proporción de azúcar en relación con el peso de la fruta es de un 45-100%, en función del dulzor propio de las piezas.
La confitura es también un dulce de consistencia espesa obtenido de frutas enteras o troceadas. La cantidad de frutas deberá ser superior al 40% del producto final. Contiene trozos de fruta que se han cocido en un almíbar, en la proporción de ¼ litro de agua por kilo de azúcar. En este caso, la cocción es más corta que en las mermeladas para evitar que la fruta se deshaga.