Un estudio alerta del abandono de la dieta mediterránea en los países que originaron este modelo alimenticio

Grecia, Italia, España, Portugal, Chipre y Malta han aumentado el consumo de calorías en un 30% desde 1962
Por EROSKI Consumer 30 de julio de 2008

A lo largo de los últimos 45 años la dieta mediterránea, basada en el consumo de frutas y verduras frescas, «ha decaído y se encuentra en estado moribundo» en su propia área de origen, según un estudio del economista de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Josef Schmidhuber.

Las conclusiones de este trabajo indican que la creciente prosperidad de la población en Europa meridional, el norte de África y Oriente Próximo ha producido un rápido deterioro de sus hábitos alimentarios, considerados en el pasado como un modelo para el resto del mundo. La población a orillas del Mediterráneo ha utilizado sus mayores ingresos para sumar una gran cantidad de calorías procedentes de carnes y grasas a una dieta que tradicionalmente era pobre en proteínas animales. Los alimentos que consumen ahora son «demasiado grasos, demasiado salados y demasiado dulces», según Schmidhuber.

Así, la ingesta diaria de calorías en Europa se incrementó entre 1962 y 2002 de 2.960 kilocalorías a 3.340 (cerca del 20%), pero en Grecia, Italia, España, Portugal, Chipre y Malta, que inicialmente eran países más pobres que sus vecinos del norte, el aumento del consumo de calorías fue del 30%. «El mayor consumo de calorías y un menor gasto de las mismas han hecho que Grecia sea hoy el país de la Unión Europea con la media más alta de Índice de Masa Corporal, y la tasa más alta de sobrepeso y obesidad», aseguró Schmidhuber. «Hoy en día tres cuartas partes de los griegos tienen sobrepeso o son obesos», apuntó el experto.

Además, más de la mitad de los italianos, españoles y portugueses sufren igualmente de sobrepeso. Al mismo tiempo se ha producido un notable incremento de calorías y carga glicémica en las dietas de los residentes del norte de África y Oriente Próximo.

El estudio refleja que ninguno de los países de la UE sigue la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la FAO de que los lípidos no sobrepasen el 30% del total del aporte energético de la dieta, pero España, Grecia e Italia superan ampliamente este límite y se han convertido en los mayores consumidores de grasas en Europa. El país que ha registrado el mayor aumento ha sido precisamente España, en donde la grasa constituía tan solo el 25% de la dieta hace cuatro décadas y ahora supone el 40%.

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