La cuestión, sobre todo por parte de las personas mayores, de la bondad de tomar vino cada día, es un tema que a los dietistas les resulta muy familiar, pues se repite cada vez que imparten una conferencia o al hablar sobre hábitos alimentarios en la consulta dietética.
Tomar vino con la comida y con la cena, o incluso en otros momentos del día, es una costumbre tan arraigada en nuestro país, que quien tiene el hábito ni se plantea la posibilidad de que el vino pueda afectar a su salud. Son muchas las zonas del país dedicadas desde antaño al cultivo de vid y a la elaboración de caldos, muchos de ellos, de reconocido prestigio y mejor sabor. No en vano, el vino es una bebida característica de la dieta mediterránea.
Del vino se pueden destacar distintos componentes, que tras años de estudio, se han comprobado sus efectos beneficiosos para la salud. Cuando se habla de las propiedades del vino, se destaca el vino tinto, pues son principalmente, los colorantes naturales que tiñen el vino tinto de su color característico los que le proporcionan sus bondades.
- Antioxidantes: Flavonoides (quercitina) y antocianos (pigmentos vegetales presentes sobre todo en la uva negra). Durante los procesos que tienen lugar en las células se generan sustancias potencialmente nocivas para el organismo (radicales libres) y que se relacionan con arteriosclerosis, tumores y con el propio envejecimiento. Estudios recientes ponen de manifiesto que los antioxidantes naturales pueden bloquear la formación de dichas sustancias. La uva negra, al igual que el vino tinto, contiene estas sustancias.
- Resveratrol, sustancia presente sobre todo en la piel de la uva, tiene acción antifúngica (impide el crecimiento de hongos en las uvas). Los últimos estudios científicos han mostrado su eficacia al inhibir o bloquear el crecimiento tumoral.
No más de dos copas al día Se sabe, por tanto, que el vino tinto tiene propiedades saludables – también hay que decir, que estos beneficios se pueden obtener del consumo de la uva de la que procede el vino -; pero no se ha de olvidar que se trata de una bebida alcohólicas. El abuso de alcohol comporta desequilibrios nutricionales en la persona, debido en parte a trastornos digestivos (vómitos, ardores de estomago, diarreas…) y a las lesiones en las mucosas gástricas e intestinales que se producen. Estas situaciones dificultan la absorción de ciertos nutrientes, principalmente aminoácidos y determinadas vitaminas y minerales.
Se considera que 40 g de alcohol al día (1/2 litro) para el hombre y 20 g (1/4 litro) para la mujer son cantidades que el organismo puede metabolizar. No obstante, el nivel de toxicidad para el alcohol depende de distintos factores; la edad de la persona, su complexión corporal, su estado de salud o si ha consumido o no alimentos junto con la bebida alcohólica. Por este motivo, dado que el vino no solo tiene sustancias beneficiosas, las personas habituadas a beber vino deben saber que no es saludable tomar más de dos vasos al día (125 cc cada vaso). Tomar mayor cantidad comporta más perjuicio que beneficio. Y para quienes no tienen costumbre de tomar vino cada día, deben saber que consiguen el mismo beneficio siguiendo una alimentación variada que incluya verduras y frutas frescas, entre ellas la uva, alimentos todos ellos ricos en sustancias antioxidantes.