La crisis del aceite de orujo de oliva sigue siendo el principal quebradero de cabeza de la ministra de Sanidad Celia Villalobos. Ayer volvió a reiterar, en declaraciones a Catalunya Ràdio, que la paralización de la industria del orujo de aceite de oliva es un problema para el sector, pero por encima de sus intereses económicos se encuentra proteger la salud de los consumidores. Además volvió a repetir que hizo lo que era su obligación.
Villalobos, que preside hoy en Barcelona la Conferencia Sectorial del Consumo, recalcó, «he hecho lo que tenía que hacer y, a veces, tomar las decisiones que te corresponde conlleva algunas críticas, pero lo tienes que asumir». Así dijo que si durante el transcurso de esta conferencia algún representante del partido socialista le pide la dimisión, ella misma se la pediría a él.
La ministra también se ofreció a colaborar con los olivareros en el sentido de que si la existencia de benzopirenos se debe al sistema de producción del aceite, se intentaran buscar otras formulas que eviten la aparición de esta sustancia. Además añadió que la acumulación de benzopirenos es lo que puede producir cáncer.
Por último destacó que actualmente el departamento se encuentra analizando, junto con las comunidades autónomas, muestras de las partidas de aceite paralizadas para saber si tienen niveles de benzopireno por encima de lo recomendado, ya que no se trata exclusivamente de prohibir productos que presenten problemas sino que se trata de prohibir aquellos productos que no cumplan con lo científicamente establecido.
