¿Cómo cambia el cerebro de las embarazadas?

Las gestantes emplean más el hemisferio derecho de su cerebro, lo que les ayuda a hacer crecer el vínculo con sus futuros hijos
Por Cristian Vázquez 6 de abril de 2015
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Imagen: Celine Nadeau

Un estudio reciente concluye que, durante el embarazo, el cerebro de las mujeres amplía sus capacidades emocionales. Este dato se suma a otros que ya se conocían acerca de las modificaciones que el cerebro femenino experimenta en esta etapa. A continuación se explica cómo el cerebro de las gestantes desarrolla sus habilidades emocionales con el objetivo de predisponer a la madre para el vínculo con el bebé, así como otros cambios en la mente de la mujer y habilidades nuevas que adquiere el cerebro cuando se prepara para la maternidad.

Imagen: Celine Nadeau

El cerebro de las embarazadas: crecen las emociones

El cerebro de las mujeres experimenta una serie de cambios durante el embarazo sobre los cuales los científicos encuentran cada vez más detalles. Uno de los más recientes es la capacidad de desarrollar más sus habilidades emocionales, como una manera de prepararse para la conexión íntima que establecerá con el bebé.

El estudio que ha llegado a esta conclusión ha sido desarrollado por la Universidad de Royal Holloway en Londres (Reino Unido). Sus científicos han comparado las reacciones y respuestas cerebrales de 39 mujeres, 19 embarazadas y 20 madres recientes, expuestas a retratos de personas adultas y niños con distintas expresiones, positivas y negativas.

Los resultados indicaron que las gestantes usan el hemisferio derecho de su cerebro mucho más que las madres recientes, sobre todo cuando deben procesar emociones positivas. Ese hemisferio es el que está relacionado, explican los especialistas, «con las capacidades emocionales de las personas».

Objetivo: preparar a la madre para querer mucho al bebé

En palabras de Victoria Bourne, directora de la investigación, durante el embarazo «hay cambios en la manera en que el cerebro procesa los gestos faciales, los cuales aseguran que las madres están neurológicamente preparadas para conectar con sus bebés tras el nacimiento«. Es decir, el cerebro de la mujer se adapta durante esta etapa a la necesidad de establecer un vínculo con una persona a la que deberá cuidar, pero con la que no podrá comunicarse, durante un largo tiempo, más que a través de sus gestos, balbuceos y llantos.

Bourne aclara que, a partir de anteriores estudios, los expertos ya conocían que el cerebro de las embarazadas y las madres recientes se torna más sensible a las emociones, «sobre todo al observar rostros de bebés». Y que, a veces, las madres con síntomas de depresión posparto tienden a ver en las expresiones de sus hijos señales más negativas de lo que en realidad son.

Cambios en el cerebro de las embarazadas

Los cambios que se producen en el cerebro de la mujer durante la gestación son numerosos. Uno de los más curiosos fue la comprobación de que su tamaño se reduce hasta en un 7%. Científicos británicos estudiaban las diferencias entre el cerebro de las embarazadas con preeclampsia y las que no padecían este problema, pero se sorprendieron al descubrir que esta merma en sus dimensiones se producía en todos los casos.

Seis meses después del parto, en promedio, el cerebro recupera su tamaño anterior. Esta reducción coincide con ciertas «dificultades cognitivas» que las mujeres perciben en esa etapa: se sienten más despistadas, como si les costara concentrarse o recordar cosas.

Pero numerosos estudios indican que tales dificultades son normales. Lo que sucede no es, desde luego, que la mujer pierda inteligencia, sino que su centro de atención cambia: la gestante se está preparando para criar a su hijo.

Otras investigaciones, por su parte, han demostrado variaciones en el cerebro de las mujeres cuando se convierten en madres. Un caso es el que demuestra que, en esas personas, el olor a bebé es adictivo para ellas, dado que activa los mismos circuitos cerebrales que la comida para alguien hambriento o cuando se tienen relaciones sexuales.

Habilidades nuevas del cerebro para la maternidad

La asociación El Parto es Nuestro señala que «los motores del cambio que experimenta el cerebro de la mujer son las dos hormonas materiales por excelencia: la oxitocina y la prolactina». A partir de la mayor producción de estas dos hormonas, el cerebro de la mujer durante el embarazo desarrolla cuatro características especialmente útiles para la maternidad. Son las siguientes:

  • Multitarea. La maternidad mejora la memoria espacial y el aprendizaje. Como durante la crianza el niño exige una atención constante, pero no se pueden dejar de lado muchas otras actividades, las madres desarrollan la competencia de realizar varias labores a la vez.
  • Antiestrés. Esta capacidad permite a la mujer adaptarse a su nueva realidad, en particular a las muchas menos horas de sueño y de descanso.
  • Sociabilidad. Esto se refiere a dos cuestiones. Por un lado, la mujer amplía su habilidad para la comunicación no verbal, a partir de la necesidad de entender a su hijo desde que nace hasta que empieza a hablar. Por otro, mejora su capacidad de relacionarse con los demás, a fin de pedir ayuda siempre que lo necesite (y la crianza de un bebé genera que esas ocasiones sean muchas).
  • Valentía. Esta es una consecuencia directa del incremento en los niveles de prolactina. Tal como ocurre con las hembras de otras especies del mundo animal, las mujeres se vuelven muy protectoras y capaces de arriesgarse y de enfrentar el peligro para proteger a sus crías.

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