Embarazo ectópico: ¿qué es y cómo actuar?

Uno de cada 100 embarazos tiene lugar fuera del útero, lo cual hace imposible su desarrollo. Hay que estar atentos a los síntomas para evitar complicaciones
Por Cristian Vázquez 20 de octubre de 2011
Img embarazo ectopico
Imagen: J.B. Hill

Un embarazo ectópico es aquel que ocurre fuera del útero. De ahí su nombre: del griego “ek”, que significa “fuera”, y “topos”, “lugar”; o sea, un embarazo fuera de lugar. Como el útero es el único sitio donde el feto puede desarrollarse, ese bebé no puede sobrevivir. Solo el 1% del total de embarazos son ectópicos y, entre estos, la mayoría se alojan en las trompas de Falopio. Diversos estudios afirman que es así en el 98% de los casos. El resto de las veces ocurre en el cuello del útero, los ovarios y (con muy poca frecuencia) en el área del estómago.

Menos riesgos que antes

Por suerte, no deben saltar las alarmas: aunque antiguamente era muy difícil salvar la vida de una mujer que tuviera un embarazo de este tipo, en las últimas décadas el índice de mortalidad ha disminuido (en los países desarrollados) a alrededor de un 0,1%. En nuestros días, los esfuerzos médicos y científicos apuntan a que las consecuencias para la madre sean lo menos perjudiciales posibles.

¿Cuándo se produce?

Un embarazo ectópico se produce cuando el óvulo fecundado no cumple su recorrido normal hasta el interior del útero sino que se queda «atascado» -en la mayoría de los casos- en las trompas de Falopio (los conductos que unen el ovario con la matriz), debido a una afección que obstruye total o parcialmente la trompa. Los principales factores de riesgo en relación con este problema son los siguientes:

  • Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI): según los estudios, hasta un 50% de los embarazos ectópicos tienen su causa en que la madre haya sufrido esta u otras infecciones que afectan el aparato reproductor femenino.
  • Ligadura de trompas u otras operaciones: los embarazos que se producen a pesar de que la mujer se haya sometido a una ligadura de las trompas de Falopio, o los posteriores a una operación de recanalización tubárica (es decir, para volver a quedar embarazadas tras una ligadura de trompas) tienen más probabilidades de ser ectópicos.
  • Antecedentes ectópicos: en una mujer que ha tenido un embarazo de este tipo, las probabilidades de sufrir otro se incrementan en torno al 10%.
  • Tabaquismo: fumar aumenta los riesgos de padecer un embarazo ectópico, debido a que puede ocasionar retraso en la ovulación, alteración de la motilidad en el útero y las trompas y alteración de la inmunidad. No sólo eso: algunas investigaciones concluyen que el riesgo es directamente proporcional al número de cigarrillos consumidos.
  • Hay otros factores de riesgo, como defectos congénitos en las trompas de Falopio, complicaciones posteriores a una apendicitis, que la madre tenga más de 35 años o que haya tenido relaciones sexuales con muchos hombres.

Cómo detectarlo y cómo actuar

Los síntomas más notorios del embarazo ectópico consisten en dolor abdominal, amenorrea (retraso en la menstruación) y sangrado vaginal. También aparecen otros síntomas, como náuseas, fatiga, dolor en la zona del hombro y sensibilidad en las mamas. Lo ideal es, cuando se perciben estos síntomas, consultar a un especialista para que pueda determinar si se trata de un embarazo ectópico.

Antiguamente, cuando se detectaba un caso, se procedía a la intervención quirúrgica; hoy en día se prefiere el tratamiento a base de metotrexato, un agente terapéutico que se inyecta de manera intramuscular y evita el desarrollo del feto. Así se ahorran los riesgos derivados de la operación y la anestesia, la hospitalización y los gastos.

Sin embargo, muchas veces no aparece ninguno de los síntomas mencionados. Estos casos se pueden detectar en cualquier consulta gracias a métodos modernos, como la prueba de ultrasonido. Cerca de la mitad de los casos, además, se resuelve sin tratamiento, como un aborto involuntario (aborto tubárico).

El problema es cuando el embarazo ectópico no se detecta y, transcurridas unas ocho semanas de gestación, se produce una ruptura en la trompa de Falopio. Esto genera un sangrado interno, ante el cual hay que actuar con celeridad. Llegados a este punto, sí se lleva a cabo una operación (puede ser una laparoscopía o una laparotomía), principalmente para detener la pérdida de sangre, pero también para confirmar que se trata de un embarazo ectópico, interrumpirlo y reparar los posibles daños en los tejidos.

¿Y después?

El tiempo que debe dejarse pasar antes de otro embarazo dependerá de cada caso en particular. El especialista aconsejará qué plazos respetar, ya que habrá que esperar que el cuerpo de la mujer se reponga; se tendrá en cuenta también el estado en el que queden las trompas de Falopio, que suelen conservar cicatrices.

De todas maneras, muchas mujeres desarrollan embarazos normales después de uno ectópico. Es cierto que aumenta el riesgo de que se produzca otro, pero también que más de la mitad de las mujeres que sufren embarazos ectópicos tienen luego -con un tratamiento adecuado- embarazos normales y sin mayores complicaciones.

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