La bronquiolitis, más que un catarro infantil

La bronquiolitis es una infección del tracto respiratorio inferior muy contagiosa que afecta a lactantes y a niños menores de dos años
Por Jordi Montaner 29 de mayo de 2012
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Imagen: lou & magoo

Tos persistente, dificultad para respirar, pérdida del apetito y fatiga. Estas son las “tarjetas de presentación” de la bronquiolitis, una infección vírica muy contagiosa que afecta sobre todo a los bebés y a los niños pequeños. En nuestro país, es la responsable de más de 10.000 ingresos hospitalarios anuales en menores de dos años, y la primera causa de ingreso hospitalario en los bebés que aún no han cumplido el año de vida. La infección obstruye las vías aéreas bajas y, en consecuencia, dificulta la respiración. El siguiente artículo explica cómo distinguir la bronquiolitis del catarro, cuáles son los grupos más vulnerables, cómo se contagia y qué tratamiento requiere.

La bronquiolitis es la infección del tracto respiratorio inferior más frecuente en el lactante. Dos tercios de los bebés se infectan durante el primer año de vida y el 90% contrae la enfermedad una o varias veces antes de los dos años de edad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), principal causante de la bronquiolitis, es el culpable cada año del fallecimiento de casi cuatro millones de niños menores de 24 meses en todo el mundo.

En España se calcula que, cada año, uno de cada 25 bebés ingresa en un centro público por este proceso. Extremadura, Andalucía, Galicia, el norte de Cataluña, el norte de la Comunidad Valenciana y Cantabria son las áreas con tasas más elevadas de hospitalización. Aunque la media de ingreso es de siete días, el 21% de los pacientes debe permanecer en el hospital más de una semana. Esto representa una carga económica importante al Sistema Nacional de Salud, ya que el coste directo anual de hospitalización es superior a los 3,6 millones de euros.

¿Cómo distinguir la bronquiolitis del catarro?

La bronquiolitis -que afecta a lactantes y a niños pequeños- causa la inflamación de las vías respiratorias inferiores, provoca el bloqueo en la entrada del aire y una consecuente dificultad en la respiración.

La infección se caracteriza por dificultad respiratoria, tos persistente, fatiga, aumento de la frecuencia respiratoria y pérdida del apetito

A pesar de que los síntomas suelen ser similares a los de un catarro de las vías altas, los afectados manifiestan, además, tos persistente e intensa, fatiga evidente, sibilancias (sonido similar a un silbido) espiratorias, aumento de la frecuencia respiratoria y pérdida notable de apetito. Hay datos recientes que avalan una relación entre la infección por VRS antes de los dos años y un posterior desarrollo de asma.

Los grupos más vulnerables a la bronquiolitis

Los bebés prematuros, sobre todo los nacidos antes de las 35 semanas de gestación, y los que han nacido con cardiopatía congénita o con enfermedad pulmonar crónica son los más vulnerables a padecer esta enfermedad. Estos niños tienen un riesgo de hospitalización por bronquiolitis diez veces superior al de los nacidos a término.

Los lactantes prematuros tienen mayor riesgo de infección grave por VRS debido a la anatomía de sus vías respiratorias, menos desarrolladas que en los bebés nacidos a término, y con menor población de anticuerpos. Algunas investigaciones afirman que cada año un 13% de los niños prematuros ingresa en un hospital por infección causada por este microorganismo. Los expertos recomiendan a los padres de estos niños acudir al médico durante los meses de septiembre a abril para elaborar una estrategia preventiva y vigilar de cerca el debut de la enfermedad.

En este sentido, Gonzalo Cabrera Roca, del Hospital Universitario Materno-Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, recomienda a los padres de todos los bebés menores de 1 año «con signos acompañantes de infección vírica, como son enfriamiento, otitis y fiebre» consultar al pediatra.

Cómo se contagia la bronquiolitis

Al igual que en la gripe, el contagio de esta enfermedad es muy fácil. El VRS se propaga a través de las secreciones nasales, la tos y los estornudos de la persona contagiada y mediante el contacto con las manos o con los objetos que el enfermo haya tocado. Además, persiste hasta cinco horas en objetos, ropa y pañuelos. Debido a su fácil expansión, los expertos recomiendan a los padres y cuidadores una serie de medidas higiénicas:

  • Lavarse bien las manos antes de tocar al bebé.
  • Evitar toda exposición al humo del tabaco y a los entornos cerrados.
  • Evitar el contacto físico del bebé con otros menores o familiares contagiados.
  • Utilizar pañuelos desechables y tirarlos inmediatamente.
  • Limpiar a fondo los juguetes y no utilizar aquellos que hayan sido tocados por otros bebés o mayores enfermos.
EL TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VRS

No es fácil tratar la bronquiolitis dado que su manejo y abordaje no está exento de controversias. Así lo manifiesta la Guía de Práctica Clínica sobre Bronquiolitis Aguda, elaborada en 2010 por un grupo de expertos españoles en patología respiratoria del niño y en medicina basada en la evidencia. En el documento se asegura, por ejemplo, que no se han encontrado efectos en el uso de glucocorticoides, sea cual sea la vía de administración, ni en la fase aguda de la enfermedad. Ttampoco se han hallado en la utilización de antivíricos, como la ribavirina; de hecho, no se recomiendan en pacientes con bronquiolitis aguda, aunque hay datos que señalan que podría tener cierto papel en pacientes inmunodeprimidos graves infectados por VRS.

Otras modalidades de tratamiento aún no establecidas de forma definitiva son la aplicación de presión positiva en las vías aéreas, ventilación con mezcla de helio y oxígeno -sin estudios específicos suficientes en el contexto de estos pacientes – y aporte de surfactante en pacientes intubados. Una medida profiláctica ensayada es la administración de agentes biológicos, como palivizumab. Aunque los últimos estudios muestran que reduce las hospitalizaciones por VRS en pacientes de riesgo, no ha demostrado disminuir la incidencia de la enfermedad, ni la duración de la hospitalización, de la oxigenoterapia o de la ventilación mecánica, ni tampoco la tasa de mortalidad. Por todo ello, los especialistas insisten en la importancia de enfatizar en las medidas higiénicas.

Algunos expertos atribuyen cierto efecto protector a la lactancia materna. Pero para mayor defensa contra las infecciones respiratorias de vías bajas, como la bronquiolitis, este tipo de alimentación debería mantenerse más de cuatro meses. Parece -aunque esta afirmación no se sustente en suficiente evidencia científica- que los pacientes que toman leche materna tienen menor riesgo de desarrollar bronquiolitis aguda y menos probabilidades de que sea grave, en caso de sufrirla.

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